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Turismo Cultural y Patrimonial

La Pasión que cruzó el Duero: Cómo la Semana Santa Rural de Valladolid conquistó Oporto

La exitosa acción ‘Douro da Paixão’ refuerza los lazos entre España y Portugal y proyecta un patrimonio devocional único más allá de las fronteras, impulsando un corredor cultural ibérico

Ana Rojo 14 Dic 2025 - 18:55 CET
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La magia de la Semana Santa rural, esa que late en los pueblos y en las plazas menos transitadas, acaba de dar un salto extraordinario. No ha necesitado barcas ni puentes romanos, le ha bastado con el cauce compartido del Duero y una pasión que, al fin y al cabo, es un lenguaje universal. Hace apenas unos días, en el vibrante corazón de Oporto, la provincia de Valladolid no solo presentó una exposición. Plantó una semilla de devoción, historia y arte que los portugueses han regado con una curiosidad y una calidez que confirmaron algo que ya se intuía: el turismo cultural y espiritual es un puente natural entre ambos lados de la frontera.

Todo gira en torno a la iniciativa “Douro da Paixão: Semana Santa Rural en Valladolid (España)”. No es un nombre casual. El río Duero, que vertebra geografías y economías, sirve ahora de metáfora perfecta para unir tradiciones. La Diputación de Valladolid lo tenía claro: Portugal, y en especial su norte, es un público natural. Comparten la devoción, la solemnidad, la atracción por un patrimonio histórico tangible y, sobre todo, la búsqueda de experiencias auténticas más allá de las rutas masificadas. Por eso, una delegación nutrida, con alcaldes, concejales y representantes de las Juntas de Cofradías de una docena de municipios –desde Alaejos y Cuenca de Campos hasta PeñafielMedina de Rioseco o Tordesillas– viajó a la ciudad invicta entre el 12 y el 14 de diciembre.

El epicentro de esta aventura fue la Capela de Nossa Senhora da Boa Hora de Fradelos, un rincón cargado de historia en el centro de Oporto. Allí, el sábado 13 de diciembre, se inauguró la exposición “Penitencia y Gloria. Provincia de Valladolid”. No era solo una colección de fotografías. Era una ventana abierta a un mundo de siglos de tradición. Imágenes que capturan el silencio roto por el sonido de una corneta, el brillo de la plata bajo los cirios, el peso de los pasos, la expresión tallada en la madera de un Cristo. Pero la gran sorpresa, el elemento que logró traspasar la vitrina y llevar al visitante directamente a Castilla, fue el cofrade interactivo.

Imagínatelo: unas gafas de realidad virtual que, en su versión en portugués, te transportan a la plaza mayor de un pueblo vallisoletano un Jueves Santo. De repente, estás allí, inmerso en la procesión, sintiendo la cercanía de los pasos, la emoción contenida en los rostros. Es una herramienta brillante porque no habla de turismo, lo genera. Crea el deseo. Y el público portugués que se acercó a la capela respondió con auténtico interés. La presencia de Yolanda Burgoa Durán, diputada de Educación y Cultura, junto a autoridades como José Cancela Moura, vicepresidente de Turismo Porto e Norte de Portugal, y Emanuel Gomes, de la hermandad anfitriona, dio fe de la importancia institucional de este gesto. Pero el verdadero éxito lo midieron los ciudadanos de a pie que se quedaban embobados frente a las imágenes, preguntando por los horarios, por los pueblos.

Esta acción no surgió de la nada. Se enmarca en una estrategia consciente y perseverante de la Diputación por consolidar un corredor cultural ibérico. El norte de Portugal es un aliado estratégico por proximidad y por afinidad. Aquí no se vende solo un viaje, se ofrece una experiencia hermanada. De hecho, la agenda en Oporto incluyó la tradicional reunión anual de coordinación entre la institución provincial y los representantes municipales y cofrades, celebrada en el Legendary Porto Hotel. Allí se sentaron las bases y se afinaron los detalles para la promoción de la Semana Santa de 2026. Es un trabajo en equipo, constante, donde la proyección exterior es una pieza fundamental.

Para que el eco de lo vivido en Oporto no se quedara solo en la anécdota, se puso en marcha otro pilar clave: la creación de contenido de valor. Bajo la dirección del periodista especializado Ángel Cuaresma, se grabaron durante esos días recursos audiovisuales que recogen testimonios, interpretaciones históricas y, sobre todo, la atmósfera de este encuentro. Este material no es un mero archivo. Será la gasolina para la promoción futura, la manera de contar esta historia en redes sociales, webs y medios, proyectando la identidad cultural vallisoletana con una potencia narrativa que va más allá del folleto informativo.

¿Qué significa todo esto a largo plazo?

Más que un simple acto de promoción, la presencia de “Douro da Paixão” en Oporto es una declaración de intenciones. Reafirma el compromiso de Valladolid con la proyección internacional de su Semana Santa rural, una seña de identidad que tiene la declaración de Fiesta de Interés Turístico en numerosos municipios. Pero lo hace desde la cooperación, no desde la mera oferta. Se trata de crear diálogo, de tejer alianzas con instituciones portuguesas y de abrir vías de colaboración que perduren en el tiempo. El turismo patrimonial y espiritual es un sector en crecimiento, y experiencias como esta posicionan a la provincia en un lugar privilegiado.

El viaje de vuelta desde Oporto debió de ser diferente. Con la satisfacción de una misión cumplida, sí, pero también con la certeza de haber encontrado un público receptivo y con ganas de descubrir. La semilla está plantada. Ahora, mientras la exposición permanece abierta en Fradelos hasta febrero de 2026, toca regarla con más cooperación, más proyectos compartidos y la ilusión de que, muy pronto, muchos de los que se pusieron aquellas gafas de realidad virtual en Oporto, estén pisando la tierra de los páramos castellanos, siguiendo el curso inverso del Duero, guiados por la misma pasión.

Ana Rojo

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