Pedro Sánchez va a sufrir un duro varapalo. El líder del PSOE, alguien acostumbrado a sobrealimentar su ego y a mostrar una ambición infinita, empieza a ver como su gran acuerdo progresista hace aguas por la izquierda –La irresponsabilidad de Pedro Sánchez deja a España al borde del abismo-.
Tal y como pintan las cosas este 9 de enero de 2016, Sánchez no montara un apaño con separatistas, podemitas, mareas, simpatizantes proetrras, antisistema y otras yerbas no por falta de ganas, sino de fuerzas que se adhieran a su única idea, echar a Mariano Rajoy de la Moncloa para ponerse él en la poltrona presidencial.
Por lo pronto, al secretario general del PSOE ya le ha comunicado la tropa podemita que para hacer presidente del Congreso a un integrante de la lista socialista la condición necesaria tiene que pasar porque desde el grupo de Pedro Sánchez se dé luz verde a que Podemos pueda gozar de cuatro grupos en la Cámara Baja, algo a lo que se ha venido negando sistemáticamente.
La confundadora de Podemos, Carolina Bescansa, cree que existe un acuerdo cerrado entre el PP y el propio PSOE con respecto a la presidencia del Congreso, de ahí que los socialistas se cierren en banda a la hora de dar su visto bueno a los cuatro grupos de la formación morada –La triquiñuela de Podemos para chupar subvenciones en el Congreso-.
El problema para el ambicioso Sánchez llegará después de que se constituyan las Cámaras, pero en especial la del Congreso, si al final se niega ese pacto con Podemos para que disponga de cuatro grupos en vez de uno (concurrieron tres fuerzas bajo el paraguas de Pablo Iglesias, pero ahora pretenden tener autonomía propia). Lo más seguro que las exigencias van a ir a mayores –Pablo Iglesias pone a Podemos a disposición del PSOE… pero no del de Susana, Vara y Page-.
¿Y cuál o cuáles pueden ser esas reivindicaciones? A nadie se le esconde que yendo coaligados con fuerzas extremistas como Las Mareas o En Comú Podem la petición de Iglesias será la de que se dé vía libre al referéndum sobre el derecho a decidir. Y no sólo en el caso de los catalanes. Los gallegos también se descuelgan con esa petición, amén claro de la de tener grupo propio en la Carrera de San Jerónimo.
EL ACUERDO CON CIUDADANOS TAMBIÉN SE RESQUEBRAJA
El problema de construir un castillo de naipes partiendo de unos cimientos ya inestables es que cualquier ligero movimiento acaba por derrumbar la estructura.
Sánchez, que daba por cerrada la alianza con Podemos, ve ahora con temor que las exigencias de Iglesias respecto al referéndum sobre el derecho a decidir en Cataluña le pueda echar abajo su idea de captar a Ciudadanos –Albert Rivera no respaldará a la candidatura de Pedro Sánchez aunque Pablo Iglesias haga el paripé de retirar sus referéndum independentista-.
Albert Rivera ya ha dicho que no está por la labor de respaldar a Sánchez si este es apoyado por un Pablo Iglesias que sigue con su actitud taimada respecto del referéndum en Cataluña. Igual dice que sí, como que dice que no. El líder de Ciudadanos no se fía del paripé de los podemitas y no quiere pillarse los dedos apoyando a un PSOE que pudiera estar hipotecado.
Además, a los ‘naranja’ tampoco les place la idea de estar en un acuerdo multipartito. El secretario general de Ciudadanos, Matías Alonso, dejó claro que en Cataluña ya han vivido lo que es un pacto entre varias fuerzas y al final no se sabe quién termina gobernando.
Por si quedan despistados… #BlancoyenBotella https://t.co/0j2vKgAZ7h
— Matías Alonso (@malonsocs) enero 8, 2016