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Al filo de la madrugada, el Congreso de Perú destituye a Dina Boluarte como presidenta de la República
En una sesión cargada de tensión, los congresistas peruanos aprobaron este viernes, 10 de octubre de 2025, la destitución de Boluarte como presidenta por una contundente mayoría.
Legisladores de diversas bancadas presentaron cuatro mociones de vacancia basadas en la «permanente incapacidad moral» de la jefa de Estado, las cuales fueron respaldadas ampliamente.
La decisión llega en medio de una profunda crisis de violencia y criminalidad que azota al país sudamericano, desatando también una tormenta política sin precedentes. Distintas fuerzas políticas han exigido al gobierno medidas contundentes frente a la percepción de impunidad con la que operan las bandas criminales dedicadas a la extorsión, un problema que ha golpeado duramente a la sociedad peruana.
Boluarte asumió la presidencia el 7 de diciembre de 2022, tras la detención de Pedro Castillo, acusado de intentar un golpe de Estado. Sin embargo, su gestión ha estado marcada por la controversia, especialmente tras incidentes como el reciente ataque al grupo musical Agua Marina en Lima, que puso en evidencia la gravedad de la crisis de seguridad.
La destitución de Boluarte genera un vacío de poder inusual. Según la Constitución, el cargo debería recaer en el primer vicepresidente, pero este puesto está vacante desde que Boluarte asumió el gobierno. El cargo de segundo vicepresidente, también vacante desde 2020, deja la presidencia en manos del presidente del Congreso, José Jerí, en un contexto de incertidumbre.
Perú enfrenta una inestabilidad crónica, con seis presidentes desde 2018 debido a destituciones y renuncias. La salida de Boluarte marca un nuevo capítulo en la turbulenta historia política del país.
EL DETONANTE Y LAS POSICIONES
El detonante inmediato fue la inseguridad desbordada, visibilizada crudamente por el atentado contra la agrupación Agua Marina en Chorrillos. Al interior del Congreso, el diagnóstico fue unánime: la respuesta del Ejecutivo es insuficiente y evasiva. Bancadas que horas antes planteaban interpelaciones se sumaron, una a una, al llamado de vacar a la presidenta. Fuerza Popular, Alianza para el Progreso, Acción Popular y Avanza País, con sus pronunciamientos públicos, consolidaron el bloque mayoritario que amenaza con volcar la presidencia.
Aron Espinoza, de Podemos Perú, acusó al gobierno de no tener un plan real contra el crimen. “Ya no es solo un asesinato en la vía pública; hasta en una institución militar ocurre una balacera. ¿Dónde está el Ministerio del Interior?”, cuestionó. Norma Yarrow, de Renovación Popular, fue tajante: a seis meses de la elección, presentar la vacancia es un acto de “valentía” y de “estar con los peruanos”, más allá de izquierdas o derechas.
Otros, como Susel Paredes, denunciaron a la “oposición bamba”, que en meses previos archivó propuestas similares. Admitió que desde abril circulaba una moción que pocos quisieron firmar, pero esta vez ella rubricará todas. La presión creció, y el silencio de Palacio contrastó con la agitación del pleno. Incluso el pedido inicial de citar al premier Eduardo Arana y al gabinete entero se aprobó con 77 votos, antes de que la tarde derivara en la decisión más radical: respaldar cualquier moción de vacancia contra Boluarte.
César Revilla, portavoz fujimorista, anunció que Fuerza Popular no participará de ninguna presidencia del Congreso ni gobierno de transición en el próximo escenario. Acción Popular, Alianza para el Progreso y Avanza País sumaron pronunciamientos en la misma línea. Perú Libre se declaró dispuesto a votar a favor. El Congreso huele a cambio, y la cuenta regresiva podría haber comenzado.
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