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INNOVACIÓN EN LA PREPARACIÓN FÍSICA DEL TENIS

El secreto de Carlos Alcaraz: ¿sabe alguien por qué hace juegos malabares como parte de su entrenamiento?

El español ha convertido su rutina de malabares en una herramienta clave de su éxito en la élite del tenis

Periodista Digital 13 Jul 2025 - 13:51 CET
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Una caja de sorpresas.

La imagen de Carlos Alcaraz haciendo malabares con pelotas antes de saltar a la pista se ha convertido en una postal habitual durante esta edición de Wimbledon.

Lo que parecía una excentricidad o simple pasatiempo, es en realidad una parte fundamental de su innovador proceso de calentamiento.

El joven murciano ha elevado el arte del juggling a una herramienta indispensable para afinar reflejos, coordinación y concentración antes de cada batalla.

Mientras muchos jugadores siguen apostando por los estiramientos tradicionales y los sprints cortos en pista, Alcaraz ha encontrado en el malabarismo un recurso que le diferencia del resto y le ayuda a conectar cuerpo y mente antes del primer saque.

Si alguien duda de su eficacia, basta con repasar su impresionante racha: 19 victorias consecutivas en el circuito y un dominio absoluto sobre la hierba londinense.

Origen y evolución del método Alcaraz

Lejos de ser una ocurrencia reciente, el interés de Alcaraz por los malabares viene de atrás.

Durante su formación juvenil ya incorporaba ejercicios poco convencionales para potenciar habilidades cognitivas y psicomotrices. En 2024, su rutina fue captada por las cámaras durante los Juegos Olímpicos de París, donde asombró no solo por su tenis, sino también por la soltura con la que manejaba tres pelotas en el aire ante la atenta mirada del equipo español.

El salto cualitativo llegó cuando sus preparadores físicos comprobaron que este ejercicio mejoraba notablemente sus tiempos de reacción y su capacidad para anticipar movimientos rivales. Desde entonces, el juggling es tan innegociable como las series de abdominales o los desplazamientos laterales. La ciencia respalda este enfoque: estudios recientes avalan que este tipo de ejercicios favorecen la neuroplasticidad y la rapidez mental, aspectos clave para un deporte tan vertiginoso como el tenis.

“El malabarismo me ayuda a entrar en modo competición. Me obliga a estar presente, a no pensar en nada más que en las pelotas y mis manos. Es como un ‘reset’ mental antes del partido”, explicaba Alcaraz con una sonrisa durante una entrevista tras su victoria ante Fognini.

El ritual en Wimbledon: más que espectáculo

No hay calentamiento suyo sin ese instante mágico: tres pelotas vuelan entre sus manos mientras decenas de móviles capturan la escena desde las gradas. Más allá del show —y del inevitable runrún entre los puristas—, esta rutina cumple funciones muy concretas:

En palabras del propio Alcaraz: “No es solo para divertirme. Me siento más despierto después. Es mi forma de decirme ‘ya estamos aquí, ahora empieza lo bueno’”.

Las estadísticas avanzadas subrayan un dato revelador: su porcentaje de puntos ganados tras el malabarismo supera ligeramente al registrado cuando no realiza esta rutina previa.

¿Casualidad o causalidad? Ahí está el debate entre analistas deportivos; lo cierto es que ningún rival quiere ver a Carlitos haciendo malabares antes del partido.

Un toque escéptico (y humorístico) sobre modas y supersticiones

No faltan quienes ven aquí una moda pasajera o una superstición más dentro del folclore tenístico —¿quién no recuerda los saltitos previos de Nadal o las botellas perfectamente alineadas?— pero lo innegable es que funciona para él.

Y si mañana vemos a media ATP practicando malabares en los vestuarios, será difícil no pensar que Alcaraz ha vuelto a marcar tendencia.

Lo importante es cómo estos pequeños gestos acaban modelando grandes carreras deportivas.

A fin de cuentas, si Federer ganó Wimbledon después de afinar su saque lanzando monedas al aire o Djokovic medita veinte minutos antes del partido… ¿por qué no iba Alcaraz a conquistar la cima del tenis y el Nº-1 de la ATP lanzando pelotas al cielo?

Curiosidades sobre Carlos Alcaraz y su rutina

El tenis moderno busca siempre ese plus diferencial entre campeones.

Para Carlos Alcaraz, ese plus puede estar —literalmente— flotando entre sus manos antes incluso del primer golpe.

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