Periodistadigital América Home
3 segundos 3 segundos
Coronavirus Coronavirus La segunda dosis La segunda dosis Noticias Blogs Videos Temas Personajes Organismos Lugares Autores hemeroteca Enlaces Medios Más servicios Aviso legal Política de Privacidad Política de cookies
-

LA CUESTIÓN QUE REVUELVE ESPAÑA

La pregunta del millón de euros: ¿terminará Sánchez en prisión?

La tesis general es que el marido de Begoña debería ir acompañado por el chavista Zapatero

Mario Lima 05 Dic 2025 - 09:15 CET
Archivado en:

Más información

Tomás Gómez (PSOE) lanza la amenaza definitiva a Pedro Sánchez: «No se puede votar a esta banda»

Antes de entrar en harina, subrayar que se lo merece.

Que el marido de Begoña se ha ganado a pulso disfrutar una buena temporada de rancho y los ‘lujos‘ de la prisión.

Y no solo, sino en compañía de su mentor, el chavista Zapatero.

Desde hace un tiempo, en las charlas de bar, en las comidas familiares o en los grupos de WhatsApp, ha surgido una pregunta que hace solo unos años habría parecido propia de una película de conspiraciones: ¿terminará Pedro Sánchez en prisión?

Lo que antes sonaba a locura se ha convertido en un comentario recurrente, casi un mantra, que refleja la erosión brutal de la credibilidad del presidente del Gobierno Frankenstein.

Por primera vez en 50 años, la regla no escrita («a los presidentes no se les juzga») está rota. Sánchez no respeta el pacto tácito que salvó a Felipe González («Mister X») y ha convertido al Estado (jueces, UCO, Fiscalía, TC) en enemigo.

Estado actual

Escenario más probable 2026

Si la pieza Air Europa prospera imputación formal de Sánchez suplicatorio al Congreso.

Su mayoría lo bloquearía fractura institucional total del modelo 1978.

Probabilidad realista hoy

En una frase:

Nunca un presidente estuvo tan cerca, pero nunca el sistema tuvo tanto interés en blindarlo.

El tabú cae… o el Estado de derecho salta por los aires.

LOS DEL PEUGEOT

Y es que la realidad golpea fuerte: tres de sus colaboradores más cercanos ya han pisado la cárcel.

José Luis Ábalos y Koldo García, dos de los “hombres fuertes” que siempre estuvieron a su lado, están en prisión provisional sin fianza por presunta corrupción en contratos de mascarillas durante la pandemia. Santos Cerdán, otro peso pesado del aparato, también pasó meses entre rejas por el caso de las comisiones ilegales en obras públicas.

Tres miembros de la pringosa “banda del Peugeot” —aquellos amigos que acompañaron a Sánchez en su épico regreso a la secretaría general del PSOE en 2017— ya saben lo que es dormir tras los barrotes.

Falta solo el “capo”, bromean algunos. Y aunque suene exagerado, la broma ya no hace tanta gracia.

Dentro del PSOE, la consigna oficial sigue siendo la misma: “El presidente no está imputado, esto es lawfare, una persecución política del PP y de ciertos jueces”. Fuentes socialistas insisten en que Sánchez no ha cometido ningún delito y que todo responde a una campaña de desprestigio. Pero en privado, sin embargo, reconocen el daño: “Esto nos está matando poco a poco”, admite un veterano diputado.

El capítulo del famoso “soplo” a Ábalos es especialmente tóxico. Avisar a un investigado de que la UCO le sigue los pasos es delito de revelación de secretos, y las miradas apuntan directamente al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz. La Unidad Central Operativa lo señala sin ambages en sus informes; él lo niega todo y habla de “caza de brujas”. Sea como sea, la sensación de que alguien muy arriba protegió a los suyos ya está instalada.

Feijóo, por su parte, no pierde ocasión: “El 100 % del clan que llevó a Sánchez en volandas de vuelta a la política ha terminado en la cárcel. Cuando todos los que te subieron acaban ahí dentro… lo normal es que el jefe salga de la Moncloa”, soltó hace poco. Y aunque suene a demagogia barata, la frase cala.

A esto se suma el caso Paco Salazar (el amigo protegido pese a las acusaciones de acoso sexual) y el juicio aplazado del hermano del presidente, David Sánchez, por presunto tráfico de influencias hasta mayo de 2026. El cerco se estrecha, aunque sea de forma simbólica.

Porque eso es lo que muchos analistas empiezan a decir: Sánchez ya vive en una especie de cárcel simbólica. Rodeado de escándalos, con su autoridad menguante y su imagen tocada, gobierna en una permanente sala de espera judicial. No es solo una cuestión legal; es una crisis de legitimidad en toda regla.

Así que cuando alguien pregunta en voz alta eso de “¿acabará Sánchez en prisión?”, ya no es solo un deseo de sus adversarios. Es una duda real, alimentada por detenciones, informes policiales y una sensación creciente de que el entorno del presidente se desmorona a cámara lenta.

Mientras tanto, la gente de a pie mira todo esto con una mezcla de incredulidad, cabreo y resignación. Aquel líder carismático que llegó a La Moncloa en 2018 tras una moción de censura histórica hoy aparece atrapado en una tormenta judicial que no remite. Y nadie sabe cómo ni cuándo terminará esta película.

Lo único seguro es que España ya no volverá a ser la misma después de ella.

Más en Justicia

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

CONTRIBUYE

Mobile Version Powered by