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En La Retaguardia de este jueves 27 de noviembre, Eurico Campano analiza con Milagros Marcos todos los detalles de la comparecencia de Ábalos y Koldo hoy ante el Tribunal Supremo con la amenaza seria de que ambos salgan del despacho del juez camino a la cárcel.
Ante esa posibilidad, en los últimos días, Koldo y Ábalos han decidido jugar su última baza antes de que los tribunales cierren la puerta tras él. En un giro sorprendente de su defensa, el exministro de Transportes y antiguo secretario de Organización del PSOE ha pasado de un silencio cómplice a lanzar ataques directos contra los miembros más destacados del Gobierno de coalición. Todo esto ha sucedido en apenas veinticuatro horas, justo entre un miércoles cualquiera y su comparecencia ante el Tribunal Supremo, que podría marcar un cambio drástico en su futuro.
La Fiscalía Anticorrupción ha solicitado para Ábalos una condena de veinticuatro años de cárcel por prevaricación, cohecho y otros delitos relacionados con el conocido «caso Koldo», una trama de corrupción que emergió como un incómodo fantasma durante la pandemia. En este clima de incertidumbre judicial, el exministro ha optado por una táctica que muchos analistas consideran como el último recurso de los políticos acorralados: convertirse en una amenaza viva para sus antiguos compañeros.
La mañana del miércoles 26 de noviembre, desde su cuenta en X, Ábalos confirmó públicamente lo que hasta ese momento había permanecido en el ámbito de rumores y acusaciones por parte de la oposición: la existencia de una reunión en 2018 entre Pedro Sánchez, el terrorista y secuestrador Arnaldo Otegi y Santos Cerdán en un caserío vasco, donde supuestamente se pactó el apoyo del comando político de ETA a la moción de censura contra Mariano Rajoy. Con una precisión casi quirúrgica, el exministro afirmó: «Sobre la reunión del presidente Pedro Sánchez, Santos Cerdán y Arnaldo Otegi en 2018 en un caserío para negociar la moción de censura contra Rajoy, solo puedo decir lo que me contaron fuentes presenciales, y es que esa entrevista existió». No presentó pruebas documentales ni vídeos comprometedores; simplemente corroboró lo que le habían relatado personas presentes. Sin embargo, en política, como en muchas facetas de la vida, a veces el testimonio directo tiene más peso que mil documentos firmados.
Lo que hace esta maniobra especialmente explosiva es el contexto en el cual se produce. Ábalos no es un simple afiliado del PSOE descontento, sino un individuo que conoce bien los entresijos más oscuros del Gobierno. Fue mano derecha de Sánchez y arquitecto de las estrategias políticas que permitieron al presidente socialista mantenerse en el poder durante años. Ahora, ese mismo hombre, acusado de facilitar contratos a empresarios cercanos a cambio de comisiones ilegales, amenaza con destapar asuntos que el Gobierno preferiría mantener enterrados bajo capas de negaciones oficiales.
Las acusaciones contra Ábalos trascienden las meras irregularidades administrativas. Según la Fiscalía Anticorrupción, se le acusa haber permitido que Víctor de Aldama, un empresario próximo a su entorno íntimo, accediera a contratos públicos durante la pandemia. A cambio, supuestamente recibió comisiones en efectivo, pagos por alquileres y vacaciones, así como otros beneficios no reflejados en sus declaraciones fiscales. Lo que comenzó como una investigación sobre irregularidades en la distribución del material sanitario durante el confinamiento se ha transformado en un escándalo capaz de socavar las bases mismas de la credibilidad del Gobierno. Y ahora, con la sombra del encarcelamiento acechando sobre él, Ábalos ha decidido llevar consigo a otros si él cae.
El segundo misil: Yolanda Díaz y la vivienda oficial
Sin embargo, la ofensiva de Ábalos no se limita solo a Sánchez. Pocas horas después del primer mensaje dirigido al presidente, centró sus críticas hacia Yolanda Díaz, vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo. Díaz había calificado públicamente a Ábalos como «golfo», convirtiéndose así en su segundo blanco. Con un tono que mezcla indignación con veladas amenazas, Ábalos replicó: «A que nos ponemos tan estupendos, quizás usted nos debería aclarar si la vivienda asignada para los ministros y ministras y sus familias podía ser usada por otras personas sin derecho a ello».
La insinuación apunta claramente hacia un posible mal uso de recursos públicos. Según Ábalos, la vivienda oficial destinada a Díaz habría sido ocupada por personas sin autorización legal para hacerlo. Aunque no especificó quiénes serían esos ocupantes ni las circunstancias precisas bajo las cuales accedieron al inmueble, queda claro que si el Gobierno intenta atacarlo por corrupción, él tiene munición suficiente para devolver los golpes. Es interesante notar que Díaz representa una vulnerabilidad distinta dentro del Gobierno comparada con Sánchez; cualquier escándalo relacionado podría fracturar aún más esa frágil alianza entre socialistas y morados.
