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LA RETAGUARDIA

¡Feijóo y Abascal dejarán de pelear para no seguir dando aire a la organización criminal!

El resultado electoral en Extremadura por bloques ideológicos no deja lugar a dudas: la derecha ha obtenido el 60% del apoyo en las urnas y la izquierda se ha quedado con el 40%. Esto obliga a los partidos del bloque ganador a llegar a acuerdos y trabajar en equipo

Periodista Digital 23 Dic 2025 - 09:58 CET
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El PP descubre por fin que gobernar con VOX va a ser inevitable: la lección extremeña que revoluciona la estrategia del centroderecha español

El vapuleado candidato de Sánchez en Extremadura se agarra como una lapa al escaño y acusa de su debacle a los «pseudomedios»

En La Retaguardia de este martes 23 de diciembre, Eurico Campano analiza con Mario Garcés la estrategia que deben seguir los dos partidos de la derecha, VOX y PP, tras los resultados electorales de las pasadas elecciones en Extremadura que deberían obligarles a llegar a acuerdos y ser capaces de trabajar en equipo.

Y es que las elecciones extremeñas dieron ganadora a Maria Guardiola por el hundimiento del PSOE y la baja participación que provocó que perdiendo 9.084 votos, el PP sacase un escaño más pero no cumpliese su objetivo de obtener una mayoría absoluta para gobernar en solitario. VOX, por su parte, es el único partido en estos comicios que ha doblado sus votos y sus escaños respecto al anterior parlamento. Para ser exactos, el partido de Santiago Abascal ha obtenido 39.562 votos más que en los anteriores comicios que le han permito aumentar en 6 asientos su representación.

Además, el verdadero impacto ha sido el descalabro del PSOE, que perdió terreno considerablemente, lo que llevó a su líder, Miguel Ángel Gallardo, a presentar su dimisión. Este resultado ha sacudido los cimientos de la izquierda, con voces en Ferraz reconociendo que el Gobierno central está más débil que nunca, mientras la derecha comienza a vislumbrar la luz al final del túnel electoral. Alberto Núñez Feijóo, cabeza del PP, ha aprovechado la coyuntura para lanzar el mensaje que le interesa: los votantes de VOX deben darse cuenta de que el verdadero cambio pasa por Génova y no por la calle Bambú, para evitar que Pedro Sánchez continúe aferrándose a La Moncloa.

El descalabro en Extremadura ha propiciado un giro radical en la estrategia del PP. Hasta hace poco, Feijóo no dudaba en criticar abiertamente a Santiago Abascal, acusándolo de alinearse con el PSOE en sus ataques hacia el Partido Popular, además de exigirle que dejara de recordar que populares y socialistas son socios de Gobierno en la Unión Europea y votan juntos numerosas leyes radicales ecológicas que restringen la actividad económica en general y la ganadera, industrial o pesquera especialmente. Pero Feijoo siempre ha preferido hasta ahora hacer el trilerismo de argumentar que en España no tiene pactos con los socialistas. Sin embargo, el desastre socialista ha cambiado las cartas del juego. Fuentes del PP reconocen que entrar en conflictos con Vox solo le daría oxígeno al partido dirigido por Sánchez, ahora visto como un gobierno moribundo tras el fiasco extremeño.

El acuerdo exprés que une a la derecha

La nueva estrategia se está materializando en diferentes territorios. En comunidades como Murcia, Valencia y Baleares, tanto el PP como Vox han logrado cerrar acuerdos presupuestarios en tiempo récord, incluyendo demandas clave del partido de Abascal como rechazar los repartos de inmigrantes ilegales que pretende imponer el Gobierno a las autonomías en vez de sellar las fronteras españolas y que no entre un solo ilegal más. En la Comunidad Valenciana, después de la dimisión de Carlos Mazón, fue directamente Feijóo quien tomó cartas en el asunto llamando a Abascal, con el fin de encauzar una rápida investidura para un presidente interino como es Juanfran Pérez Llorca, priorizando así la estabilidad tras las riadas y evitando unas elecciones anticipadas que podrían beneficiar al PSOE.

Por su parte, Abascal ha moderado su discurso y ha puesto la pelota sobre el tejado de Guardiola y de Feijóo. «Ahora es el PP quien tiene que decidir, pero no solo en Extremadura», afirmó, exigiendo que no se obstaculice el cambio ni se traicione a los votantes de VOX. Recordó pactos históricos como aquel entre José Antonio Monago e IU en 2011 para dejar claro que las opciones son evidentes: con Vox, con PSOE o con Podemos. Este desafío ha dado resultado. Reuniones informales entre ambos líderes, como una reciente llevada a cabo en el Congreso para discutir el contexto político actual, han sido cordiales y han servido para alinear posturas contra la corrupción que afecta al PSOE.

Ante estos resultados, la izquierda está profundizando en su estrategia de inventarse todo tipo de apocalipsis si hay acuerdos entre VOX y el PP. El portavoz socialista, Patxi López, ha calificado estos acercamientos como una «alianza inquietante» entre la derecha y la extrema derecha, mientras desde Ferraz insisten en que los resultados extremeños no son extrapolables. Aunque la dimisión de Gallardo dice lo contrario. Dentro del PP celebran haber visto cómo Vox ha duplicado escaños en Extremadura, pero subrayan que lo importante es gobernar en solitario donde sea posible; esa es precisamente la aspiración de Feijóo para Andalucía y Castilla y León.

El acuerdo tácito entre Feijóo y Abascal podría tener profundas repercusiones. A corto plazo asegura estabilidad en comunidades clave y frena el avance de Sánchez, quien ya enfrenta casos de corrupción junto a presiones internacionales por aumentar gasto militar. A medio plazo allana el camino hacia un “rearme moral” durante el congreso del PP programado para julio; donde Feijóo promete presentar un proyecto alternativo sin cerrar puertas a Vox. Si Extremadura sirve como prólogo, 2026 podría traer gobiernos más sólidos con Vox ocupando ministerios relacionados con migración o medio ambiente.

En Ferraz se siente una inquietud palpable. El «desastre extremeño» ha generado una crisis interna notable: Gallardo fuera y un Gobierno percibido como cadavérico. La derecha está decidida a aprovechar este momento favorable. Feijóo lo deja claro: «Esto va sobre si queremos cambio o continuidad del sinsentido». Y Abascal añade: «O estamos con Vox o estamos con PSOE o Podemos».

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