Es para miccionar y no echar gota.
Y es que cada vez que abre la boca, hay que ponerse a cubierto ante la dimensión que pueda tener la parida vomitada.
En esta ocasión, pásmense ustedes, ante el fallecimiento de la actriz Olivia Newton-John al fundador de Unidas Podemos no se le pasó mejor cosa por el magín que soltar esta ‘perla tuitera’:
“Ni tensiones raciales ni generacionales. Ni un negro. Ni una familia. La inquietud de la época debía quedar desviada al reconvertirse en experiencia nostálgica, un fraude” Las hostias de @jordiamat22 a Grease de Randal Kleiser son dignas de leerse??https://t.co/f5uj2uYcHp
— Pablo Iglesias ? (@PabloIglesias) August 14, 2022
Está preocupado Pablo Iglesias, aquel que por un bromazo político de Pedro Sánchez llegó a ostentar título de vicepresidente, aunque nunca dio palo al agua ni ejerció. Lo que le quita el sueño al hacendado de Galapagar es la película ‘Grease‘.
Iglesias Turrión tacha el musical clásico de Olivia Newton-John y Travolta de racista, porque en su reparto no aparece ni un negro. Es por tanto una película políticamente incorrecta, y eso es imperdonable.
¿Cómo se va a quejar don Pablo si en algunas de sus aventuras televisivas ha aceptado encantado dinero del régimen iraní?
Hay que recordar que es el mismo Irán de los mismos fanaticos ayatolas que lo han financiado a él, a Monedero y Podemos durante años, a traves de una television siniestra.
Mucho filosofar sobre el racismo, visto por él solo, de ‘Grease’, pero nada de acordarse de un Salman Rushdie que a sus 77 años recibió quince puñaladas de un joven extremista islámico cuando hablaba al norte de Nueva York, en el escenario de un encuentro literario.
¿Han escuchado alguna vez la más mínima crítica de la extrema izquierda española contra la violencia islamista, o contra los ataques de la versión más fanática de ese credo a la libertad de expresión? Jamás. Los jerarcas podemitas incluso pasaron de puntillas sobre la brutal oleada de atentados yihadistas que sufrió Europa.
Los tenemos muy ocupados denunciando con gran valentía las tropelías de los terribles ‘neocones’. Aunque ahora mismo se pueda hacer memoria, no podrán recordar un atentado en el que un terrorista atacase en nombre de la democracia liberal.
A juicio de la extrema izquierda española, socia de cabecera del PSOE junto a los entrañables Otegi y Junqueras, la libertad de expresión solo debe ser defendida si se trata de los raperos Hasél o Valtònyc insultando con crueldad a las víctimas de ETA o injuriando a la Familia Real.
También hay que apoyarla si se trata de vituperar a la Iglesia Católica, o al cristianismo en general.
Eso sí: el más leve choteo con lo musulmán será tachado rápidamente de ‘islamofobia’.