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Moscú considera 'escandalosa' la conducta del ministro de Exteriores británico

El Kremlin tacha de «imperdonables» los comentarios de Boris Johnson sobre Vladimir Putin

El portavoz Peskov se ha referido al escándalo en torno al caso del envenenamiento de Skripal, que Londres atribuye a Moscú sin presentar evidencias.

Periodista Digital 17 Mar 2018 - 10:08 CET
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Boris Johnson acusa a Vladimir Putin de ordenar el envenenamiento del exespía ruso Skripal

Tiene Vladimir Putin un cabreo siberiano. Para empezar, Rusia ordenó este 17 de marzo de 2018 la expulsión de 23 diplomáticos británicos, en respuesta a la idéntica medida tomada por Londres en represalia por el envenenamiento del exespía ruso Serguéi Skripal y de su hija Yulia.

«Se declaran personas no gratas y se expulsa en el plazo de una semana a 23 diplomáticos de la embajada del Reino Unido en Moscú».

Después, vienen las reacciones. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, ha tachado de «escandalosos e imperdonables» los comentarios sobre el presidente ruso, Vladímir Putin, realizados por el secretario de Exteriores británico, Boris Johnson.

Anteriormente Johnson había asegurado que era «muy probable» que detrás del ataque contra Serguéi Skripal estuviera una decisión de Putin.

«Cualquier nexo o mención de nuestro presidente [en relación con este caso] es escandaloso e imperdonable desde el punto de vista del comportamiento diplomático».

No es la primera que Rusia se convierte en objetivo de acusaciones gratuitas por parte del Reino Unido sin que en ningún momento se hayan presentado hechos concretos que lo demuestren.

A finales de 2017, Johnson señaló a Rusia por supuestamente intentar interferir en los asuntos de su país -en particular, en las elecciones y el Brexit-, pero no presentó pruebas al respecto.

Esta vez, la crisis diplomática se desencadenó después de que la primera ministra británica, Theresa May, afirmara de manera infundada que era «muy probable que Rusia fuera responsable» del envenenamiento.

Al mismo tiempo, Londres se negó a proporcionarle a Moscú acceso a los materiales de la investigación sin explicar claramente los motivos.

«El argumento principal de Theresa May en cuanto a la culpabilidad de Rusia es ‘highly likely’ [altamente probable, en español, la expresión utilizada por la ‘premier’ británica]», ironizó el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov.

A pesar de que Rusia se mostró abierta desde el primer momento a colaborar en la investigación del caso, Londres no solo se negó a cooperar con Moscú directamente, sino tampoco a través de intermediarios, algo que constituye una «grave violación» de la Convención sobre la prohibición de las armas químicas, según denunció Lavrov.

«Es obvio que se está ocultando la verdad», criticó a su vez la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova.

Pese a que May asegurara que el agente tóxico Novichok, supuestamente utilizado contra Skripal y su hija, fue «producido en Rusia», Moscú ha denunciado que tanto el Reino Unido como EE.UU. trabajaron en el desarrollo de esta sustancia y existen razones para pensar que el agente podría haber sido producido en el propio territorio británico.

«Para probar que se trata del compuesto en cuestión, hay que compararlo con el estándar correspondiente. Si los británicos dicen que se trata del gas Novichok, entonces, a priori, tienen un estándar de esta sustancia, así como su colección y su fórmula«, explicó el representante permanente de Rusia ante la ONU, Vasili Nebenzia.

Sin embargo, la falta de argumentos convincentes no impidió que varios países expresaran su apoyo al Reino Unido.

«¿Basándose en qué se hacen semejantes declaraciones? ¿Les entregaron datos de algún tipo? […] A nosotros nadie nos ha entregado nada, a la OPAQ nadie le ha entregado nada. Existe lo que se llaman pruebas, materiales, muestras de la sustancia encontrada. ¿Alguien además de las autoridades británicas tiene estos datos? Nadie», expuso Zajárova. «¿Cómo puedes solidarizarte con algo que no comprendes porque no tienes datos originales concretos?».

Mientras tanto, el exagente doble de inteligencia Serguéi Skripal y su hija Yulia, envenenados en la ciudad británica de Salisbury el 4 de marzo, siguen en un estado crítico. El jefe de la diplomacia rusa ha expresado la esperanza de que cuando se recuperen, puedan «arrojar luz» sobre lo ocurrido.

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