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Récord histórico de inversión en seguridad en la UE

La Unión Europea dispara su gasto en defensa y supera los 340.000 millones de euros en 2024

El gasto militar europeo sube un 19% en 2024, marcando un máximo histórico y reconfigurando el panorama estratégico del continente

Periodista Digital 03 Sep 2025 - 17:26 CET
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El rearme se instala en el corazón de Europa. La Unión Europea ha dado un salto sin precedentes en su gasto en defensa, superando los 340.000 millones de euros en 2024, una subida del 19% respecto al año anterior. Los datos, publicados por la Agencia Europea de Defensa (EDA), confirman que el contexto geopolítico empuja a los Veintisiete a una carrera armamentística no vista en décadas, en respuesta directa al aumento de amenazas externas y la presión internacional por reforzar la seguridad del continente.

A día de hoy, 3 de septiembre de 2025, la UE dedica el 1,9% de su PIB a defensa, con la previsión de alcanzar el 2,1% en 2025, lo que supondría batir por primera vez el objetivo marcado por la OTAN. Este incremento supone un giro estratégico que sitúa la seguridad y la inversión militar en el centro del debate europeo.

Un salto cuantitativo y cualitativo

El informe anual de la EDA revela un dato clave: el gasto en defensa en 2024 no solo marca un récord absoluto, sino que representa el 31% del gasto total de la Unión, la mayor proporción desde que existen registros. La inversión en defensa ha superado los 100.000 millones de euros en compras de equipamiento, y una parte significativa se ha destinado a investigación y desarrollo, clave para la autonomía tecnológica y la modernización de las Fuerzas Armadas europeas.

Contexto internacional: de la disuasión a la acción

El giro militar europeo responde a una situación internacional marcada por la guerra en Ucrania, el rearme global y la percepción de vulnerabilidad frente a potencias como Rusia o China. La propia directora de la EDA, Kaja Kallas, lo ha resumido en una frase rotunda: “Europa está invirtiendo cantidades récord en defensa para garantizar la seguridad de nuestra población, y no nos detendremos ahí”.

Este auge se ve impulsado, además, por la presión de Estados Unidos y la OTAN para que los socios europeos asuman mayor responsabilidad en su propia defensa. A pesar del aumento, la UE aún está lejos de las cifras estadounidenses, que destinaron en 2024 el 3,1% de su PIB al gasto militar. El objetivo para 2035, según lo pactado en la cumbre de La Haya, es llegar al 3,5% del PIB, lo que obligaría a un esfuerzo inversor añadido de 254.000 millones de euros anuales, hasta un total de 635.000 millones.

Inversión en seguridad y retos de futuro

El informe de la EDA destaca que la mayor parte del nuevo gasto se dirige tanto a la adquisición de material como a la investigación, desarrollo y producción conjunta de tecnologías clave. El reto es doble: por un lado, alcanzar la interoperabilidad de los ejércitos europeos; por otro, asegurar la autonomía estratégica frente a terceros países.

Sin embargo, el aumento del gasto no está exento de debate. El coste de alcanzar una capacidad militar propia, similar a la que exige la OTAN, podría equipararse a los fondos Next Generation de recuperación económica tras la pandemia, lo que plantea interrogantes sobre la sostenibilidad financiera y el impacto en otras políticas europeas.

Cambios en la agenda comunitaria y repercusiones sociales

La defensa ha pasado a ocupar un lugar prioritario en la agenda de la UE, desplazando a otras áreas tradicionales de inversión. Este giro se traduce en una mayor presión presupuestaria y en la necesidad de justificar ante la opinión pública el fuerte incremento de recursos destinados a lo militar.

El futuro de la defensa europea

Las previsiones apuntan a que el gasto en defensa seguirá creciendo en los próximos años, con el objetivo de alcanzar el 2,1% del PIB en 2025 y acercarse gradualmente al 3,5% marcado para 2035. La EDA insiste en la necesidad de una “inversión sostenida y una mayor colaboración para maximizar la eficiencia y garantizar la interoperabilidad de las fuerzas armadas de la UE”.

El aumento de la inversión militar, lejos de ser coyuntural, responde a un cambio de paradigma en la seguridad europea. La protección de los ciudadanos, la autonomía estratégica y la adaptación a un entorno internacional cada vez más hostil se consolidan como ejes de la política comunitaria. La carrera por la defensa ya no es una opción, sino un imperativo para la supervivencia política y económica de Europa en el siglo XXI.

El reto ahora será conjugar ese esfuerzo militar con el mantenimiento del Estado del bienestar y la cohesión interna, en un momento en el que el mundo observa de cerca los próximos pasos de la Unión Europea en el tablero global.

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