En la sede de Ferraz se respiraba este sábado un ambiente propio de velatorio más que de cónclave socialista.
Pedro Sánchez, convertido en un “zombie político” según sus críticos, ha afrontado el Comité Federal más largo y turbulento de los últimos años.
El partido, herido por los últimos escándalos de corrupción y las luchas intestinas, parece incapaz de ofrecer ni una imagen mínima de cohesión ante una ciudadanía cada vez más desconfiada.
Entre los asistentes, las caras largas eran la norma.
El caso de machismo que salpica a uno de los fieles de Sánchez ha dinamitado cualquier atisbo de discurso regenerador.
Mientras tanto, las viejas glorias socialistas –con Felipe González en el punto de mira– y los barones territoriales más díscolos han dejado claro que el PSOE es hoy una olla a presión a punto de estallar.
Sánchez se atrinchera: resistencia o huida hacia adelante
El presidente del Gobierno llegó al Comité con el corazón “tocado”, según sus propias palabras, pero con la determinación intacta. Ante la crisis desatada por el encarcelamiento preventivo de su número tres, Santos Cerdán, por presunta corrupción y organización criminal, Sánchez optó por reafirmar su liderazgo y prometer una “profunda renovación”… sin especificar apenas cambios estructurales ni asumir responsabilidades directas.
Entre las frases para la posteridad quedó el dardo a Felipe González: “Cuando deje de ser presidente, estaré al lado del secretario general”, en clara referencia a los reproches que el expresidente ha lanzado públicamente contra su gestión. No faltó ironía entre los delegados: algunos susurraban que Sánchez podría acabar cerca del secretario general… pero en el banquillo de acusados si la marea judicial sigue subiendo.
Las consecuencias inmediatas son claras:
- El liderazgo de Sánchez está bajo mínimos internos, aunque oficialmente se proclame lo contrario.
- El PSOE ha perdido la narrativa regeneradora con la que llegó al poder tras la moción de censura a Rajoy.
- La coalición gubernamental se tambalea ante las críticas no solo del PP y Vox, sino también del socio Sumar, cuyos dirigentes temen hundirse en las próximas encuestas si no se corta el grifo a los escándalos.
Fractura en todas direcciones: barones rebeldes y puentes dinamitados
Uno de los momentos más tensos llegó con el rifirrafe entre Óscar Puente y Emiliano García-Page. Puente calificó a Page de “hipócrita” tras sus críticas públicas y sus alusiones a la corrupción socialista durante la era González. Para colmo, no se permitió réplica alguna a Page desde la presidencia del Comité. El presidente castellanomanchego escenificó su desacuerdo negándose a levantarse y aplaudir tras el discurso principal de Sánchez; un gesto tan simbólico como revelador.
Mientras tanto, desde Ferraz intentaron sin éxito minimizar las críticas internas. Solo un pacto fugaz entre la expresidenta Susana Díaz y Juan Espadas sirvió para intentar proyectar algo parecido a unidad… aunque todos sabían que era mero teatro para las cámaras.
Y por si fuera poco:
- El caso Salazar, relacionado con supuestos comportamientos machistas dentro del núcleo duro sanchista, dejó aún más tocada la credibilidad del mensaje feminista oficial.
- La destitución (o no) del número 2 de Cerdán generó un debate interminable sobre si realmente hay voluntad política para limpiar el partido o todo quedará en fuegos artificiales.
¿Hacia dónde va el PSOE? Consecuencias inmediatas y posibles escenarios
La situación es tan compleja como inédita:
- Se multiplican las voces que exigen primarias abiertas o incluso un congreso extraordinario para buscar relevo antes de 2027.
- Las encuestas reflejan una caída sostenida del PSOE mientras PP y Vox capitalizan el desgaste socialista.
- En los pasillos del Congreso circulan apuestas sobre cuándo decidirá Sánchez abandonar… o si lo hará obligado por la presión judicial más que por la interna.
En paralelo, hay quien teme ya un efecto dominó sobre otras federaciones socialistas autonómicas. Se especula incluso con movimientos centrífugos en territorios como Andalucía o Castilla-La Mancha si la dirección nacional sigue ignorando las demandas reformistas.
Curiosidades y detalles insólitos del Comité Federal
- El Comité Federal duró casi nueve horas. Ni los congresos del siglo pasado aguantaron tanto debate interno sin llegar apenas a acuerdos sustantivos.
- El clásico pin socialista brilló menos entre los asistentes: algunos optaron por lucir discretamente solo una rosa roja (sin siglas), quizá para evitar fotos comprometidas en redes.
- Según fuentes presentes, hubo café para todos… excepto para Page, que prefirió tomárselo fuera tras su bronca intervención.
En definitiva, el PSOE vive días aciagos donde cada gesto cuenta y cada silencio pesa. ¿Será Sánchez capaz de resucitar políticamente o acabará convertido en leyenda… zombi? España observa expectante mientras Ferraz sigue siendo escenario –más que nunca– de drama político nacional.
