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Justicia estadounidense dicta sentencia ejemplar tras el ataque al escritor

Condenado a 25 años de prisión el fanático islámico que apuñaló a Salman Rushdie en plena conferencia

Hadi Matar, autor de la agresión contra Salman Rushdie, recibe la pena máxima tras ser declarado culpable de intento de asesinato

Periodista Digital 17 May 2025 - 07:35 CET
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La justicia estadounidense ha dictado una sentencia contundente: Hadi Matar, el hombre responsable del brutal ataque contra el escritor Salman Rushdie, pasará los próximos 25 años en prisión.

Este fallo, anunciado en la mañana del viernes 17 de mayo de 2025, en el Tribunal del Condado de Chautauqua (Nueva York), supone la pena máxima por intento de asesinato en segundo grado tras un proceso judicial que ha mantenido la atención internacional desde agosto de 2022.

La resolución llega casi tres años después de que Matar, natural de Nueva Jersey y entonces con 24 años, irrumpiera en el escenario durante una conferencia en la Chautauqua Institution y apuñalara repetidamente a Rushdie en rostro y cuello.

El ataque, presenciado por más de 1.400 personas, dejó secuelas permanentes: el escritor quedó ciego de un ojo y sufrió graves lesiones físicas y psicológicas. El moderador del evento, Henry Reese, también resultó herido al intentar proteger al autor.

Un juicio marcado por la gravedad de los hechos

Durante la vista para dictar sentencia, el fiscal del distrito, Jason Schmidt, pidió al juez que considerara no solo las heridas físicas infligidas a Rushdie y Reese, sino también el impacto colectivo sobre todos los asistentes. «Las víctimas no se limitan al señor Reese y al señor Rushdie. Más de 1.400 personas serán marcadas para siempre por haber presenciado este acto atroz ante sus propios ojos», recalcó Schmidt al solicitar la pena máxima para el acusado.

El tribunal rechazó la moción presentada por la defensa para anular el veredicto y desestimó los argumentos sobre la supuesta falta de antecedentes criminales de Matar o posibles atenuantes. El juez David Foley justificó su decisión subrayando el peligro potencial del condenado: «¿Qué nos asegura que no volverá a intentarlo con Rushdie o con cualquier otra persona que considere irrespetuosa con sus ideales?», preguntó retóricamente durante la audiencia.

Por su parte, Matar, ahora de 27 años, se dirigió brevemente al tribunal sin mostrar arrepentimiento alguno. Se refirió a Rushdie como un «matón» y «hipócrita» en temas de libertad de expresión. «Rushdie quiere faltar al respeto a otros y no estoy de acuerdo con eso», afirmó antes de escuchar su condena. La defensa calificó los 25 años como una pena «dura» y «excesiva», solicitando sin éxito una condena reducida a 12 años.

Perfil del atacante: convicciones radicales y una vida marcada por el fanatismo

Hadi Matar nació y creció en Nueva Jersey dentro de una familia inmigrante. Su vida anterior al atentado pasó desapercibida para las autoridades; no tenía antecedentes penales ni había protagonizado incidentes violentos conocidos. Sin embargo, según testimonios recabados durante la investigación y filtraciones periodísticas, habría experimentado un proceso gradual de radicalización islámica a través de internet y redes sociales.

Algunos elementos curiosos sobre su perfil:

Contexto social y repercusiones

El ataque reabrió viejas heridas en torno a la figura polémica de Salman Rushdie, amenazado desde hace décadas por sectores extremistas tras la publicación en 1988 de Los versos satánicos. La fatwa emitida entonces por el líder supremo iraní sentenció al autor británico-indio a vivir bajo protección constante hasta hoy.

El caso también ha agitado el debate sobre los límites entre libertad de expresión y fanatismo religioso, así como sobre la seguridad en eventos culturales. La decisión judicial ha sido interpretada como un mensaje claro contra cualquier forma de violencia motivada por intolerancia ideológica o religiosa.

Detalles adicionales y curiosidades

La condena ejemplar a Hadi Matar pone punto final —al menos judicialmente— a uno de los episodios más impactantes recientes contra la libertad literaria. Pero también deja abiertas preguntas sobre cómo prevenir futuros actos similares en un mundo donde las ideas siguen siendo motivo tanto de inspiración como de intolerancia violenta.

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