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(Jesús Bastante/Agencias).- «Hablando se entiende la gente. Actualmente conviene mucho el diálogo, si no, vamos mal». El cardenal y arzobispo emérito de Barcelona, Lluis Martínez Sistach apeló al diálogo entre el Gobierno catalán y la Generalitat. «Las instituciones tienen que ayudarse«, alegó el purpurado, durante la presentación de «Un cardenal se confiesa» (Proa), conversaciones con el periodista Jordi Piquer.
Durante la presentación, y preguntado por la situación política en Cataluña, Sistach elogió la capacidad de diálogo y pacto que se produjo durante la Transición, y apeló a la necesidad de alcanzar este diálogo en la política actual. «Pienso que además de diálogo debe haber un respeto mutuo entre las diferentes instituciones, un valorarnos, ayudarnos, contar con los demás y tener este espíritu en que no todo es de un color o de otro, sino que hay tonalidades diferentes», recalcó.
«Hemos de crecer en la democracia, que era más débil en aquel tiempo (el fin del Franquismo) que ahora», ha remarcado el cardenal, quien también ha alertado del «peligro» que representa el incremento del laicismo en Europa. Para Sistach, existe una tendencia que persigue que la sociedad sea laica y no plurirreligiosa: «Esto es peligrosísimo, porque somos seres sociables».
«Nuestra sociedad debería ser más democrática y madura», añadió el arzobispo emérito, quien ha cargado contra «una cultura y política cada vez más laicista» en Europa, donde «parece que políticamente no es correcto presentarse como cristiano» y que se insinúe que «con menos religión, menos conflicto, cuando en realidad la libertad religiosa se debe respetar porque toca fibras muy íntimas de las personas».
«Es urgente salir de las iglesias para encontrar a la gente y anunciarles a Jesús«, proclamó Sistach, quien ha lamentado que «hemos bautizado mucho y evangelizado poco, hablamos mucho de la Iglesia y poco de Jesús».

El cardenal Sistach también ha alabado el trabajo de Cáritas con los más desfavorecidos, y ha incidido en la necesidad de atender a «inmigrantes y refugiados» y expandir nuestra dimensión humana.
Sistach ha alertado de la importancia que tiene «la forma en la que miramos a las ciudades en un mundo cada vez más urbano» y ha manifestado que «necesitamos una mirada que tenga fe y vea que Dios vive en las plazas y en las calles de las grandes urbes».
El arzobispo emérito ha defendido que la religión tiene «una dimensión pública» y que las sociedades, que son plurirreligiosas, deben respetar las convicciones y creencias religiosas de cada ciudadano.
Respecto a la Iglesia, el cardenal admitió las «sensibilidades distintas» que se dieron en el sínodo de obispos en que se acordó una mayor integración en la Iglesia de personas separadas y divorciadas como uno de los nuevos desafíos pastorales.
En el libro, dedica un capítulo especial a hablar de la Sagrada Familia que él mismo invitó a dedicar de manos del entonces papa Benedicto XVI, quien ha recordado como un hombre de «gran corazón y delicadeza», como demostró en su visita a la capital catalana hace más de seis años, así como en las audiencias personales mantenidas entre ambos, ha contado.
Sobre el templo proyectado por Antoni Gaudí y al que Sistach se refiere como la «catedral de Europa», ha desvelado que hace cuatro o cinco años pidió a los arquitectos finalizar la construcción de la basílica sobre la fecha proyectada de 2026, por cumplirse el centenario de la muerte de Gaudí.
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