Todo patas arriba..
En un giro dramático de los acontecimientos, los rebeldes sirios han declarado la capital, Damasco, «libre» del régimen de Bashar al-Assad, marcando lo que parece ser el fin de más de cinco décadas de gobierno del partido Baath en Siria.
La noticia, que este 8 de diciembre de 2024 ha sacudido el panorama geopolítico de Oriente Medio, llega tras una ofensiva relámpago que ha visto a las fuerzas rebeldes avanzar rápidamente por el país en los últimos días.
Según informes de múltiples fuentes, incluidas CNN y Reuters, el presidente Assad habría huido de Damasco hacia un destino desconocido.
La rapidez con la que se han desarrollado los eventos ha dejado a observadores y analistas internacionales atónitos, planteando numerosas preguntas sobre el futuro inmediato de Siria y sus implicaciones para la región.
El grupo rebelde Hayat Tahrir al-Sham (HTS), principal fuerza de la oposición, anunció su entrada en Damasco en la madrugada del domingo 8 de diciembre.
En un comunicado difundido a través de Telegram, declararon:
«Después de 50 años de opresión bajo el gobierno del Baath, y 13 años de crímenes, tiranía y desplazamientos forzados… anunciamos hoy el fin de este oscuro período y el comienzo de una nueva era para Siria».
The rebels just declared the end of Assad's reign on Syria's state TV: pic.twitter.com/l5SoCjGvrY
— End Wokeness (@EndWokeness) December 8, 2024
La caída de Damasco viene precedida por la toma de otras ciudades clave en los últimos días:
- Homs: Capturada por los rebeldes, cortando la conexión entre Damasco y la región costera, bastión del régimen.
- Daraa: Cuna de la revolución siria en 2011, volvió a levantarse contra Assad.
- Quneitra y Sweida: También cayeron en manos rebeldes, dejando al régimen sin control efectivo en el sur del país.
La rapidez del colapso del régimen de Assad se atribuye a varios factores:
- Debilitamiento de sus principales aliados: Rusia, Irán y Hezbolá se encuentran distraídos o debilitados por otros conflictos.
- Fatiga de las fuerzas gubernamentales tras 13 años de guerra civil.
- Resurgimiento de la oposición, especialmente del HTS, que ha logrado unificar a diversos grupos rebeldes.
El primer ministro sirio, Mohammed al-Jalali, en un intento por mantener la estabilidad, ha declarado estar dispuesto a cooperar con «cualquier liderazgo elegido por el pueblo sirio».
Esta declaración sugiere un intento de transición pacífica del poder, aunque la situación sigue siendo extremadamente volátil.
Syrians in Germany are celebrating the rebels’ takeover of northern Syria.
They all applied for asylum claiming persecution by Assad.
Now that Assad is being defeated, isn’t it time to send them back since they’re so happy?!
— Dr. Maalouf (@realMaalouf) November 30, 2024
Las implicaciones de estos acontecimientos son profundas y de largo alcance:
Para Siria:
- Se abre un período de incertidumbre sobre quién asumirá el control efectivo del país.
- Existe el riesgo de nuevos enfrentamientos entre facciones rebeldes con diferentes agendas.
- La reconstrucción del país, devastado por años de guerra, será un desafío monumental.
Para la región:
- Israel se enfrenta a un nuevo escenario en su frontera norte, con la posibilidad de que grupos islamistas ganen influencia en Siria.
- Turquía podría ver una oportunidad para aumentar su influencia en el norte de Siria.
- El equilibrio de poder regional podría alterarse significativamente, con Irán perdiendo a un aliado clave.
Para la comunidad internacional:
- Se plantean cuestiones sobre cómo manejar las relaciones con un nuevo gobierno sirio.
- Surge la necesidad de abordar la crisis humanitaria y la reconstrucción del país.
- Se abre un debate sobre la responsabilidad de Assad y otros altos cargos por crímenes de guerra.
El analista de Oriente Medio, Sarah Leah Whitson, comentó para este medio:
«El colapso del régimen de Assad era previsible, pero la velocidad con la que ha ocurrido ha tomado a todos por sorpresa. Ahora, el desafío será evitar que Siria caiga en un nuevo ciclo de violencia y asegurar una transición pacífica hacia un gobierno representativo».
La caída de Assad plantea interrogantes cruciales:
- ¿Quién llenará el vacío de poder?
- ¿Cómo reaccionarán las potencias regionales e internacionales?
- ¿Qué pasará con las minorías étnicas y religiosas que apoyaban al régimen?
- ¿Cómo se manejará la presencia de grupos extremistas en el país?
El Consejo de Seguridad de la ONU ha convocado una reunión de emergencia para abordar la situación.
