Los orígenes del fascismo

Con la caída y asesinato del autocrático zar Nicolás II y su familia, a manos de los bolcheviques, desaparece el último baluarte absolutista del Antiguo Régimen; pero lo que en principio prometía ser la incorporación de Rusia al mundo de las democracias parlamentarias occidentales, pronto se convierte en un golpe de estado que echa por los suelos las legítimas ansias de libertad del sufrido pueblo ruso. La revolución de los soviets, pasa rápidamente a ser la dictadura de los bolcheviques.

La llegada del zar rojo: Los mismos perros, con diferentes collares.

Los nuevos amos conservan y potencian las lacras del zarismo: el encarcelamiento y asesinato de todo aquel que discrepe con el poder establecido, y el imperialismo montaraz que pisotea las señas de identidad de las diferentes nacionalidades subyugadas bajo la marca del Imperio Ruso.

El nuevo imperialismo: La Internacional comunista.

Como el negocio les va bien, los bolcheviques rápidamente abren sucursales en los diferentes países europeos, aprovechándose de la tolerancia liberal existente en una Europa donde el parlamentarismo civilizado era el sistema de gobierno establecido, y en la que el poder lo tenía el que más votos conseguía en las urnas.

La reacción.

Pues bien, en los diferentes países en donde los bolcheviques aterrizan, y empiezan a hacer ´sus pinitos´ demagógicos, surgen -como reacción frente a éstos- los primeros partidos y movimientos fascistas, como posicionamiento de los ciudadanos frente a lo que éstos consideran como una seria amenaza a las democracias parlamentarias occidentales, nacidas tras la caída del Viejo Régimen.

Si los bolcheviques pretendían la internacionalización imperialista de su revolución, los fascistas ensalzan los valores patrios y diferenciadores de sus respectivas nacionalidades, postulando la utilización de la violencia en defensa de sus señas de identidad.

El indiscutible origen socialista del fascismo.

En Rusia la minoría radical bolchevique había barrido, utilizando para ello la violencia de las armas, a la mayoría socialista en el poder. Los miembros del gobierno provisional nacido democráticamente de la Asamblea Constituyente, fueron encarcelados. Así pues no es de extrañar que los nuevos partidos fascistas en Europa, nutran inicialmente sus filas de miembros de los diferentes partidos socialistas, desencantados por los acontecimientos sucedidos en Rusia; éste es el caso de las Secciones de Asalto [“SA”] del NSDAP, cuyos primeros miembros procedían de la izquierda socialista alemana.

En este orden de cosas sería bueno recordar que el propio Benito Mussolini, pionero y padre espiritual del fascismo, procedía del Partido Socialista Italiano, y que el nacionalsocialismo alemán surge como un movimiento peculiar dentro de las corrientes socialistas imperantes en la Alemania de los años veinte.

Nazismo versus Fascismo: El vínculo y la diferencia.

El racismo es una característica intrínseca al nacionalsocialismo, el cual predica la superioridad de la raza aria sobre todas las demás. El fascismo no es racista en sí mismo, sin embargo sí que posee connotaciones claramente xenófobas. La xenofobia se basa en prejuicios históricos, lingüísticos, religiosos, culturales, y -por supuesto– territoriales. Mientras que el nacionalsocialismo se implanta en países de tradición luterana, el fascismo emerge y se implanta en naciones de tradición católica.

Podemos afirmar pues que, salvo excepciones, el elemento común denominador de los movimientos fascistas y nazis, en los años 20 y 30, es el anticomunismo, y no el antisemitismo.

Quien siembra violencia, recoge violencia.

El comunismo, con la revolución bolchevique, se había impuesto mediante la utilización de la violencia física, la fuerza de las armas, y el terror. Esta misma violencia marcaría el estilo de los fascismos emergentes en Europa, que nacieron como reacción frente al comunismo y sus métodos de lucha.

Acción, reacción. La violencia siempre genera violencia, y aquí –tanto fascistas como nacionalsocialistas– no pusieron la otra mejilla, sino que respondieron a los comunistas con toda contundencia y sin el menor atisbo de timidez.

Algo más que Italia y Alemania: La historia poco conocida de ´los otros fascistas´.

No pensemos que la existencia de los movimientos fascistas estuvo circunscrita al área de influencia germana. Recordemos, por ejemplo, la existencia de la “UNIÓN BRITÁNICA DE FASCISTAS”, fundada en 1932 por sir Oswald Mosley.

En Irlanda el movimiento fascista estuvo encarnado en los “Blueshirts” [camisas azules] del general Eoin O’Duffy. Este líder fascista católico irlandés participó en la “Conferencia Fascista Internacional de 1934”, celebrada en la localidad suiza de Montreux, en donde denunció y criticó las doctrinas antisemitas alemanas.

En EEUU, en la década de los años 30, surgieron la “Silver Legion” de William Dudley Pelley, y el “German American Bund” de Fritz Kuhn, ambas formaciones políticas inspiradas en el NSDAP alemán, y -consiguientemente–  antisemita hasta los tuétanos. Por su parte en Australia el movimiento fascista se agrupó bajo la marca “New Guard”.

En Canadá, el “Partido Nacional Socialista Cristiano”, fundado por Adrien Arcand en 1934, a imagen y semejanza del NSDAP alemán, se declaraba – abiertamente – como anticomunista y antisemita. Arcand había formado, dentro de su partido, un grupo paramilitar- al estilo de las “SA” nazis – denominado “Blueshirts”, cuya misión era la de enfrentarse en las ciudades a los grupos radicales de izquierda.

Años 30, nacimiento y pandemia mundial del fascismo.

En Austria, el Frente Patriótico. En Suiza, El Nationale Front. En Rumania, la Legión del Arcángel Miguel. En Bulgaria, Movimiento Social Nacional. En Gracia, la Tercera Civilización Helénica. En Hungría, el  Partido de la Cruz Flechada. En Finlandia, el Movimiento Lapua. En Letonia, la Cruz de Trueno. En Suecia, Partido Nacionalsocialista Obrero. En Dinamarca, el Partido Nacionalsocialista Obrero Danés. En Bélgica, el partido Cristus Rex o rexismo, fundado por León Degrelle. En Noruega, el partido Unión Nacional. En Países Bajos, el Movimiento Nacionalsocialista en los Países Bajos. En Francia, la Croix-de-feu de François De La Rocque, la Jeunesses Patriotes de Pierre Taittinger, Le Faisceau de Georges Valois, y el Parti franciste. En España, las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista junto a Onésimo Redondo, y Falange Española fundada por José Antonio Primo de Rivera.  En Portugal, la Legión Portuguesa. En Rusia, las Centurias Negras. En Japón, el Yūzonsha. En China, el Movimiento Vida Nueva de  Chiang Kai-shek. En Libano, el Partido de las Falanges Libanesas. En Corea del Sur, el Nacionalismo coreano (Ilminismo), fundamentado en la pureza de la raza. El Partido Social Nacionalista Sirio fue fundado en 1932 por Antun Saadeh. En Israel, el Sionismo Revisionista Maximalista. En Tailandia, el Kramti-Daeng y el Nawhapo. En Sudáfrica, el Ossewabrandwag. En Egipto, el Partido del Joven Egipto. En Argentina, la Liga Patriótica Argentina. En Brasil, la Ação Integralista Brasileira. En Chile, el Movimiento Nacional-Socialista de Chile o Partido Nacista (MNS). En Colombia, Los leopardos. En Honduras, el partido Nacional de Honduras. En México, la Unión Nacional Sinarquista. En Perú, La Unión Revolucionaria.

No están todos los que fueron, pero sí que fueron todos los que están.