Estamos ante una imagen de marca consolidada. La frescura tolcachir, el método colectivo tolcachir, la receptividad tolcachir y el humor tolcachir contra todo prejuicio intelectual y toda tesis. El patriarca propone y la familia dispone: ‘Cinco años después de ‘La omisión de la familia Coleman’ -dice Tolcachir- nos volvimos a meter en una sala de ensayo, muchísimas representaciones en el medio, muchísimos viajes y experiencias maravillosas compartidas y una inmensa necesidad de volver a jugar juntos, desde éstos que somos ahora. Fue emocionante descubrir que nunca me voy a cansar de descubrirlos (a sus actores/colegas de Timbre 4) en su infinito talento y capacidad de entrega’. Es de suponer que en esta familia como en todas, habrá sus más y sus menos. Pero lo que vienen a expresar ellos y sus obras es que puede que haya muchas clases de familia, pero que algo de eso hay que tener para aguantar el tránsito.
‘Es una historia de amor, y también es una historia de aceptación. La posibilidad de una construcción diferente de familia’. Si en La omisión de la familia Coleman, Claudio Tolcachir (Buenos Aires, 1975) desentrañaba con humor cáustico las miserias de un clan familiar y en Tercer cuerpo nos introducía en la rutina de una oficina tan destartalada como sus moradores, con El viento en un violín explora la fragilidad de una generación condenada a morir inmadura, a vivir imitando, carente de fuerza de voluntad, la más importante de todas las cualidades humanas según Charles Baudelaire, ahíta de quejas infundadas, que elige sin elegir y nunca toma decisiones sinceras.
Tolcachir es la antitesis y la respuesta al fenómeno Almodóvar (no hablamos de la persona), autenticidad frente a oportunismo, modestia frente a vanidad, discreción frente a protagonismo. Buenos Aires ha cogido el relevo de Madrid, que falta hacía. Vienen del infausto corralito y anuncian lo que está por llegar aquí. Vayámonos preparando para un cambio doloroso y fructífero en el mundo de la cultureta y la subvención.
Ahora hay que sobrevivir al éxito, que los que lo tienen dicen que es más difícil que hacerlo al fracaso.
Aproximación al espectáculo (del 1 al 10)
Texto, 8
Dirección, 8
Escenografía, 8
Interpretación, 8
Realización, 8
Producción, 8
EL VIENTO EN UN VIOLÍN
Duración aproximada: 1 hora y 30 minutos (sin intermedio)
Naves del Español – Matadero Madrid,
Del 18 de mayo al 5 de junio
Intérpretes:
Lena: Inda Lavalle
Celeste: Tamara Kiper
Mecha: Miriam Odorico
Dora: Araceli Dvoskin
Darío: Lautaro Perotti
Santiago: Gonzalo Ruiz
Escenografía: Gonzalo Córdoba Estevez
Iluminación: Omar Possemato
Diseño espacial: Claudio Tolcachir
Asistencia de dirección: Melisa Hermida
Distribución España: Producciones Teatrales Contemporáneas S.L.
Producción general: TEATRO TIMBRE 4// Jonathan Zak y Maxime Seugé
Libro y dirección: Claudio Tolcachir
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