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El 'Ángel de la muerte'

Los 10 experimentos más espantosos del doctor Mengele

El horror nazi

Periodista Digital Actualizado: 31 Jul 2024 - 07:56 CET
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Con sus demenciales pruebas con los presos, Josef Mengele ganó el sobrenombre de ‘Ángel de la Muerte’.

Desde hacer crueles pruebas con gemelos hasta usar a una familia con enanismo para su diversión personal, el ‘Ángel de la muerte’ no conocía la compasión ni el límite.

Y se salió con la suya: escapó, nunca fue juzgado y murió ya viejo en Brasil.

“Cómo odiábamos a ese curandero. Profanó la sagrada palabra ciencia. Cómo odiábamos su pelo peinado con raya, su altanería, sus silbidos continuos, sus órdenes absurdas y su fría crueldad”.

La enfermera rumana Olga Lengyel describió así en una entrevista a quien fuera su jefe en el campo de concentración de Auschwitz, el doctor Josef Mengele (1911-1979), cuyo nombre continúa siendo hoy sinónimo de barbarie, locura y muerte.

Tras estudiar Medicina y doctorarse en 1935, Mengele se afilió al partido nazi en 1937. Al principio de la Segunda Guerra Mundial, fue enviado al frente del este, pero su experiencia bélica fue corta, porque en 1942 regresó a Alemania para trabajar en el Departamento Central para la Raza y la Repoblación.

Después, pidió como destino el campo de concentración de Auschwitz, en Polonia, para proseguir allí sus experimentos sobre genética y eugenesia.

El Auschwitz que Mengele halló en mayo de 1943 era una inmensa cárcel de varios kilómetros de extensión, rodeada de alambradas, con cinco crematorios y varias cámaras de gas. Albergaba a 140.000 prisioneros. La sensación de entrar allí por vez primera fue bien descrita por el doctor húngaro y judío Miklós Nyiszli, al que Mengele empleó como ayudante:

“Una inmensa chimenea cuadrada hecha de ladrillo rojo se elevaba como un huso hacia lo alto […]. Una ligera brisa trajo el humo hasta mí. La nariz y luego la garganta se me llenaron del hedor nauseabundo de carne quemada y pelo chamuscado”.

El recién llegado Mengele destacó enseguida por sus métodos expeditivos. Se hizo construir un laboratorio donde perpetró sus experimentos.

Todo empezaba con las selecciones de las nuevas remesas de prisioneros. Dos médicos los examinaban y elegían los aptos para trabajar y los que debían morir. Uno de ellos solía ser el propio Mengele. Participaba en este proceso porque buscaba gemelos con los que trabajar. Por ejemplo, quería usar la genética para producir partos múltiples de niños con rasgos arios. Pero ese era solo uno de sus siniestros sueños.

Estos son, quizá, sus diez trabajos más terribles:

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