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Escalada de tensión entre antiguos socios de coalición

Podemos asesta la estocada final a Pedro Sánchez: “El Gobierno ya ha muerto”

Podemos sentencia el ciclo político de Pedro Sánchez y declara la defunción del actual Gobierno tras los últimos escándalos de corrupción y desacuerdos estratégicos

Paul Monzón 21 Jun 2025 - 18:56 CET
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En plena canícula política, Podemos ha decidido abandonar la prudencia y ha arremetido frontalmente contra el Ejecutivo de Pedro Sánchez, proclamando a los cuatro vientos que “el Gobierno ya ha muerto, la única duda es cuándo se concretará el final”. La declaración, tan lapidaria como elocuente, no deja lugar a matices y marca un antes y un después en las ya maltrechas relaciones entre los morados y los socialistas. El mensaje no solo resuena en los pasillos del Congreso; también agita los cimientos de un Gobierno que, según sus antiguos socios, camina como un zombi institucional hacia una salida aún incierta.

La frase, pronunciada por la secretaria general de Podemos, Ione Belarra, durante un Consejo Ciudadano Estatal extraordinario, resume el sentir de una formación que se siente traicionada tanto por la gestión como por las prioridades estratégicas del PSOE. No es solo una cuestión de corrupción —aunque el “caso Koldo” y sus ramificaciones han sido la chispa definitiva— sino también de rumbo político. Como quien lanza una carta de defunción sin fecha concreta, Podemos reclama el fin del ciclo sanchista y exige a sus bases prepararse para construir una alternativa que supere el bipartidismo.

La tormenta perfecta: corrupción y desafección

La detonación final ha sido la sucesión de escándalos en torno al PSOE. Los casos Ábalos, Koldo y Santos Cerdán han dejado al descubierto una trama que, según Belarra, “no es un caso de manzanas podridas”, sino “el caso PSOE”, porque resulta imposible entender las mordidas presuntamente cobradas sin las responsabilidades gubernamentales socialistas.

La líder morada ha ido más allá: “El ciclo político de Pedro Sánchez ha terminado y la única duda es ya meramente temporal”. Esta sentencia no solo entierra políticamente a Sánchez ante sus ojos, sino que cuestiona su legitimidad para abordar decisiones clave como el incremento del gasto militar exigido por la OTAN o el embargo formal de armas a Israel. Para Belarra, las recientes maniobras del presidente —como la carta enviada a la OTAN rechazando elevar el presupuesto en defensa— son puro “paripé” para distraer la atención mientras España se somete al dictado internacional y recorta en servicios públicos.

Viejos aliados convertidos en adversarios

No es ningún secreto que desde la ruptura formal del espacio progresista en dos grandes bloques —Sumar y Podemos— la relación entre ambas formaciones y el PSOE ha pasado del desencuentro al enfrentamiento abierto. La crisis actual no solo ha afianzado esa distancia: ahora es abismo. Podemos reprocha al presidente su actitud “indefendible” ante los escándalos, su falta de medidas regeneradoras y su renuncia a liderar una izquierda capaz de ilusionar al electorado progresista.

En palabras del portavoz Pablo Fernández, “la distancia con el Gobierno es abismal” y acusan al Ejecutivo de estar “atrincherado en Moncloa” mientras pierde socios por el camino. Fernández recalca que no apoyarán ninguna moción de censura que permita gobernar al Partido Popular —la historia reciente les sirve como advertencia— pero tampoco serán cómplices del desgaste continuo que genera Sánchez entre sus propias filas.

Un Gobierno asediado desde todos los frentes

El contexto no puede ser más delicado para Pedro Sánchez:

La propia Belarra señala que “no hay mayor fuente de desafección política ni mayor alfombra roja a la derecha y extrema derecha que este Gobierno”, haciendo alusión a las consecuencias electorales que puede tener la actual situación. A juicio de Podemos, Sánchez está minando cualquier posibilidad realista de mantener unido el bloque progresista.

¿Y ahora qué? El calendario invisible

A pesar del tono apocalíptico, Podemos no reclama abiertamente elecciones anticipadas ni una moción de censura. La estrategia pasa por dejar claro que no participarán en ningún tipo de negociación con lo que denominan “Gobierno de la guerra” ni serán parte activa en rondas para blanquear la imagen presidencial. La decisión sobre adelantar elecciones sigue estando en manos exclusivas del presidente, aunque desde Podemos consideran que cada día que pasa sin tomar medidas reales solo agrava el problema.

Mientras tanto, recomiendan a sus bases trabajar para reconstruir una alternativa rupturista y recuperar “el espíritu del 15M”. La meta es clara: regeneración democrática real, más allá del eje PSOE-PP. En este sentido, la formación morada busca diferenciarse frontalmente tanto del bipartidismo tradicional como de Sumar, formación con la que mantienen otro abierto pulso interno por liderar lo que queda del espacio transformador.

El humor (negro) ante la crisis: ¿se busca enterrador?

En los mentideros políticos ya corren bromas sobre si hará falta convocar a un notario para certificar oficialmente el óbito gubernamental o si bastará con una esquela publicada en el BOE. El propio ambiente en el Congreso recuerda estos días más a un tanatorio político que a una cámara legislativa vibrante. Y mientras algunos se preguntan si habrá exequias solemnes o si todo quedará en un discreto funeral civil con pocos asistentes.

La realidad es menos risueña: mientras Sánchez insiste en agotar la legislatura —aunque sea con respiración asistida— los morados afilan cuchillos dialécticos e insisten en marcar perfil propio. En esta escena digna de una tragicomedia nacional, los ciudadanos asisten perplejos al espectáculo mientras se preguntan quién será el último en apagar la luz.

Curiosidades y datos singulares

Así pues, mientras unos afinan instrumentos para tocar réquiems políticos y otros buscan resucitar ilusiones perdidas, España asiste atónita al último giro argumental en una legislatura imprevisible. Como suele decirse en estos casos: continuará…

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