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La euforia es mala consejera en política, pero está desatada en el PP.
Y el motivo esencial no son sólo las encuestas, sino la deplorable imagne que da el PSOE.
El partido en shock, carcomido por una corrupción tentacular y saliendo todo mal, y su jefe paralizado, como un conejo deslumbrado en la carretera por los faros de un coche.
La política española atraviesa uno de sus momentos más convulsos de los últimos años. Pedro Sánchez, presidente del Gobierno y líder del PSOE, afronta una crisis ‘terminal‘.
La reciente explosión del escándalo de corrupción que implica a los dos últimos secretarios de Organización, José Luis Ábalos y Santos Cerdán, ha hecho tambalearse los cimientos socialistas.
La imagen de Cerdán en prisión preventiva sin fianza por delitos como tráfico de influencias, cohecho e integración en organización criminal ha dejado al partido sin capacidad de reacción visible y a su líder defendiendo su posición con uñas y dientes.
El Comité Federal del PSOE, convocado a toda prisa, se ha convertido en una especie de tabla de salvación para el marido de Begoña, que ha tratado de exhibir unidad interna mientras la opinión pública percibe un partido en estado de descomposición.
Desde Ferraz se insiste con histeria en que “el liderazgo de Pedro Sánchez no está en cuestión”, aunque las voces críticas, encabezadas por Emiliano García-Page, empiezan a sonar con fuerza.
Ni los cambios propuestos en el funcionamiento interno, todos cosméticos, ni las vacías y poco creíbles promesas de mayor transparencia o las nuevas medidas antifraude parecen suficientes para frenar la sangría reputacional.
El ‘entorno Blanco’ toma Ferraz: maniobras bajo sospecha
En medio del naufragio socialista, Sánchez ha optado por ceder los mandos orgánicos a figuras cercanas al histórico José Blanco, intentando así cerrar filas y ganar tiempo frente a la guerra abierta con los restos del ‘sanchismo’ original y el sector afín a Ábalos.
Esta reorganización busca proteger al líder y blindar el núcleo duro ante la presión judicial y mediática, pero también ha generado malestar entre los cuadros medios del partido, que ven cómo se consolidan las luchas intestinas por el control del aparato.
En privado, algunos dirigentes del PSOE reconocen que Sánchez teme incluso acabar rindiendo cuentas ante la justicia si el caso sigue escalando.
De ahí su apuesta por rodearse exclusivamente de quienes estarían dispuestos a maniobrar para evitar ese escenario. El ambiente en Ferraz es más propio de una novela negra que de una formación centenaria: recelos, lealtades cambiantes y promesas de lealtad bajo sospecha.
El PP huele sangre: Feijóo y la euforia azul
Mientras el PSOE se desangra, el Partido Popular vive días dorados. Alberto Núñez Feijóo ha conseguido lo impensable hace apenas un año: unir bajo su paraguas tanto a sus fieles como a los sectores más díscolos, presentando un proyecto reformista y moderado que aspira al centro político y promete «cambiar España mucho mejor que ellos». El reciente congreso nacional popular ha sido una demostración de fuerza: ni rastro de grietas internas, mensajes claros y un compromiso explícito con el cambio.
Las encuestas acompañan este nuevo clima triunfalista. Sondeos recientes sitúan al PP entre el 34% y el 36% en intención de voto, ampliando la brecha respecto al PSOE hasta los 7 puntos en algunos casos. Vox se mantiene como tercer actor relevante pero sin erosionar la hegemonía popular. La caída estrepitosa de Sumar y Podemos refuerza la sensación de cambio inminente.
En la calle, las manifestaciones convocadas por el PP han congregado multitudes: hasta 50.000 personas según cifras oficiales llenaron la plaza de España madrileña bajo el lema “Mafia o democracia”. Feijóo fue contundente: “Convoque elecciones ya. Nadie le votó para hacer esto”. Y lo hizo acompañado por Aznar y González Pons en una escenografía pensada para certificar el relevo generacional.
Camisetas agotadas y rock contra Sánchez: política pop
La batalla política ha saltado del hemiciclo a la cultura pop. Las camisetas con lemas contra Sánchez se han convertido en objeto de culto entre los simpatizantes populares hasta agotar existencias. Pero no sólo eso: el equipo electoral del PP ha abrazado una campaña musical heterodoxa que va desde Coldplay hasta Los Ramones como banda sonora oficiosa del cambio. La mercadotecnia azul busca conectar con votantes jóvenes y restar dramatismo al ambiente político.
No es casualidad: Génova ha entendido que el desgaste socialista también es cultural. Frente al discurso serio pero pesimista del PSOE (“hay que defendernos del mal”), el PP ofrece esperanza pop-rockera, memes virales y merchandising electoral tan eficaz como desenfadado.
El temor oculto en La Moncloa
Pese a todo, Sánchez rechaza convocar elecciones anticipadas. Afirma que no habrá urnas hasta 2027 porque “esto no va ni de mí ni del PSOE; es un proyecto necesario para España”. Sin embargo, cada vez son más quienes interpretan esta resistencia como un intento desesperado por evitar males mayores: perder el poder podría significar perder también la inmunidad institucional frente a investigaciones judiciales más profundas.
La sensación generalizada es la de una agonía lenta: Ferraz reorganizándose para sobrevivir unos meses más; Moncloa atrincherada; un Gobierno coaligado sin alternativas claras salvo aguantar hasta donde se pueda. Mientras tanto, Génova afila cuchillos electorales y multiplica gestos simbólicos para mostrarse como única alternativa viable.
“La próxima legislatura no será una legislatura al uso. Tendremos que acabar con todos los atropellos… Es nuestra doble tarea: parar el deterioro democrático y evitar que ningún presidente vuelva a hacerlo”, sentenció Feijóo entre aplausos cerrados durante el último cónclave popular.
Curiosidades políticas recientes
- El merchandising anti-Sánchez se agotó en menos de 24 horas tras ser promocionado por influencers afines al PP.
- El Comité Federal socialista ha debatido implantar controles patrimoniales aleatorios entre sus cargos para evitar nuevos escándalos.
- Las encuestas detectan un trasvase significativo desde Sumar hacia la abstención juvenil.
- La playlist oficial popular incluye versiones adaptadas (y autorizadas) de éxitos internacionales traducidos al castellano.
- En los chats internos socialistas circulan memes sobre “la última cena” política entre Blanco, Ábalos y Cerdán.
El tablero español vive tiempos extraordinarios. Y lo hace con una banda sonora inesperada… aunque nadie sabe si será rock and roll o réquiem político.
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