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La soledad del corredor de fondo

La legislación de las oligarquías de partidos y la engañifa parlamentaria

Una máquina de producción de leyes que nadie necesita pero inocula ideología a los ciudadanos

Pedro Gallego 19 Abr 2025 - 06:35 CET
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El Derecho no existe en España, existen leyes. Pero ¿Qué diferencia hay entre una cosa y otra? El Derecho es la costumbre, la Ley viene a positivar una serie de normas que deben estar en consonancia a la realidad y el modo colectivo de vivir de un pueblo. En el Derecho canónico no existe la palabra legalidad (legalis), existe una correspondencia entre legitimus y lex, en la que no pueden disociarse legitimidad y ley, ya que toda norma implica una legitimidad en un sentido moral o conforme a la ordenación divina.

Como nos recuerda el profesor MIGUEL AYUSO, trayendo a colación al romanista ÁLVARO D’ORS: «..en primer término, que en el lenguaje de la Iglesia no existe el término legalis, de manera que se mantiene la identificación del antiguo latín entre legitimus y lex y la indistinción entre legalidad y legitimidad. Lo que se explica por el hecho de que en la Iglesia las leyes no pueden dejar de ser conformes al derecho divino y esencial de la comunidad eclesial».

La legitimidad en España la tienen los partidos políticos, no los ciudadanos. Son los jefes de las oligarquías de los partidos quienes hacen las listas de los diputados que votan los españoles. Estos diputados están a las órdenes de su empleador, que es quien les ordena siempre lo que tienen que votar, debiendo cumplir todos ellos de manera agradecida y obediente como buenos empleados que son. Si de manera fortuita, algún despistado no lo hace, tal herejía es tratada con la terapia democrática de la disciplina de voto, que dependiendo de la prescripción del jefe de partido, hará que el empleado evolucione hacia una sanción o un despido, tal como recogen los estatutos de todos los partidos políticos en España.

Siguiendo esta estela, la COMISIÓN DE SEGUIMIENTO DEL PACTO CONTRA EL TRANSFUGUISMO, de la que forman parte las siguientes formaciones políticas: PSOE, Partido Popular, Izquierda Unida, Esquerra Republicana de Catalunya, PNV, BNG, Coalición Canaria, Partido Aragonés, Unión del Pueblo Navarro, Podemos, Ciudadanos, PSC, Foro Asturias, Partido Regionalista de Cantabria, Compromís, Geroa Bai, Galicia en Común, Catalunya en Comú, Más País, Equo, Mes per Mallorca y Agrupación Socialista de la Gomera,  nos advierte que, el diputado es un transfuga y un traidor si no vota lo que le ordena su partido:

– “A los efectos del presente Acuerdo, se entiende por tránsfugas a los y las representantes locales, autonómicos y estatales que, traicionando al sujeto político (partidos políticos, coaliciones o agrupaciones de electores) que los y las presentó a las correspondientes elecciones, hayan abandonado el mismo, hayan sido expulsados o se aparten del criterio fijado por sus órganos competentes.

Se considerará tránsfuga asimismo la persona electa por una candidatura promovida por una coalición, si abandona, se separa de la disciplina o es expulsada del partido político coaligado que propuso su incorporación en la candidatura, aunque recale en otro partido o espacio de la coalición, sin el consentimiento o tolerancia del partido que originariamente lo propuso”.

La locución schmittiana «der motorisierte Gesetzgeber», el legislador motorizado, denunciaba cómo el Gobierno mediante decretos-leyes puede suplantar al legislador. En el caso de los países como España, donde existe una partitocracia (voz italiana traída a España por GONZALO FDZ. DE LA MORA), o dicho más técnicamente, un Estado de Partidos (Partien-Staat), es todavía más fácil y por tanto más grave, ya que, al no existir separación de poderes ni representación, el Gobierno desde el banco azul del Parlamento, aprueba las Leyes que luego ejecuta. Hay que recordar para algunos que; en los Estados de Partidos, como es el caso de España, cohabitan en la misma persona el Poder legislativo y el Poder ejecutivo, representado en las formas de: diputado y ministro, o diputado y presidente del gobierno. Ejemplo de lo anterior actualmente serían, María Jesús Montero y Pedro Sánchez, respectivamente.

