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EL DOMINIO ESTABA A SU NOMBRE

A Begoña le amargan las vacaciones en la Mareta: ratifican que se apropió del software de la Complutense

La empresa Arsys confirma al juez que el dominio del software de la Complutense investigado estaba registrado a nombre de Begoña Gómez

Periodista Digital 06 Ago 2025 - 18:50 CET
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En mitad de las vacaciones estivales, con la agenda política aparentemente adormecida bajo el sol canario, un nuevo giro judicial ha sacudido la tranquilidad del Gobierno.

Begoña Gómez, esposa del presidente Pedro Sánchez, ha visto cómo sus días en la exclusiva finca de La Mareta en Lanzarote se han visto empañados por la ratificación judicial de un dato clave: el dominio web del software universitario por el que se le investiga estaba, efectivamente, registrado a su nombre.

Un pequeño detalle técnico que puede tener consecuencias mayúsculas en el caso que la acecha desde hace meses.

La historia comenzó con la creación de la Cátedra Extraordinaria de Transformación Social Competitiva en la Universidad Complutense de Madrid (UCM), dirigida por Gómez.

El proyecto, financiado con fondos públicos y patrocinado por empresas privadas como Indra, incluía el desarrollo de un software y una plataforma digital cuya titularidad ha terminado siendo objeto de controversia judicial.

Las pruebas que han amargado las vacaciones

La confirmación llega en forma de escrito técnico pero demoledor: Arsys Internet ha comunicado al juez que tanto el registro del dominio como el servicio de correo asociado “se encuentran ya dados de baja en la ficha de cliente Begoña Gómez”. La empresa digital se ha desmarcado expresamente del fondo del asunto, aclarando que desconoce para qué se utilizó realmente el dominio y pidiendo más datos al juzgado para precisar si prestaron otros servicios relacionados.

Lo relevante es que este movimiento corrobora uno de los principales argumentos esgrimidos por las acusaciones populares: que la esposa del presidente habría actuado como propietaria efectiva del soporte tecnológico financiado por terceros para un proyecto universitario público. La gestión inicial fue transferida sin requerir documentación adicional, algo habitual en procedimientos internos de estas empresas digitales.

Todos los apaños: entre el tráfico de influencias y la cátedra ‘fake’

El caso no se limita a una cuestión técnica. Sobre la mesa están imputaciones por presuntos delitos de tráfico de influencias, corrupción en los negocios, apropiación indebida e incluso intrusismo profesional. Los críticos no han tardado en calificar a Gómez como “la catedrática fake”, dado que su designación como directora y su papel real en la universidad han sido cuestionados desde varios frentes mediáticos y políticos.

La empresa Arsys Internet y su papel clave

Arsys Internet aparece aquí como testigo involuntario pero fundamental. Su respuesta detallada al juez Peinado ha permitido reconstruir:

  1. Que el dominio se registró inicialmente a nombre de Blanca de Juan y luego pasó a manos exclusivas de Begoña Gómez.
  2. Que todos los servicios asociados —dominio y correo— fueron dados definitivamente de baja tras estallar el escándalo judicial.
  3. Que Arsys desconoce si posteriormente se contrataron nuevos servicios vinculados a ese dominio o si estos guardan relación alguna con la cátedra universitaria.

Cabe subrayar que esta confirmación técnica contradice versiones previas ofrecidas por parte del entorno gubernamental y añade presión sobre Moncloa justo cuando Sánchez buscaba distanciarse mediáticamente del caso.

Consecuencias políticas y mediáticas

La noticia llega en pleno agosto, cuando los partidos suelen refugiarse tras comunicados rutinarios y fotos familiares. Pero este caso tiene ingredientes para alimentar titulares hasta septiembre:

El hecho de que todo esto haya estallado mientras Sánchez disfruta sus días en una residencia oficial costeada por los contribuyentes añade munición a los críticos, especialmente en redes sociales y columnas políticas poco proclives a pasar página fácilmente.

Curiosidades, datos técnicos y sospechas adicionales

Mientras tanto, algunos cronistas ya rebautizan irónicamente este episodio como “el software volador”, porque nadie parece tener claro dónde acabó ni quién lo maneja ahora mismo. Pero lo que sí está claro es que este verano será recordado no solo por las olas canarias sino también por las marejadas judiciales que acechan al entorno presidencial.

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