Mientras tanto, países como Estados Unidos, Rusia y Turquía están siguiendo de cerca los acontecimientos.
There’s no good guy in this Syria fight. It’s like ISIS vs Assad. (One literally has an ISIS patch on him in this video.) These are not our people no matter what. pic.twitter.com/q88n3BVL0A
— Marina Medvin 🇺🇸 (@MarinaMedvin) November 30, 2024
Para Israel, la caída de Assad presenta tanto oportunidades como riesgos. Por un lado, la salida de un régimen históricamente hostil podría ser vista como positiva. Sin embargo, la incertidumbre sobre quién tomará el control en Siria y la posible influencia de grupos islamistas cerca de su frontera son motivo de preocupación.
El ex embajador israelí en Estados Unidos, Michael Oren, declaró:
«Israel debe estar preparado para todos los escenarios. La caída de Assad podría llevar a una mayor inestabilidad en nuestra frontera norte, pero también podría abrir la puerta a nuevas dinámicas regionales».
En cuanto a quién asumirá el poder en Siria, la situación sigue siendo incierta.
El HTS, liderado por Abu Mohammed al-Golani, parece ser la fuerza dominante entre los rebeldes.
Sin embargo, su pasado vínculo con Al-Qaeda podría complicar su reconocimiento internacional.
Otras facciones rebeldes y figuras de la oposición en el exilio también podrían buscar un papel en un futuro gobierno.
La formación de un gobierno de unidad nacional que incluya a diversas facciones podría ser una solución, aunque lograr un consenso entre grupos con agendas divergentes será un desafío formidable.
La comunidad internacional, especialmente la ONU y países como Estados Unidos, Rusia y las potencias europeas, tendrán un papel crucial en facilitar una transición pacífica y evitar un vacío de poder que pueda ser explotado por grupos extremistas.
MALAS NOTICIAS PARA EL RÉGIMEN VENEZOLANO. Las embajadas de Rusia e Irak solicitan a sus ciudadanos en SIRIA que abandonen el país ante una posible e inminente caída del DICTADOR Bashar Al Assad, principal aliado de Nicolas MADURO en el Medio Oriente. pic.twitter.com/Y1jeAtxoq3
— Liliana Franco (@lilianaf523) December 6, 2024
Bashar al-Assad: El oftalmólogo que se convirtió en dictador
Nacido el 11 de septiembre de 1965 en Damasco, Bashar era el tercer hijo del entonces ministro de Defensa Hafez al-Assad. Su hermano mayor, Basel, estaba destinado a suceder a su padre en el poder.
Bashar se formó como médico oftalmólogo en la Universidad de Damasco y posteriormente realizó una especialización en Londres. Su vida dio un giro inesperado en 1994 cuando Basel falleció en un accidente de coche.
De repente, Bashar se vio llamado a regresar a Siria para prepararse como futuro líder del país. Ascendió rápidamente en las filas del ejército y del partido Baaz, llegando al rango de coronel en 1999.
Tras la muerte de su padre en 2000, Bashar asumió la presidencia a los 34 años. Inicialmente, muchos esperaban que trajera reformas y apertura al país. Sin embargo, pronto quedó claro que mantendría el férreo control del régimen.
La «Primavera de Damasco», un breve periodo de liberalización política, fue rápidamente sofocada. Assad consolidó su poder, reprimiendo a la oposición y manteniendo el aparato de seguridad heredado de su padre.
En 2011, cuando las protestas de la Primavera Árabe llegaron a Siria, Assad respondió con brutal represión. Su negativa a ceder el poder desencadenó una sangrienta guerra civil que ha dejado cientos de miles de muertos y millones de desplazados.
A pesar de las acusaciones de crímenes de guerra y del uso de armas químicas contra civiles, Assad ha logrado mantenerse en el poder con el apoyo de Rusia e Irán. En 2021, fue reelegido para un cuarto mandato en unas elecciones ampliamente consideradas como fraudulentas.
Un diplomático occidental describió a Assad como «un hombre que pasó de ser un oftalmólogo tímido a un dictador despiadado». Su régimen ha sido acusado de torturas sistemáticas, desapariciones forzadas y ataques indiscriminados contra civiles.
A pesar de los esfuerzos internacionales por aislarlo, Assad ha logrado mantenerse en el poder, aunque a un costo devastador para Siria y su pueblo. El país, otrora próspero y estable, se encuentra ahora en ruinas, con su economía destrozada y gran parte de su población desplazada o refugiada.
La trayectoria de Bashar al-Assad es un recordatorio sombrío de cómo las circunstancias y las decisiones personales pueden transformar a un individuo y el destino de una nación entera. El médico que una vez soñó con curar la vista de las personas acabó cegado por el poder, llevando a su país a la oscuridad de la guerra y la represión.