Aunque lo tienen delante de las narices algunos todavía no ven por qué hace un siglo hubo en España un alzamiento nacional, y a lo largo de nuestra historia, muchas otras asonadas.
No es cuestión de ideología sino de historia y orden público. Aquello no fue ocasional sino nacional y estamos viviendo un remake. No hace falta ni abrir los libros de historia. Lo tenemos ante nuestros ojos. Sólo por retener el poder, el mismo partido que lo hizo hace un siglo está dividiendo y provocando la destrucción de la Nación.
Como entonces alguno sabía hablar había discursos grandilocuentes que también aplaudían a los delincuentes. Luego llegó el caos y todo lo que llegó hasta que la nación se sublevó. Después vinieron cuarenta años con sus luces y sombras donde el país creció extraordinariamente, no rechistaba nadie, ni terroristas ni separatistas hasta que aflojó. Y luego el logro histórico de la Transición, el mayor de nuestra historia con personajes que pusieron en general su trayectoria académica y profesional al servicio de la nación y de las circunstancias. Y la nave fue.
Un siglo más tarde del caos que provocó el alzamiento, la rebelión de un psicopáta vacuo y amoral apoyado en golpistas y terroristas, y una banda de majaderos, estorninos y niñatos forjada con la envidia de los más ineptos han dejado a la juventud sin referentes, a base de subvenciones. La ultraizquierda de pesebristas y ayayeros gobernantes que no leen ni los prospectos, llevan seis años persiguiendo la destrucción de la Nación.
Pero los que iban a asaltar los cielos, en realidad venían a asaltar Zara, Channel, los pisos de Castellana y Atocha y los chalets, pasarse el día en peluquerías cambiando sus disfraces por modelos en las grandes firmas y poniéndose hasta arriba de bótox, que era el cielo de su inconsciente de envidia disfrazado de ideología y cubierto con la hojarasca de su palabrería vacua.
Esta conjunción de majaderos no puede ser casual. Los personajes principales sanchistas, separatistas, terroristas que hoy deambulan por los pasillos del poder, no hay más que verlos, lacayos sin dignidad, no estudiaron porque estaban en asambleas, no son capaces de expresar un pensamiento complejo aunque a base de repetir han aprendido a darle a la lengua con frases precocinadas, anglicismos pretenciosos como Begoña o cuentos separatistas, se han alistado para medrar, han cambiado los piojos por channel y su condición humana en su gran mayoria deja mucho que desear.
Oyen alzamiento nacional y creen que es algo sexual o un bautizo grupal en un congreso de Sevilla o en la piscina de Irene que acabará asaltando el pueblo, escuchan hablar de la transición política pero, salvo que seas retrasado, en algún momento tienes que entenderlo, aunque no quieras reconocerlo.
La España indolente ha dejado la Nación en manos de un rebaño, de trashumancia en Sevilla, balando y aplaudiendo a un pastor que ha hecho un conjuro espiritista tratando de evitar la cárcel, mientras medio pais fuma el opio del fútbol, a otro medio de puente todo ésto le trae al pairo, no hay un sólo debate de interés político ni cultural, la alienación es total, la peña va a lo suyo, los jóvenes que no tienen arrendamiento pasan del culpable de éste sin Dios y las autopistas se colapsan con gente que solo quieren huir de viaje a muy bajo precio y luego poner a parir al avión y a los establecimientos.
No hace falta ni abrir los libros de historia. Lo tenemos ante nuestros ojos. Sólo por retener el poder, lo mismo que hace un siglo está dividiendo y provocando la destrucción de la Nación. No hay viviendas ni arrendamientos, no hay trabajo ni trabajadores, solo sindicatos, burocracia e inmigración desordenada. «Cuando los reyes construyen tienen los arrieros quehacer», pero esta gente no crea, no construye nada.
En otros países la gente paga tambien muchos impuestos, pero la gran diferencia es que allí sí saben a donde van. Aquí la gente, habituada a delegar en manos de manguanes a los que no ha elegido, se ha acostumbrado a la comodidad de vivir sin dignidad.
Víctor Entrialgo