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Un descubrimiento fundamental para comprender la inmunidad humana

Las células T: esos ‘guardianes de la salud’ por los que han dado el Nobel de Medicina 2025

Tres investigadores han sido galardonados con el Nobel por revelar la función crucial de las células T reguladoras en la defensa y equilibrio del cuerpo humano

Periodista Digital 07 Oct 2025 - 09:06 CET
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En un laboratorio japonés durante los años noventa, Shimon Sakaguchi se percató de algo que revolucionaría la inmunología: ciertas células del sistema inmune actuaban como un cuerpo élite, capaces de diferenciar entre una amenaza real y los propios tejidos del organismo.

Tres décadas después, junto a los estadounidenses Mary E. Brunkow y Fred Ramsdell, ha sido reconocido con el Premio Nobel de Medicina 2025 por su descubrimiento de las células T reguladoras, encargadas de mantener la paz interna y evitar que nuestro sistema inmunológico se convierta en su propio enemigo.

Este hallazgo, que inicialmente parecía sacado de una novela de ciencia ficción, ha abierto nuevas vías para abordar enfermedades autoinmunes, optimizar trasplantes y crear tratamientos innovadores contra el cáncer.

Las células T, esos linfocitos que vigilan incansablemente nuestro cuerpo, se han consolidado como auténticos “guardianes de la salud”.

¿Qué son las células T y cómo funcionan?

Para apreciar el impacto de este descubrimiento, es esencial conocer a fondo a estas protagonistas microscópicas. Las células T son un tipo de glóbulo blanco que se origina en la médula ósea y madura en el timo, una glándula situada detrás del esternón. Su misión principal es la inmunidad celular: identifican, atacan y eliminan células infectadas por virus, bacterias o incluso células tumorales, actuando con una precisión asombrosa.

No obstante, su función va mucho más allá del enfrentamiento directo. A diferencia de otros glóbulos blancos que simplemente patrullan sin más, las células T toman decisiones estratégicas. Algunas coordinan la respuesta global del sistema inmune; otras destruyen invasores y un grupo selecto, las células T reguladoras (Treg), aseguran que esa defensa no se vuelva contra nosotros mismos.

Tipos de células T: funciones de un escuadrón especializado

La familia de las células T es tan variada como un equipo de rescate:

Esta especialización permite que el sistema inmunológico funcione como un ejército perfectamente entrenado, compuesto por soldados valientes, estrategas astutos y pacificadores comprometidos.

El proceso de maduración: una formación rigurosa en el timo

El viaje de una célula T comienza en la médula ósea, pero es en el timo donde reciben un entrenamiento exhaustivo. Allí, las células en desarrollo (timocitos) pasan por rigurosas pruebas de reconocimiento: solo aquellas capaces de diferenciar entre lo propio y lo ajeno logran sobrevivir. Las que no superan esta evaluación son eliminadas para evitar que el sistema ataque al propio organismo.

Este proceso conocido como tolerancia central no es infalible. Por eso mismo, las células T reguladoras actúan como una segunda línea de defensa, asegurándose de que ninguna célula rebelde cause daños internos. La identificación de estas células por parte de Sakaguchi en 1995 marcó un hito en la inmunología moderna.

Memoria inmunológica y vigilancia constante

Una habilidad sorprendente de las células T es su capacidad para crear memoria inmunológica. Tras una primera exposición a un patógeno, algunas se convierten en células memorísticas, permitiendo al cuerpo reaccionar con rapidez ante futuras infecciones similares. Esta memoria se distribuye estratégicamente por órganos como los pulmones, el bazo o la médula ósea, garantizando así una vigilancia continua en todo el organismo.

Sin embargo, con el paso del tiempo y el envejecimiento, la diversidad celular tiende a disminuir. Esto puede afectar negativamente la eficacia de las vacunas en personas mayores. Por ello resulta crucial implementar estrategias específicas y refuerzos vacunales dirigidos a este grupo poblacional.

El Nobel y sus aplicaciones: desde el laboratorio hasta la clínica

La concesión del Nobel no solo reconoce la curiosidad científica sino que también tiene repercusiones prácticas importantes. Los hallazgos sobre las células T reguladoras han inspirado terapias experimentales para enfermedades autoinmunes como la artritis reumatoide e impulsado nuevas formas para modular la respuesta inmune en trasplantes o tratamientos oncológicos. En este último campo, manipular estas células puede convertirse en una herramienta valiosa para evitar que los tumores se “camuflen” y escapen del sistema inmunitario.

Además, el estudio sobre las células T abre puertas hacia vacunas más eficaces y hacia una medicina personalizada donde nuestro propio sistema inmune juega un papel crucial tanto en prevención como en tratamiento.

Curiosidades científicas: secretos sobre las células T

En resumen, las células T han pasado a ser protagonistas indiscutibles dentro del mundo inmunológico. Estos diminutos “guardianes” no solo nos protegen; también han enseñado a los científicos a mirar hacia adentro del cuerpo humano con nuevos ojos… llenos admiración ante la inteligencia natural que reside en nosotros.

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