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DIPLOMACIA TRANSACCIONAL EN ORIENTE MEDIO

4 razones por las que Trump eligió el Golfo Pérsico y pasó de México y Canadá para su primer viaje al exterior

El presidente estadounidense rompe con la tradición diplomática y prioriza Arabia Saudí, Qatar y Emiratos Árabes Unidos en su primera gira internacional

Periodista Digital 14 May 2025 - 02:11 CET
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Este martes 13 de mayo de 2025, el presidente Donald Trump inicia su primer viaje internacional de su segundo mandato con una gira relámpago por tres países del Golfo Pérsico: Arabia Saudí, Qatar y los Emiratos Árabes Unidos.

Esta decisión rompe con décadas de tradición diplomática estadounidense, que solía priorizar visitas a vecinos como México o Canadá, o a aliados tradicionales en Europa.

La elección de estos destinos no es casual y responde a una estrategia claramente definida por la Casa Blanca.

Mientras la región enfrenta crisis como la guerra en Gaza y las tensiones con Irán, Trump ha dejado claro que su principal objetivo es cerrar acuerdos comerciales millonarios.

A continuación, analizamos las cuatro razones fundamentales que explican esta controvertida decisión diplomática.

Acuerdos comerciales por encima de todo

La prioridad absoluta de Trump en esta gira es la firma de acuerdos comerciales lucrativos. A diferencia de sus predecesores, que viajaban a Oriente Medio con grandes visiones estratégicas para la región, el actual mandatario ha comunicado a sus asesores que desea poder anunciar transacciones por más de un billón de dólares.

Su agenda incluye negociaciones sobre venta de aviones, tecnología nuclear civil, inversiones en inteligencia artificial y armamento. Trump espera asegurar nuevas inversiones para Estados Unidos provenientes de los fondos soberanos respaldados por el estado de estos países del Golfo.

«Este es su lugar feliz», afirma Jon B. Alterman, vicepresidente senior del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales. «Sus anfitriones serán generosos y hospitalarios. Estarán ansiosos por hacer tratos. Lo halagarán y no lo criticarán. Y tratarán a sus familiares como socios comerciales pasados y futuros».

Intereses empresariales personales

La segunda razón que explica esta elección tiene que ver con los intereses empresariales de la familia Trump. Los tres países que visitará albergan proyectos inmobiliarios existentes o planeados con la firma Trump, lugares donde busca aprovechar los intereses económicos estadounidenses para hacer algo que disfruta personalmente: cerrar acuerdos comerciales.

Esta mezcla entre intereses personales y política exterior ha generado preocupación sobre posibles conflictos de interés. A diferencia de sus predecesores, Trump no ha establecido una separación clara entre sus negocios familiares y su papel como presidente, lo que genera dudas sobre si las decisiones diplomáticas están influenciadas por beneficios personales.

Regalos diplomáticos controvertidos

Un elemento que ha causado controversia en vísperas del viaje es la noticia de que Trump estaría dispuesto a aceptar un lujoso avión Boeing 747-8 como regalo de la familia gobernante de Qatar. Funcionarios estadounidenses sugieren que podría convertirse en un posible avión presidencial, lo que equivaldría a que el presidente acepte un regalo asombrosamente valioso de un gobierno extranjero.

Esta situación rompe con la tradición de los presidentes estadounidenses, quienes históricamente han evitado aceptar regalos personales costosos de gobiernos extranjeros. Presidentes anteriores no podían quedarse con obsequios como leones o caballos, lo que hace aún más sorprendente que Trump pueda considerar aceptar un avión valorado en cientos de millones de dólares.

La ley de Ética Gubernamental establece restricciones claras sobre los regalos que pueden aceptar los funcionarios públicos, especialmente cuando provienen de gobiernos extranjeros, para evitar influencias indebidas en la política exterior estadounidense.

Tratamiento preferencial y diplomacia transaccional

La cuarta razón que explica la elección de estos destinos es el tratamiento que Trump recibirá durante su visita. En estos países será «tratado como un rey», con recepciones en palacios, alfombras rojas y todas las atenciones que satisfacen su gusto por la pompa y el reconocimiento.

Este enfoque contrasta fuertemente con el de sus predecesores. Jimmy Carter empujó a Israel y Egipto a sellar un histórico acuerdo de paz. Bill Clinton intentó lo mismo con el líder palestino Yasser Arafat. George W. Bush imaginó que su guerra contra el terrorismo conduciría a la democratización de la región, y Barack Obama fue a El Cairo «en busca de un nuevo comienzo en la relación entre Estados Unidos y los musulmanes de todo el mundo».

Trump, en cambio, prioriza una diplomacia transaccional centrada en acuerdos comerciales concretos por encima de grandes visiones estratégicas para la región.

Contexto geopolítico complejo

Esta visita se produce en un momento de gran tensión en la región. Después de poner fin a un alto el fuego hace dos meses, Israel ha intensificado la guerra en la Franja de Gaza, donde un bloqueo de alimentos, medicinas y otros suministros agrava una crisis humanitaria. Por otro lado, Irán, enemigo de Israel y rival de Arabia Saudí, está al borde de poder desarrollar armas nucleares.

A pesar de que Trump no podrá evitar por completo la diplomacia sobre Gaza o Irán, ya que los países del Golfo que lo acogen también están interesados en aliviar las tensiones regionales, su enfoque principal seguirá siendo económico más que diplomático.

Es importante recordar que la relación de Trump con estos países ha sido compleja. Durante su primer viaje al Oriente Medio en 2017, aparentemente provocó lo que se conoció como la «crisis de Qatar», cuando Bahréin, Egipto, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos boicotearon a Qatar por su apoyo a islamistas en la región y sus lazos con Irán.

Un viaje de negocios más que diplomático

La gira de Trump por el Golfo Pérsico representa un claro ejemplo de su visión de la política exterior: transaccional, centrada en acuerdos comerciales y con poca atención a las grandes estrategias diplomáticas tradicionales.

Mientras que sus predecesores viajaban a la región con ambiciosas visiones para la paz o la democratización, Trump se conforma con «cualquier papel firmado a pie de página». Como ejercicio estratégico, el propósito del viaje sigue siendo confuso para muchos analistas, más allá de los beneficios económicos inmediatos.

Esta aproximación a la diplomacia internacional refleja la visión empresarial de Trump, quien prefiere medir el éxito en términos de acuerdos cerrados y dinero generado, más que en avances diplomáticos o soluciones a largo plazo para los conflictos regionales.

La gira de tres días que comienza hoy en Riad (Arabia Saudí) y continuará por Qatar y Emiratos Árabes Unidos será seguida con atención por la comunidad internacional, que observará si este enfoque transaccional puede generar resultados positivos en una de las regiones más complejas y volátiles del mundo.

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