Pedro Sánchez y el PSOE al borde del colapso: el caso Santos Cerdán desata el pánico en Ferraz

A fecha de 20 de mayo de 2025, el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) afronta uno de sus mayores desafíos internos desde la crisis que acabó con José Luis Ábalos. El protagonista, esta vez, es Santos Cerdán, secretario de Organización, cuya figura se tambalea peligrosamente al borde de la imputación por su presunta implicación en tramas de corrupción vinculadas a adjudicaciones públicas y comisiones ilegales. En Ferraz ya no se habla bajo, se susurra con pánico: «Si cae otro secretario de Organización, es el final».

El nerviosismo es palpable incluso entre los históricos del partido. Cerdán, hombre discreto y escurridizo ante los focos, ha pasado de ser el arquitecto silencioso de pactos imposibles —como el logrado con Carles Puigdemont para investir a Pedro Sánchez— a convertirse en protagonista involuntario del thriller judicial que amenaza con dinamitar la estabilidad socialista. Quien fuera mano derecha de Ábalos, y pieza clave en la estructura de poder tejida por Sánchez, está ahora «absolutamente amortizado», según fuentes internas.

De Ábalos a Cerdán: la maldición del secretario de Organización

La historia reciente del PSOE parece escrita por Benito Pérez Galdós, pero con más giros que una telenovela turca. Tras la caída fulminante de José Luis Ábalos en 2021 —aquel que fuera destituido antes del Congreso Federal y se vio obligado a dimitir tras verse envuelto en escándalos— muchos pensaron que había tocado fondo el departamento más estratégico del partido. Sin embargo, la sombra de Ábalos es alargada: su sucesor está bajo el mismo escrutinio y por motivos similares.

Las investigaciones actuales señalan a Santos Cerdán como presunto actor relevante en un entramado de comisiones y adjudicaciones irregulares relacionadas con obras públicas en Navarra y el País Vasco. Según informaciones judiciales filtradas recientemente, habría maniobrado para favorecer a empresas amigas —en especial a la constructora Acciona— aprovechando su ascendiente sobre cargos socialistas con capacidad decisoria. Todo ello pese a que su cargo orgánico no le otorga competencia directa sobre contratos públicos.

Los indicios apuntan a que Cerdán, clave para mantener viva la relación entre el PSOE y Junts durante las negociaciones por la investidura, habría cobrado una comisión ilegal que ronda los 76 millones adjudicados en Navarra a una empresa presidida por un amigo personal suyo.

La UCO acecha: informes inminentes y temor al efecto dominó

El informe de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, previsto para principios de junio, mantiene en vilo a toda la dirección socialista. No se trata solo del contenido: lo que verdaderamente aterra es el posible efecto dominó. Si las pruebas confirman los indicios —mensajes incautados, testimonios empresariales y vínculos personales— no solo quedaría tocado el número dos del partido, sino también el propio presidente Sánchez, cuya confianza en Cerdán ha sido pública y reiterada hasta hace apenas unos días.

La estrategia defensiva pasa ahora por guardar silencio y confiar en que las pruebas no sean concluyentes. Pero esa esperanza mengua cada día que pasa. Fuentes cercanas al partido admiten que «Cerdán está desahuciado» y que Sánchez le pedirá que se vaya si los hechos se agravan. Los paralelismos con el caso Ábalos son tan evidentes que incluso los más optimistas dentro del PSOE asumen ya un desenlace similar.

El PSOE como ‘empresa’ visceralmente corrupta: ¿mito o realidad?

No ayuda precisamente al relato socialista la percepción creciente —alimentada tanto por rivales políticos como por viejos críticos internos— de que el partido funciona como una «empresa» donde las redes clientelares y las prácticas opacas son endémicas. Las sucesivas tramas (ERE andaluces, caso Koldo-Ábalos y ahora el cerco judicial sobre Cerdán) han reforzado esa imagen negativa ante la opinión pública.

Las informaciones más recientes apuntan a un esquema perfectamente articulado donde intermediarios como Koldo García reportaban directamente a los secretarios de Organización para agilizar contratos públicos a cambio de una comisión «del 20% para el PSOE». En este contexto, no pocos analistas ven una suerte de continuidad estructural entre diferentes etapas socialistas, más allá de nombres propios o liderazgos circunstanciales.

El vértigo político y las consecuencias imprevisibles

El vértigo político se extiende por toda la familia socialista, mientras algunos ya evocan las palabras inmortales de Alfonso Guerra: «Por doquiera que el PSOE vaya, lleva consigo su novela». No faltan quienes bromean —con ese humor cínico propio del pasillo parlamentario— que ni Netflix podría producir una serie tan trepidante como los últimos años en Ferraz.

A la espera del informe definitivo de la UCO y con una legislatura sostenida por acuerdos frágiles (como los sellados con Junts gracias precisamente a Cerdán), cualquier movimiento brusco puede desencadenar una crisis institucional sin precedentes. Si Santos Cerdán cae, lo hará arrastrando consigo a buena parte del aparato socialista actual… Y quizá también parte esencial del legado político de Pedro Sánchez.