El triángulo de la amenaza: Ábalos, Koldo y la «carpeta roja»
Particularmente inquietante es saber que Ábalos no actúa solo. Su exasesor personal, Koldo García, también comparece hoy ante el Tribunal Supremo. Koldo fue prácticamente su mano derecha durante años y ya ha insinuado su intención de revelar detalles comprometedores sobre esa reunión con Otegi. Ha llegado incluso a afirmar que fue él quien transportó a Sánchez y Cerdán hasta el caserío donde tuvo lugar dicho encuentro. A esto se suma Santos Cerdán, que acaba de salir de prisión preventiva y podría estar utilizando su libertad para negociar con el Gobierno recordando la existencia de una «carpeta roja» como símbolo de advertencia sobre lo que podría desvelar.
El triángulo formado por estos tres personajes representa una amenaza existencial para la estabilidad del Ejecutivo. No porque cada uno individualmente tenga poder suficiente para derrocarlo; sino porque colectivamente poseen información capaz de deslegitimar profundamente a Sánchez. En política, tener información es sinónimo de poder; estos tres hombres son depósitos vivos de secretos que el PSOE preferiría ver permanecer ocultos. La pregunta candente es si la amenaza del encarcelamiento será suficiente para mantenerlos callados o si esta misma perspectiva los llevará a colaborar con la justicia buscando penas reducidas.
La respuesta del Gobierno: negación, descalificación y contraataque
Las reacciones desde Moncloa y desde las filas socialistas han sido claras: auténtico pánico contenido. El Ejecutivo ha optado por una estrategia tripartita: primero niegan rotundamente cualquier existencia sobre dicha reunión con Otegi; segundo desacreditan a Ábalos sugiriendo que su estado mental podría estar alterado debido al estrés judicial; tercero insinúan que busca deliberadamente sembrar dudas sobre el Gobierno para mejorar su posición ante los tribunales.
Sánchez fue contundente al responder: «Eso es mentira». Desde La Moncloa emitieron un comunicado oficial afirmando: «El presidente nunca se ha reunido con Otegi». Incluso Otegi salió al paso desde las filas EH Bildu diciendo: «Es absolutamente falso que existiera esa reunión; jamás he estado reunido con Pedro Sánchez». Sin embargo, estas negaciones tienen un problema esencial: provienen directamente de quienes están acusados. Es como si alguien acusado por robo negara rotundamente ante los mismos jueces encargados del caso; esto erosiona credibilidad especialmente cuando hay testigos dispuestos a afirmar lo contrario.
El Gobierno ha intentado restar importancia a las revelaciones hechas por Ábalos argumentando que provienen simplemente de un presunto delincuente bajo estrés intentando manipular opiniones públicas. Portavoces socialistas han afirmado: «Se valora más la palabra de un presunto delincuente que aquella del presidente del Gobierno». Pero este argumento tiene una falla crucial: no refuta las acusaciones específicas formuladas; simplemente desacredita ad hominem al exministro sin negar explícitamente si realmente tuvo lugar esa reunión.
Las consecuencias parlamentarias: un escenario colapsante
Si finalmente el juez Leopoldo Puente decide enviar a Ábalos a prisión preventiva las consecuencias para la estabilidad parlamentaria del Gobierno serían inmediatas y devastadoras. De acuerdo al artículo 21 del Reglamento del Congreso español, cualquier diputado bajo prisión preventiva pierde automáticamente sus derechos y deberes como representante legislativo. Esto significa que Ábalos no podrá asistir ni participar activamente en votaciones cruciales; algo especialmente problemático para un Gobierno cuya mayoría es ya frágil.
Hoy día, la aritmética parlamentaria del Ejecutivo es tan delicada como un castillo hecho con naipes expuesto al viento fuerte. El PSOE cuenta con Sumar como aliado pero necesita también colaboración adicional para sacar adelante iniciativas legislativas importantes. Junts per Catalunya ya bloqueó al Ejecutivo varias veces mientras Podemos muestra indecisiones respecto al apoyo sostenido hacia ellos. La pérdida del voto por parte Ábalos podría ser determinante incluso aunque sea solo un único escaño; eso podría ser suficiente para inclinar balanzas en votaciones cerradas o ajustadas como está previsto suceder este jueves 27 donde se votará sobre objetivos presupuestarios —una votación muy probablemente derrotada precisamente por falta apoyo suficiente tanto desde Junts como Podemos.
El Gobierno incluso baraja reducir total diputados desde cuatrocientos treinta y cinco hasta trescientos cuarenta y nueve; así disminuiría también mayoría absoluta requerida desde doscientos dieciocho hasta ciento setenta seis—situación similar ocurrió cuando líderes independentistas catalanes fueron encarcelados durante 2019—sin embargo esta maniobra acarrea riesgos políticos propios pues podría interpretarse como reconocimiento público debilidad parlamentaria actual.
