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Zapatero no ha entendido nada o no quiere entender nada

Paro masivo hasta 2013

El Gobierno ZP sigue instalado en su mensaje de que se han hecho las cosas cuando había que hacerlas

01 Jun 2010 - 09:58 CET
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El Consejo de Ministros aprobaba el pasado viernes el nuevo cuadro macroeconómico y el techo de gasto.

Según ese escenario y después del decretazo que soportaremos, con especial virulencia los pensionistas, funcionarios y dependientes, la economía española no dará síntomas de mejoría y el paro seguirá instalado en los cuatro millones hasta al menos 2013.

El Gobierno sigue instalado en su mensaje de que se han hecho las cosas cuando había que hacerlas y no se da por enterado de que sin reformas de calado es más que probable que ni siquiera en 2013 los españoles hallamos de esta virulenta crisis que empezó allá por 2007.

Zapatero, a pesar del varapalo que le han propinado en el Congreso y la nueva rebaja del rating de la deuda, no ha entendido nada o no quiere entender nada.

El techo de gasto aprobado reduce los gastos apenas un 7% sobre un presupuesto que ya estaba desfasado con la realidad.

Y de las reformas nada de nada. Sigue sin haber en el horizonte ni una sola medida que genere actividad y, por tanto, empleo e ingresos. Difícilmente, como ya ha adelantado el PP, se podrá cumplir el cuadro macroeconómico diseñado.

Es un nuevo brindis al sol que no nos podemos permitir. Demonizar al PP, a una gran mayoría de economistas y expertos o a los organismos internacionales y nacionales que instan al Gobierno a hacer reformas es una tapadera del fracaso de Zapatero que dudo mucho le sirva para remontar su pésima imagen ganada a pulso.

El presidente es hoy el problema por la desconfianza que genera y ni el decreto aprobado ni el nuevo tributo a los ricos van a cambiar esa percepción.

El dinero está huyendo, el que podría invertir espera y la sociedad está más que asustada. Zapatero ha creado tal bola de desconfianza y desesperanza que debe dejar paso a otros.

El espectáculo de un Gobierno como pollo sin cabeza, haciendo las cosas obligado y a remolque de las circunstancias no nos lo podemos permitir.

NOTA.- este artículo se publicó originalmente en La Gaceta.

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