La nomorrea de leyes positivas, convierte a la norma en una herramienta que deja de cumplir su función, que como advirtió IHERING es; resolver un conflicto de intereses.  Solo entre 2019 y 2024, el Congreso de los Diputados y el Senado aprobó un total de 246 leyes. De ellas, 132 normativas que regulan lo marcado por las instituciones de la Unión Europea.

Es la clase política, las oligarquías de los Estados de Partidos, quienes crean artificialmente un conflicto o problema que no existe en la sociedad civil, con la única finalidad de perpetuarse en el poder inoculando ideología, cumpliendo con dos objetivos: captar y obtener votos en primer lugar, para posteriormente crear votantes cautivos. En este contexto, el legislador, que son los Partidos políticos devenidos facciones, no persigue otro propósito que el de inhibir, modificar e interrumpir, la forma natural de las relaciones sociales, cambiando en este sentido, el modo colectivo de vivir de los ciudadanos a través de normas que no demanda nadie, principalmente mediante Leyes ideológicas completamente al margen de la realidad objetiva.

Para esta operación, la corrupción política corrompe y destruye el lenguaje, pasando de ser el vehículo del pensamiento a su camisa de fuerza, impidiéndole brotar a éste, al no poder escapar aquél de un sendero ideológico impuesto previamente. Lo importante es; lo que uno se siente, no lo que es. Hoy los hechos ya no son los hechos porque dependen del sentimiento de cada cual.

Hablamos por convención este artículo de Parlamento, pero no existe por definición en los Estados de Partidos, Parlamento, ya que no habita un átomo de representación del elector en ellos, al no concurrir el precedente principio electivo del diputado. Como dijimos antes, el diputado es un empelado del Jefe del partido, ni representa ni puede representar a ningún ciudadano, sino únicamente al Partido que lo ha colocado en su escaño (GERARD LEIBHOLZ). Existen votantes, no electores. Los votantes refrendan las listas de partidos que le entregan, no eligen a ningún diputado, como por el contrario ocurre en un sistema uninominal por distrito.

A pesar de que en Inglaterra el primer ministro se elige dentro del Parlamento, y no hay por tanto separación de poderes, si existe representación, ya que los diputados son elegidos por los electores uninominalmente en sus distritos. En el presidencialismo de EEUU, si existe una separación de poderes en origen y por tanto una democracia representativa, ya que hay una elección a la Cámara de Representantes; donde se eligen sus congresistas uninominalmente en 435 distritos, y por otro lado, de manera separada; unas elecciones presidenciales.

Como contraste, en un Estado de Partidos como España, el colmo de la obscenidad se presenta cuando existe un Partido con mayoría absoluta: el PSOE de FELIPE GONZÁLEZ, con 202 escaños en las elecciones de 1982, el PP de AZNAR, con 183 escaños en las elecciones del año 2000 y el PP de RAJOY, con 186 escaños en 2011, pues en estos casos, se aprueba y ejecuta la Ley directamente por el Gobierno, es decir, por la orden de un solo Jefe de partido, sin la necesidad de recurrir al (todavía más obsceno) mercadeo del consenso con el resto de oligarcas. Según lo anterior, ¿qué diferencia habría con el franquismo?

La Constitución del 78, la cual muy orgullosa presume de acoger en su seno a todos los enemigos de la Nación, es el origen seminal de todos los males que padecemos, el «der satz vom grund», el Principio del Fundamento. Gracias a esta carta otorgada, los irresponsables e insolventes mentales de las oligarquías de partidos en España, han podido implantar todo tipo de leyes que nadie demanda y que han destruido su sociedad y su comunidad, en la definición (si se quiere) que da a estos términos TÖNNIES. En nuestro sistema partitocrático, el Parlamento es una cámara estéril, una engañifa, donde se escenifica teatralmente con actores muy malos, una supuesta discusión política de la que ya sabemos el resultado de su votación de antemano.

Lo más grave es, que con este sistema a los ciudadanos solo les cabe indignarse, ya que no tienen ninguna herramienta para combatir este suicidio nacional, determinado en gran medida actualmente, además, por todas las corruptas Instituciones europeas.

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