Alfonso Rojo: “La guerra sucia de Sánchez, los sudores de la sauna gay y los pecados del fiscal”

Que algo sea legal no lo hace automáticamente moral o decente.

¿Es jurídicamente válido abrazarse a los proetarras para que te permitan okupar La Moncloa?

¿Lo es amnistiar a separatistas prófugos a cambio de sus 7 votos?

Según Cándido Conde Pumpido y los paniaguados de la Brunete Pedrete periodística si, por mucho a a otros nos parezca impúdico y hasta repugnante.

Pero hay días en los que los astros se alinean. Y lo que es nauseabundo para el ciudadano de bien, cristaliza como punible en el Código Penal.

Hoy, con la Justicia poniendo los puntos sobre las íes, queda patente lo que algunos llevamos diciendo desde hace muchos meses: estos tipos que nos malgobiernan desde hace siete años son una mafia sin parangón en Occidente.

La mugre pringa al hermano de Sánchez, a su mujer ‘catedrática’, a la mitad de sus ministros, a sus sicarios de confianza y hasta a su fiscal general del Estado.

Este último, según explican los jueces, delinquió ‘por indicación’ de la Presidencia del Gobierno, lo que reafirma la tesis de que todos los caminos de la corrupción socialista llevan al Nº-1.

Sin él, sin el ‘capo’, nada hubiera sido posible.

Hay tantos casos, escándalos, procesamientos y frentes abiertos en el PSOE, que el amo del cotarro seguro que agradece la aparición de nuevas barbaridades para no tener que dar explicaciones sobre las antiguas.

Y a eso y a la proverbial memoria de pez de la sociedad española, se agarran desesperados en La Moncloa.

¿Quién se acuerda del Tito Berni? ¿O de las sobrinas cachondas de Ábalos?

Ni siquiera se habla ya del furgón de putas, de la orgía del Parador de Teruel o de las cuentas trucadas en la sauna gay del suegro de Sánchez.

Todo va a velocidad de relámpago.

Hoy, el plato del día es que el fiscal general del Estado, el que borraba móviles y destruía pruebas,  quien va p’alante por revelación de secretos.

La salida en tromba de los mamporreros del régimenen en su defensa, alegando que todo es una ‘conspiración’ de reporteros no adictos y de jueces rencorosos, es patética.

García Ortiz es más culpable que Judas y si en España hay Justicia digna de ese nombre, tendría que terminar en la cárcel, a ser posible compartiendo celda con su jefe Pedro Sánchez.