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En su primer día en la Casa Blanca, Trump volvió a las políticas que marcaron su anterior mandato: deportaciones masivas, aranceles a socios clave como México y Canadá, y una declaración de emergencia nacional en la frontera sur.
La respuesta de Claudia Sheinbaum, presidenta de México, resulta ejemplar por su llamado a mantener «la cabeza fría» ante estas medidas. Este mensaje no es solo un recordatorio de la importancia de la prudencia, sino también una estrategia que refleja experiencia y madurez frente a un escenario adverso.
Las políticas de Trump no son nuevas, y Sheinbaum lo reconoce al destacar su similitud con las implementadas entre 2017 y 2021.
Pero esta repetición no debe generar indiferencia, sino análisis. Su discurso nacionalista y la narrativa de «invasión» migrante son herramientas políticas, más que respuestas a problemas reales. Utiliza el miedo y la polarización como palancas de control y distracción.
Es crucial que México, como socio comercial y vecino, responda con inteligencia. A diferencia del enfoque impulsivo que podría esperarse, Sheinbaum subraya la importancia de centrarse en los hechos: los decretos firmados. No se trata de ignorar la gravedad de las medidas, sino de evitar una reacción visceral que pueda escalar el conflicto. La diplomacia requiere estrategia y calma.
Por otro lado, los aranceles del 25% anunciados por Trump representan un golpe directo al comercio norteamericano. Aunque el impacto económico es evidente, también pone de manifiesto su desconexión con la realidad interdependiente de la región. La economía de México y Canadá está estrechamente vinculada a la estadounidense, y medidas como estas solo pueden dañar las relaciones multilaterales y desacelerar el crecimiento.
En este contexto, la declaración de emergencia nacional en la frontera no es más que un espectáculo político. Trump sabe que estas acciones refuerzan su base electoral, pero a un costo altísimo para los derechos humanos y la cooperación internacional.
Sheinbaum tiene razón al pedir calma y acción medida. Este es un momento para que México refuerce su postura en la arena internacional, solidifique alianzas y busque soluciones que beneficien a sus ciudadanos, sin caer en provocaciones. Trump juega al caos; México debe apostar por la serenidad y la estrategia. En tiempos de tensión, la cabeza fría no solo es deseable, es indispensable.
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