El dictador Maduro ofrece 100.000 dólares de recompensa por la cabeza de Edmundo González

El chavismo ha elevado la tensión en Venezuela a niveles sin precedentes al ofrecer una recompensa de 100.000 dólares por la captura de Edmundo González Urrutia, reconocido como presidente electo por varios países occidentales.

Esta medida extrema se produce a escasos días de la fecha constitucional para la toma de posesión presidencial, prevista para el 10 de enero de 2025.

La Fiscalía General de la República, uno de los brazos judiciales del régimen, hizo pública esta oferta el jueves, en un movimiento que ha sido interpretado como un intento desesperado por parte de Nicolás Maduro de aferrarse al poder. Inicialmente, la recompensa se fijó en medio millón de dólares, pero fue rápidamente reducida tras una oleada de críticas y burlas en las redes sociales.

El régimen ha intensificado sus esfuerzos para impedir el regreso de González al país. Carteles con su imagen, retratándolo como un criminal peligroso, han sido distribuidos en controles de carretera, puestos fronterizos y aeropuertos de todo el territorio nacional. Esta acción se produce en respuesta al anuncio de González de su intención de regresar a Caracas para la toma de posesión del 10 de enero, un derecho que le corresponde constitucionalmente.

La líder opositora María Corina Machado y González han convocado a manifestaciones masivas para el día de la juramentación presidencial. «¡Nos vemos en las calles!», declararon en un mensaje conjunto que ha resonado entre la población venezolana, ansiosa por un cambio político.

Mientras tanto, González ha iniciado una gira diplomática express por las Américas.

Su primera parada será Buenos Aires, donde se reunirá con el presidente argentino Javier Milei este sábado. La agenda, aún en desarrollo, incluye visitas a Uruguay, Paraguay, Chile y Estados Unidos, donde se entrevistará con el Secretario de Estado, Anthony Blinken.

La comunidad internacional observa con preocupación el desarrollo de los acontecimientos. Estados Unidos, Italia, Ecuador, Panamá y Costa Rica ya han reconocido a González como presidente electo legítimo.

El Parlamento Europeo también se ha pronunciado a favor de González, instando a la Unión Europea a garantizar que pueda asumir el cargo el 10 de enero.

Sin embargo, la postura de algunos países clave sigue siendo ambigua. Brasil y Colombia, bajo los mandatos de Lula da Silva y Gustavo Petro respectivamente, han propuesto un plebiscito paralelo a las elecciones para asegurar un pacto democrático en Venezuela, una iniciativa que busca facilitar una transición política pacífica.

La represión del régimen chavista se ha intensificado en los últimos meses. Según organizaciones de derechos humanos, más de 2.400 personas han sido detenidas en relación con las protestas desde julio de 2024.

El Foro Penal, una organización de asistencia legal pro-bono, ha registrado más de 1.580 «presos políticos», incluyendo 114 adolescentes.

Las tácticas represivas del gobierno incluyen la cancelación de pasaportes de críticos para evitar su salida del país, llamados a la ciudadanía para denunciar a manifestantes y redadas abusivas, especialmente en sectores populares. La Asamblea Nacional, controlada por partidarios de Maduro, aprobó en agosto una ley que amplía los delitos por los que se puede acusar a los opositores, incluyendo cargos vagamente definidos como «incitación al odio» y «terrorismo».

En este contexto de creciente tensión, la figura del expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero ha vuelto a ser objeto de polémica. Su reciente aparición en Madrid para presentar su libro «La democracia y sus derechos» fue recibida con abucheos y acusaciones de complicidad con el régimen de Maduro. Zapatero, que se ha presentado como mediador en la crisis venezolana, ha sido criticado por su aparente parcialidad hacia el chavismo.

La complicidad de Zapatero y sectores del PSOE con el régimen venezolano se ha manifestado en varias ocasiones:

• Zapatero ha defendido repetidamente la «soberanía» de Venezuela, evitando condenar las violaciones de derechos humanos del régimen.
• Ha participado en procesos de «facilitación» que han sido vistos como favorables al chavismo, como en el caso de la salida de González del país.
• Se ha negado a reconocer públicamente a González como presidente electo, a pesar de las evidencias de fraude electoral.
• El PSOE ha mantenido una postura ambigua respecto a la crisis venezolana, evitando condenar abiertamente al régimen de Maduro.

Las posibilidades de que González asuma la presidencia el 10 de enero parecen remotas dada la determinación del régimen de Maduro de mantenerse en el poder.

Sin embargo, la presión internacional y la movilización popular podrían jugar un papel crucial en los próximos días.

La comunidad internacional se encuentra en una encrucijada.

Por un lado, existe un amplio reconocimiento de González como presidente electo legítimo. Por otro, la realidad sobre el terreno muestra un régimen atrincherado y dispuesto a usar todos los medios a su alcance para evitar una transición democrática.

El desenlace de esta crisis tendrá profundas implicaciones no solo para Venezuela, sino para toda la región.

La estabilidad política y económica de América Latina podría verse seriamente afectada por lo que ocurra en los próximos días en Caracas. Mientras tanto, millones de venezolanos dentro y fuera del país esperan con ansiedad un cambio que les permita recuperar la democracia y la prosperidad perdidas durante años de gobierno chavista.