Hoy pensaba hablar sobre INDRA, pero he pensado que es mejor dejar ese tema a la eficiente UCO, para que le saque los colores a la oposición, y, al tiempo, lave el honor de los que, en su momento, fuimos tachados de ´conspiranoicos´. Dicho esto, tan solo recalcar que la imagen de hoy, corresponde a este preámbulo, y no a mi escrito sobre la Sarcopenia:
Fue a partir de los 60 años cuando comencé a notar el bajón. Al cumplir los 70, la pérdida de vigor y fortaleza física, era ya brutal.
Andar, subir escaleras, o levantar peso, se habían convertido en un querer y no poder. Sin embargo, este deterioro no me suponía ningún trauma personal, al achacar mi desgaste, a la edad, y haberlo aceptado, estoicamente, como algo natural.
El descubrir que ya era viejo, no me producía infelicidad, sino todo lo contrario. Mi deterioro me daba risa, y al mismo tiempo paz, posiblemente por pensar que ya me quedaba menos tiempo de estar en el convento. Ventajas, ante la muerte, de ser creyente.
Posiblemente, la paz que sentía fuera debida, al convencimiento de lo mucho que había exprimido el limón de la vida, tanto en el aspecto físico, como en el mental. Porque el intelectual y cultural, lejos de mermar, sigue creciendo, exponencialmente, con cada nueva cana.
Así pues, y gracias a mi indomable vicio de investigar, leer y estudiar, descubrí que, si bien mi deterioro era natural, se podía enmendar.
Hace dos meses del descubrimiento, y tan solo en ese tiempo, una vez comprendida la causa de ´la vejez´, y ponerme manos a la obra, puedo decir que he recuperado el 80% de la masa muscular perdida con los años. El problema que tenía, como tienen casi todas las personas a partir de los 50 años, se llama SARCOPENIA, o, el vampiro silencioso, como lo llamo yo.
La sarcopenia es la pérdida de masa, fuerza y función del músculo, debido al envejecimiento. Se manifiesta en debilidad, cansancio, lentitud de marcha y dificultad para realizar actividades diarias, pudiendo aumentar el riesgo de caídas y otras lesiones graves. La clave para prevenirla o reducirla es la actividad física de resistencia y una adecuada alimentación rica en proteínas. Esta es la teoría que nos ofrece la IA.
Pues bien, a lo nos cuenta la luciferina IA, un servidor añadiría que este fenómeno comienza a actuar a partir de los 33 años, siendo al principio casi indetectable, hasta llegar a los 50 años que es cuando ´coje carrerilla´, acelerándose exponencialmente. Lo repugnante de la sarcopenia es su proceso: Es por las noches cuando ´el cuerpo´ se va comiendo la masa muscular, si no se ponen los medios para evitarlo.
No basta con hacer ejercicio, si éste no va acompañado de un aumento notable en el consumo de proteína y aminoácidos esenciales. De hecho, el ejercicio en sí mismo, sin proteína, hace que la masa muscular se degrade antes.
Para que lo comprendamos mejor, una persona de 60 años necesitaría consumir el triple de proteína diaria, que una persona de 30 años, a lo que habría que añadir aminoácidos y ejercicio físico. En mi caso, pesas y subir y bajar escaleras, hasta que los músculos arden y colapsan. Pero ello, poco a poco, sin radicalismos, incrementando diariamente las repeticiones. El efecto, en solo dos meses, ha sido milagroso.
Y todo ello, sin suplementos proteicos, pero si centrándome en consumir alimentos ricos en proteína y fibra. Esto no hace que bajes de peso, pero sí que tu cuerpo se modele.
Hay un montón de información en Internet sobre la sarcopenia y cómo combatirla, pero no toda es fiable, ni recomendable. Mi consejo es acudir a un especialista, a pesar de que un servidor, autodidacta impenitente, no lo ha hecho.
He seleccionado, como comienzo, el que para mí es el vídeo más fiable sobre la sarcopenia y su corrección:
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