Más información
El apagón eléctrico masivo que sacudió España y Portugal el pasado 28 de abril ha dejado al descubierto una realidad incómoda: nuestra dependencia absoluta de la electricidad para mantener las comunicaciones.
Mientras que el suministro eléctrico se ha ido restableciendo progresivamente y muchos hogares ya disfrutan de conexión WiFi e Internet por cable, la cobertura de telefonía móvil sigue presentando problemas significativos en numerosas zonas del país.
Este fenómeno, que ha dejado incomunicados a millones de españoles durante horas e incluso días, tiene una explicación técnica que revela la complejidad y vulnerabilidad de nuestra infraestructura de telecomunicaciones. La pregunta que muchos se hacen es: ¿por qué podemos navegar por Internet en casa pero no tenemos cobertura en nuestros móviles?
La telefonía móvil depende de una extensa red de antenas distribuidas estratégicamente por todo el territorio nacional. Estas estaciones base son las encargadas de emitir y recibir las señales necesarias para que nuestros dispositivos móviles se conecten a la red. Sin embargo, para su funcionamiento, requieren un suministro constante de electricidad.
Cuando se produce un corte de energía generalizado, como el que vivimos esta semana, estas antenas cuentan con sistemas de respaldo como baterías o generadores que les permiten seguir operando temporalmente. El problema es que estos sistemas tienen una autonomía muy limitada, que según informan compañías como Vodafone y Movistar, oscila entre dos y ocho horas dependiendo del equipo y su mantenimiento.
Una vez agotada esta energía de reserva, las antenas dejan de funcionar por completo, provocando que los usuarios pierdan la cobertura de voz, datos móviles o ambos servicios. Vodafone, por ejemplo, logró mantener activa su red móvil en un 70% de los casos gracias al uso de estos sistemas de emergencia, pero incluso esta cifra relativamente alta significa que tres de cada diez usuarios quedaron sin servicio.
El efecto dominó en las telecomunicaciones
El problema no se limita únicamente a la falta de energía en las antenas. La telefonía móvil forma parte de un ecosistema más amplio que incluye centros de datos y tendidos de fibra óptica. Si los centros que gestionan las llamadas o el tráfico de datos pierden su suministro eléctrico y sus propios sistemas de respaldo fallan, regiones enteras pueden quedar completamente incomunicadas.
Además, durante un apagón generalizado surge otro factor determinante: la congestión de las redes. Cuando millones de personas intentan comunicarse simultáneamente para informar sobre su situación o contactar con sus seres queridos, se produce una saturación que colapsa la capacidad de la red, ocasionando fallos adicionales en el servicio.
Internet en casa: una recuperación más rápida
A diferencia de las redes móviles, la conexión a Internet por cable o fibra óptica en los hogares se restablece casi inmediatamente después de recuperar el suministro eléctrico. Esto se debe a que el usuario solo necesita que su router vuelva a tener energía para reconectarse a una infraestructura que, en muchos casos, ya está operativa gracias a sistemas de respaldo más robustos en los centros de datos principales.
Los grandes nodos de Internet están mejor preparados para situaciones de emergencia, con generadores de mayor capacidad y sistemas redundantes que garantizan su funcionamiento incluso durante apagones prolongados. Una vez que la electricidad regresa a los hogares, los routers se encienden y la conexión se restablece automáticamente.
Alternativas durante la crisis: la conexión satelital
Durante el apagón, un pequeño grupo de usuarios apenas notó el colapso en las comunicaciones: aquellos que contaban con conexión satelital como Starlink. Estos sistemas, al no depender de la infraestructura terrestre, continuaron funcionando con normalidad mientras el resto del país quedaba incomunicado.
Enric, un usuario de Starlink, compartió su experiencia: mientras sus vecinos no podían usar WhatsApp ni teletrabajar, él mantuvo toda su conectividad como si nada hubiera ocurrido. Su iPhone, iPad y Mac seguían conectados a Internet gracias a la antena satelital instalada en su hogar.
Otro caso destacable fue el de Alex, un youtuber de Málaga, quien perdió la electricidad durante más de cinco horas y no recuperó la conexión móvil hasta el día siguiente. Sin embargo, gracias a Starlink, mantuvo su conexión a Internet durante todo el apagón, incluso con velocidades superiores a las habituales: «unos 300 MB de descarga y 30 MB de subida».
