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METEOROLOGÍA Y CLIMA EXTREMO EN EL INICIO DE 2025

El vórtice polar desata un invierno extremo: la ciencia detrás del fenómeno que congela el hemisferio norte

El vórtice polar, impulsado por diversos factores solares y atmosféricos, amenaza con temperaturas récord y nevadas históricas mientras la ciencia comienza a desvelar sus misterios

Periodista Digital 21 Nov 2025 - 09:50 CET
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Pronóstico del Tiempo: viernes 21 de noviembre de 2025

Incluso los habitantes más experimentados de Minnesota o Moscú no pueden evitar la sorpresa.

El invierno de 2025 ha comenzado con una de las irrupciones más intensas de aire ártico que se han visto en años.

El protagonista, como no, es el vórtice polar, ese enorme torbellino de aire helado que orbita sobre los polos y que, de vez en cuando, decide expandirse hacia latitudes más bajas, causando un auténtico caos climático en medio mundo.

Este año, el vórtice polar parece estar actuando de forma especialmente caprichosa.

Tras un otoño marcado por temperaturas anómalamente suaves en la estratosfera polar y una tormenta solar sin precedentes, los modelos meteorológicos comenzaron a lanzar señales de alerta: aumentaba la probabilidad de un “calentamiento estratosférico súbito”, lo que podría debilitar el vórtice y permitirle descender hacia áreas más templadas. Y así ha sucedido: desde finales de diciembre y especialmente durante enero, regiones como Estados Unidos, Canadá y gran parte de Europa están siendo golpeadas por olas de frío y nevadas que rompen todos los récords recientes.

Qué es el vórtice polar y por qué se descontrola

El vórtice polar es una vasta estructura atmosférica: una masa de aire frío retenida por vientos muy potentes que giran de oeste a este alrededor del Polo Norte (también existe en el Polo Sur, aunque su presencia allí no es tan conocida). Cuando estos vientos son fuertes, el aire gélido permanece confinado en el Ártico. Sin embargo, cuando se debilitan —por causas naturales como las ondas planetarias o menos frecuentemente por influencias solares— el vórtice puede perder estabilidad y “descolgarse”, enviando aire polar a latitudes donde normalmente solo se menciona el frío en relatos de ciencia ficción.

Este invierno, según los meteorólogos, el vórtice polar ha perdido fuerza debido a una combinación de factores:

El resultado es una corriente en chorro más sinuosa que permite al aire ártico desplazarse hacia el sur, congelando ciudades como Nueva York o Chicago e incluso afectando zonas del norte de México.

El impacto global: frío, nieve y récords en la cuerda floja

El vórtice polar no es solo un espectáculo para los entusiastas del invierno. Sus efectos se perciben en múltiples planos.

En Estados Unidos se prevén temperaturas muy por debajo de la media y nevadas abundantes desde el Medio Oeste hasta la Costa Este, con olas de frío que podrían repetirse hasta febrero.

En Europa, la llegada del aire polar ha anticipado el invierno con ráfagas frías que han hecho temblar los termómetros incluso en las regiones más cálidas del continente.

En México, el aire ártico amenaza con provocar heladas en estados poco acostumbrados a tales extremos.

Este fenómeno no solo pone a prueba la resistencia ciudadana y los sistemas energéticos; también desafía la precisión de los modelos meteorológicos actuales. Los expertos coinciden: aunque hemos avanzado mucho en ciencia meteorológica, el vórtice polar sigue siendo impredecible y capta incluso a los superordenadores más sofisticados.

Aunque hoy nos suene familiar el término vórtice polar, su concepto no es nuevo. La primera descripción científica data de los años 50, cuando el meteorólogo alemán Richard Scherhag observó los primeros calentamientos súbitos en la estratosfera y su relación con inviernos extremos.

Aquí van algunas curiosidades sobre este fenómeno:

Para quienes piensan que esto del vórtice polar es solo cosa de meteorólogos o personas friolentas, vale recordar que su influencia llega hasta nuestras facturas eléctricas, altera las rutas aéreas e impacta nuestra salud pública. Así que cuando un frente frío te obligue a desempolvar tu abrigo más grueso, piensa: quizás estés bajo el dominio de un auténtico gigante atmosférico. Y si ves a un científico sonriendo bajo la ventisca no pienses que está loco; simplemente está maravillado ante uno de los espectáculos más impresionantes de la física planetaria.

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