El juego informativo: ¿quién sabe qué y quién puede probarlo?
Lo complicado aquí radica en saber cómo verificar fehacientemente esa reunión con Otegi pues sucedió presumiblemente dentro privado caserío vasco sin documentación oficial alguna presente entre asistentes—Sánchez,Cerdán,Otegi,y posiblemente Koldo García—ninguno posee incentivos evidentes confirmar públicamente existencia dicha reunión salvo tal vez García quien ya insinuó haber organizado transporte hasta allí.
Ábalos sostiene haber recibido información sobre encuentro gracias “fuentes presenciales” aunque no revela identidades exactas—podrían ser Koldo García u otros miembros cercanos entorno Sánchez—la realidad queda clara sin pruebas documentales o grabaciones audio visuales enfrentarse palabra contra palabra entre él mismo versus Sánchez deviene ejercicio fe político ¿A quién cree ciudadanía? ¿Al presidente quien arriesga todo si resulta probado? ¿O exministro acusado corrupción quien ganaría mucho sembrando dudas acerca otro?
El precedente Víctor Aldama: colaboración justicia
Una capa adicional complejidad surge considerando antecedente Víctor Aldama, empresario presuntamente intermediario dentro trama comisiones ilegales—detenido inicialmente—quien ahora comienza colaborar justicia ofreciendo información acerca red corrupción existente Si Aldama opta colaborar ¿Por qué no harían igual tanto Ábalos como Koldo García? La diferencia radica aquí ambos últimos tienen exposición política mucho mayor implicaciones significativas podría acarrearles colaborar justicia convertirlos testigos claves derribando estructura Sanchez lo cual generaría consecuencias impredecibles política futura.
La amenaza pagos efectivos comisiones irregulares
Más allá reunión Otegi graves acusaciones dirigidas hacia Ábalos incluyen elemento particularmente serio recepción comisiones metálico Según Fiscalía habría recibido dinero efectivo cambio facilitar contratos públicos empresas allegadas Aldama Estos pagos son especialmente preocupantes autoridades lucha anticorrupción porque dejan menos rastro transferencias bancarias—no aparecen estados cuentas-generan recibo-prácticamente imposibles rastrear salvo confesiones individuales .
Este detalle resulta clave sugiriendo nivel premeditación sofisticación dentro sistema corrupción pues no implica favores puntuales omisiones negligentes sino estructura organizada sobornos Si efectivamente estaba recibiendo comisiones metálicas pregunta obvia sería ¿quién más círculo cercano Sánchez estaba recibiendo pagos similares? ¿Existía red centralizada distribución comisiones? ¿Quién controlaba dinero?.
Dimensión política: pacto encapuchado legitimidad gobierno
Lo realmente importante va más allá simple corrupción administrativa Si efectivamente existió reunión entre Sánchez-Otegi tal cual sostiene Ábalos tendría profundas implicancias legitimidad gobierno PP ya denomina supuesto acuerdo “pacto encapuchado”, sugiriendo acceso poder mediante negociaciones secretas con independentistas nunca reveladas públicamente debatidas Parlamento .
Sánchez construyó narrativa política premisa siendo presidente capaz gobernar sin depender independentistas Sin embargo si moción censura 2018 llevó poder gracias pacto secreto Bildu toda narrativa colapsaría No sería solo cuestión corrupción sino fundamental respecto llegada poder qué compromisos adquiridos camino.
Soledad Ábalos: poder ostracismo político
Particularmente patética situación actual enfrentada por Ábalos representa arquetipo político demasiado leal jefe Expulsado PSOE sin ceremonias abandonado justicia ahora enfrenta posibilidad pasar años prisión Mientras tanto gobierno aliados descalifican “golfo” “delincuente” sin reconocer papel integral cumplido máquina poder sanchista Ahora desesperación intenta negociar supervivencia única moneda queda información comprometedora .
La ironía reside precisamente ahí conoce perfectamente donde están esqueletos armario porque ayudó guardar dentro Fue mano derecha organizador estratega Ahora misma proximidad poder vuelve potencialmente peligroso enemigo externo puede ignorarse o desacreditarse Pero enemigo interno conoce secretos estuvo presente conversaciones clave acceso información exclusiva constituye amenaza existencial .
Comparecencia hoy: momento verdad
Este jueves 27 noviembre comparecerá ante Tribunal Supremo juez Leopoldo Puente revisará medidas cautelares solicitadas por Fiscalía Anticorrupción endurecimiento posibles incluyendo prisión provisional En contexto revelaciones adquieren verdadero significado No son meras acusaciones políticas lanzadas aire sino movimientos tácticos juego supervivencia judicial.
Si hoy encarcelan probable continúe revelando información prisión quizás cambios consideración sentencia Si no encarcelan probablemente prosiga estrategia amenazas filtraciones intentando presionar tanto gobierno justicia En cualquier caso tranquilidad coalición terminó Ha abierto caja truenos forma cerrarla nuevamente.
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