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Si hubo un león sobre el césped, fue el Getafe.
Los del sur de Madrid devoraron al león dormido y se llevaron los tres puntos (0-1)
Bilbao, 25 de octubre de 2025. San Mamés rugía con su habitual fiereza, un coliseo rojiblanco que ha visto caer a gigantes, pero esta tarde el león se atragantó con la garra azulona.
Getafe, ese equipo que siempre llega con el cuchillo entre los dientes, firmó una de sus noches más memorables al imponerse por la mínima 0-1 ante un Athletic Club que, pese a su empuje, se quedó sin colmillos en los momentos clave.
Un gol tardío de Borja Mayoral en el 75′ bastó para que los de José Bordalás volvieran a Madrid con una victoria que sabe a gloria y que remueve los cimientos de la tabla liguera.
El partido arrancó con el guion esperado: los bilbaínos empuajos por el fervor de sus 40.000 almas, intentaroin irse hacia la portería de David Soria desde el pitido inicial.
Poco hicieron, porque los getafeños son de armas tomar.
Gorka Guruzeta, el ariete local, se topó en el 32′ con una amarilla por un zarpazo innecesario sobre un rival, un aviso de que la intensidad podía volverse en contra.
El Athletic nunca encontró el camino al gol.
Íñigo Lekue salió lesionado en el 31′, dando paso a Jon Areso, y el primer acto se cerró en blanco: 0-0, con los locales frustrados y los visitantes acechando en la sombra.
La segunda mitad fue un carrusel de cambios que delataba la desesperación de Ernesto Valverde.
En el 59′, un triple movimiento –Álex Berenguer por Rubén Navarro, Guruzeta por Maddi Sannadi y Beñat Prados por Mikel Vesga– pretendía refrescar el ataque, pero lo único que trajo fue más confusión.
Getafe, fiel a su ADN de romper y contraatacar, esperó su momento como un depredador paciente.
Y llegó en el 75′: un contragolpe letal, hilvanado con precisión quirúrgica por los madrileños, culminó con Mayoral –ese killer nato– que, con un derechazo cruzado, silenció San Mamés. 0-1. El estadio, que minutos antes era un volcán, se convirtió en un cementerio de ilusiones.
Los leones intentaron la remontada con uñas y dientes.
Unai Izeta entró en el 76′ por Oihan Sancet, pero el reloj jugaba en contra. Las amarillas llovieron como chubascos otoñales: Domingos Duarte en el 88′ por una falta táctica, Mikel Martín en el 90’+5′ por un derribo airado, y hasta Diego Rico vio la suya en el 90’+4′ por ganar tiempo con maestría.
Getafe, con Jesús Muñoz sustituyendo a Kiko Femenía en el 85′, defendió con alma y vida, cerrando todas las vías. Soria, infranqueable, se erigió en muro infranqueable.
Al final, los de Bordalás celebraron con la frialdad de quien sabe que ha cazado una presa mayor.
El Athletic, octavo en la tabla, tropieza en casa y ve cómo se le escapa un liderato que parecía al alcance. Getafe, noveno, sube moral y puntos, recordándonos que en LaLiga nadie es intocable. Mayoral, con su olfato goleador, fue el verdugo; pero el mérito es colectivo: un equipo que devora en silencio, sin alardes, pero con la ferocidad de los grandes. San Mamés calla hoy, pero el eco de esta derrota resonará en Bilbao por semanas. ¿Quién dijo que los underdogs no rugen más fuerte?
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