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Andriy Yermak, el asesor presidencial más influyente del entorno de Volodímir Zelensky, ha decidido renunciar tras los registros efectuados por la Oficina Nacional de Anticorrupción de Ucrania en su domicilio.
Este movimiento, confirmado recientemente, representa un giro significativo en la política de Kyiv justo cuando el país se encuentra en plena contienda contra Rusia.
La dimisión de Yermak no es un acontecimiento aislado. Este hecho sacude las bases del poder presidencial ucraniano y plantea dudas sobre la capacidad de Zelensky para mantener la unidad de su equipo en momentos críticos. Desde hace meses, la administración ha estado bajo creciente presión debido a cuestiones relacionadas con la corrupción, un tema especialmente sensible dado el escrutinio internacional sobre cómo Ucrania administra la ayuda militar y financiera recibida desde Occidente.
El hombre que estuvo siempre junto a Zelensky
Yermak no era un funcionario cualquiera. Durante años fue la sombra de Zelensky, su confidente más cercano y el principal artífice de decisiones dentro del gobierno. Antes de que comenzara la invasión rusa, trabajaba como productor de televisión y fue crucial en el ascenso político del actual presidente. Tras el 24 de febrero de 2022, se convirtió en una figura clave en la diplomacia ucraniana, participando activamente en negociaciones internacionales y coordinando la respuesta del país ante la agresión militar.
Su influencia iba más allá de los despachos oficiales. Yermak tenía el control sobre quién podía acceder al presidente, gestionaba disputas internas y ejercía un poder casi absoluto dentro del aparato administrativo. Algunos analistas incluso lo calificaban como el auténtico «primer ministro en la sombra» de Ucrania, una posición que generaba tanto admiración como críticas por la concentración de poder sin respaldo electoral.
Las investigaciones que precipitaron la crisis
Los registros realizados por la Oficina Nacional de Anticorrupción son parte de una investigación más amplia sobre posibles irregularidades en contratos gubernamentales y transacciones financieras. Aunque las autoridades no han revelado públicamente los detalles específicos de las acusaciones, fuentes cercanas al proceso indican que las indagaciones se centran en operaciones vinculadas a adquisiciones relacionadas con defensa y gestión de fondos durante el conflicto.
El momento elegido para estos registros es especialmente delicado. Zelensky ha presentado a su administración como un modelo a seguir en cuanto a transparencia y lucha contra la corrupción, especialmente ante los donantes occidentales que condicionan su apoyo a reformas institucionales. La irrupción de la policía anticorrupción en el hogar de su asesor más cercano contradice abiertamente ese mensaje y siembra dudas sobre el control real que tiene el presidente sobre su propio círculo.
¿Debilitamiento o limpieza de la casa?
La inquietante pregunta que resuena en los pasillos políticos de Kyiv es si esta dimisión representa un debilitamiento del poder presidencial o, por el contrario, una muestra de fortaleza institucional. Algunos analistas argumentan que Zelensky ha decidido sacrificar a Yermak para demostrar que su administración respeta la independencia de los organismos anticorrupción. Desde esta óptica, el presidente estaría cuidando su credibilidad internacional y reforzando la narrativa acerca de que Ucrania es un estado regido por leyes.
Sin embargo, otros ven en esta renuncia una señal clara de vulnerabilidad política. La salida del asesor más influyente crea un vacío difícilmente asumible en un momento crítico. Con la guerra aún activa, las negociaciones diplomáticas atravesando un período decisivo y una necesidad imperiosa de coordinación interna, el adiós a Yermak fragmenta al círculo presidencial. Sus funciones ahora quedarán distribuidas entre varios funcionarios, ninguno con su peso político anterior.
El escenario internacional complica aún más esta situación. Tanto Estados Unidos como la Unión Europea han insistido repetidamente en que Ucrania debe fortalecer sus instituciones anticorrupción para recibir apoyo. La investigación contra Yermak puede leerse como una respuesta a esas presiones externas, pero también revela una fragilidad interna que Zelensky no podía permitirse ignorar sin poner en riesgo ese respaldo occidental.
El equipo presidencial bajo presión
La salida de Yermak no ocurre sin antecedentes. En los últimos meses, otros miembros del gabinete presidencial han enfrentado situaciones similares bajo escrutinio. Investigaciones sobre contratos relacionados con defensa, adquisición de material militar y gestión de fondos para reconstrucción han afectado a varios altos funcionarios. Algunos ya han sido destituidos; otros optaron por renunciar antes del escándalo.
Este patrón indica que Zelensky se enfrenta simultáneamente a presiones desde múltiples frentes: debe mantener cohesión interna durante este conflicto bélico; atender las exigencias internacionales acerca de transparencia; cumplir con las expectativas locales para evitar que sus élites políticas se beneficien mientras gran parte del país padece; y lidiar con luchas internas entre facciones políticas ansiosas por aprovechar cualquier debilidad del presidente.
El asesor saliente deja tras él un legado ambivalente. Para algunos, Yermak fue un gestor hábil que supo navegar las complejidades diplomáticas ucranianas durante tiempos turbulentos. Para otros, encarnaba esa concentración abusiva del poder carente de supervisión que socava las instituciones democráticas. Su partida del círculo presidencial podría satisfacer a quienes demandaban mayor descentralización del poder; sin embargo, también genera incertidumbre sobre quién asumirá sus funciones esenciales.
Lo que viene después
La dimisión de Yermak marca el inicio inevitablemente complicado para reorganizar la administración presidencial ucraniana. Zelensky deberá repartir sus responsabilidades entre varios funcionarios ahora, lo cual ralentizará indudablemente los procesos decisionales. En medio del conflicto bélico actual, donde rapidez y coordinación son vitales, este cambio organizativo puede tener repercusiones reales sobre el terreno.
A su vez, continuará avanzando la investigación anticorrupción; probablemente surgirá una nueva lista con nombres relevantes en las próximas semanas. La gran interrogante es si Zelensky podrá controlar adecuadamente la narrativa política o si estas revelaciones erosionarán progresivamente su capacidad para gobernar efectivamente. En Ucrania, donde lo bélico sigue siendo lo primordial, abordar cuestiones políticas internas puede parecer un lujo inalcanzable; sin embargo, lidiar con corrupción y desconfianza institucional son amenazas existenciales que comprometen aún más esa cohesión nacional tan necesaria.
La salida definitiva de Yermak será recordada como un hito: ese momento crucial donde Zelensky tuvo que elegir entre proteger a sus allegados o salvaguardar la integridad institucional. Su decisión —independientemente del enfoque adoptado— redefinirá sin duda alguna las dinámicas del poder en Kyiv durante los próximos meses críticos.
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