La inteligencia artificial como aliada en la prevención de crisis
En el contexto de esta crisis de comunicaciones, es importante destacar cómo los avances en inteligencia artificial podrían ayudar a prevenir o mitigar situaciones similares en el futuro. La IA está transformando la gestión de infraestructuras críticas, permitiendo predecir fallos y optimizar recursos.
Para 2030, se proyecta que la inteligencia artificial aportará aproximadamente 13 billones de dólares a la economía global, impulsando un aumento anual del 1,2% en el PIB mundial, según datos de McKinsey. A medida que avanzamos hacia finales de 2025, Gartner anticipa que el 75% de las empresas pasarán de proyectos piloto de IA a operaciones a gran escala.
En el ámbito de las telecomunicaciones, la IA podría revolucionar la forma en que gestionamos las redes. Los sistemas de aprendizaje profundo ya están siendo implementados para predecir picos de demanda y redistribuir recursos automáticamente, lo que podría evitar la congestión durante situaciones de emergencia como la vivida esta semana.
Ciberseguridad: el otro gran desafío tras un apagón
Otro aspecto crítico que ha quedado en evidencia tras el gran apagón es la vulnerabilidad de nuestros sistemas desde el punto de vista de la ciberseguridad. Cuando las redes se caen y posteriormente se restablecen, se abren ventanas de oportunidad para ciberataques.
En 2025, estamos presenciando la implementación cada vez más generalizada del enfoque de seguridad Zero Trust, que opera bajo el principio de «nunca confiar, siempre verificar». A diferencia de los modelos tradicionales centrados en proteger el perímetro, Zero Trust asume que pueden existir amenazas tanto fuera como dentro de la red.
Este enfoque resulta particularmente relevante en situaciones post-apagón, cuando los sistemas se reinician y las configuraciones de seguridad podrían no activarse correctamente. Cada solicitud de acceso, independientemente de su origen, se trata como una amenaza potencial, requiriendo una verificación de identidad rigurosa y controles de acceso estrictos.
Además, se espera un avance significativo en el desarrollo de protocolos de seguridad estandarizados para dispositivos IoT, incluyendo estándares de cifrado universales y certificaciones de seguridad obligatorias. Esto es especialmente importante considerando que muchos dispositivos conectados pueden quedar expuestos tras un corte generalizado.
El futuro de las comunicaciones en situaciones de emergencia
El apagón masivo ha servido como una llamada de atención sobre la necesidad de reforzar nuestras infraestructuras críticas. Las operadoras de telefonía móvil ya están evaluando cómo mejorar sus sistemas de respaldo para garantizar un servicio más resiliente ante futuras crisis.
Una de las tecnologías más prometedoras es la conexión directa a satélites desde los teléfonos móviles, sin necesidad de antenas o routers adicionales. Starlink ya ha lanzado en Estados Unidos, Chile y Perú su servicio «Starlink Direct to Cell», que permite a cualquier smartphone compatible conectarse directamente al satélite cuando no hay cobertura terrestre.
Esta tecnología, similar al sistema de emergencias SOS de Apple pero con capacidad para comunicaciones completas, podría revolucionar la forma en que nos mantenemos conectados durante desastres naturales o apagones masivos.
Mientras tanto, la prensa internacional ha seguido con atención el desarrollo de esta crisis en España. Medios como Washington Post, Der Spiegel y Al Jazeera han destacado cómo el apagón paralizó el país, afectando a trenes, semáforos y, por supuesto, a la cobertura de los teléfonos móviles.
El gran apagón de abril de 2025 pasará a la historia como un recordatorio de nuestra dependencia tecnológica y de la necesidad de desarrollar infraestructuras más resilientes. La recuperación desigual entre las conexiones fijas y móviles ha evidenciado las diferentes vulnerabilidades de cada sistema y la importancia de contar con alternativas de comunicación para situaciones de emergencia.
Más en Herramientas
CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL
QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE
Buscamos personas comprometidas que nos apoyen
CONTRIBUYE
Home