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En la vengativa Ley de José Luis Rodríguez Zapatero de Memoria Histórica, llamada oficialmente Ley 52/2007, de 26 de diciembre, se reconocen y amplían derechos a quienes padecieron persecución o violencia durante la Guerra *(in)*Civil y la Dictadura.
Y en la posterior y deleznable de Pedro Sánchez Pérez-Castejón, Ley 20/2022, de 19 de octubre, llamada de Memoria Democrática, se prevé la retirada de símbolos franquistas y la revisión de condecoraciones, pero no dice nada sobre homenajes públicos a los independentistas que dieron un golpe de Estado en Cataluña y a los terroristas etarras que asesinaron a más de mil españoles.
En ambos casos porque los coautores de semejante texto legal fueron los golpistas y los herederos de los terroristas, y porque la Justicia considera que la libertad de expresión ampara tales indecencias.
Los españoles estamos demostrando tener unas tragaderas por las que pasa la mierda a raudales. Porque bailar sobre los muertos y exaltar a los pistoleros asesinos de ETA como héroes del pueblo no sólo humilla a las víctimas, sino que orilla al Estado y desprecia a los ciudadanos de una histórica Nación en fase de desguace por mor del silencio cómplice de las autoridades nacionalistas.
De un Gobierno negligente que tiene en los herederos de la banda a unos fieles socios y de unas instituciones, como la Fiscalía General y el Tribunal Constitucional, presas de un autócrata que responde al nombre de Pedro Sánchez.
Tiene razón Daniel Portero, presidente de Dignidad y Justicia, en su artículo en ABC titulado “Justicia…¿para cuándo?”.
Dice que “la Audiencia Nacional no lo quiere ver (los nombres de los terroristas que figuran y se enaltecen en las fiestas populares en el País Vasco), lo quiere obviar justificándose en una supuesta libertad de expresión.
Me imagino que si se tratara de un acto de enaltecimiento del franquismo, seguramente actuaría de manera inmediata porque las órdenes de la Fiscalía General serían claras para prohibirlos y, además de sancionarlos económicamente, se actuaría de forma preventiva para evitar los actos de enaltecimiento.
Sin embargo, las víctimas de ETA seguimos en el vagón de cola, tenemos que seguir aguantando el escarnio anualmente sin que haya multas, sin que haya reproche penal, ni absolutamente nada, simplemente por un puñado de votos de sangre que son los que apoyan a un Gobierno muy débil, dirigido por Pedro Sánchez, y apoyado, entre otros, por Bildu, partido político que desde 2011 ha llevado en sus listas electorales a casi 100 terroristas, muchos de ellos con delitos de sangre.
Pero el juez prefiere seguir los postulados y argumentaciones erróneas de la Fiscalía en este caso concreto. Expresa una argumentación sobre lo que es o no es humillar, sin considerar ni tener en cuenta la sentencia del pasado mes de junio en la que los propios etarras reconocieron que este tipo de actos humillan a las víctimas del terrorismo”.
JORGE DEL CORRAL Y DIEZ DEL CORRAL
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