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La nueva obra de Javier Muñoz Jiménez, “Seleno, el perro cósmico y Ali, la gata escafandra…”, traslada a los más pequeños un mensaje esencial: en la noche, nunca están solos. Hablamos de miedos infantiles, rutinas y la herramienta más poderosa: la imaginación.
Cuando cae la noche y la casa se sume en el silencio, un temor ancestral y común puede apoderarse de la habitación de un niño. No es un monstruo, ni una sombra, sino la propia oscuridad. Este miedo, que los especialistas llaman nictofobia, es una de las experiencias más universales de la infancia. No es un signo de debilidad, sino una parte natural del desarrollo, una respuesta de un cerebro que, con una imaginación desbordante, aún aprende a distinguir la fantasía de la realidad.
Para acompañar este tránsito emocional, y no para negarlo, nace un recurso especial: el cuento ilustrado.
Es el caso de “Seleno, el perro cósmico y Ali, la gata escafandra en… el miedo a la oscuridad”, la nueva obra de Javier Muñoz Jiménez que llega tras el éxito de “Siete cuentos para superhéroes”.
Más que un simple libro, se propone como una herramienta emocional para las familias, un faro de calma para leer justo antes de apagar la luz.
Un relato que nace de la necesidad: acompañar, no eliminar
La historia es sencilla y poderosa. Dos hermanos, Lucas y Matías, se enfrentan a una noche completamente a oscuras. Mientras Matías siente el temor invadirlo, Lucas guarda un secreto reconfortante: ahí fuera, en la inmensidad de la noche, Seleno y Ali están de guardia. Su misión es despejar las nubes y, lo que es más importante, los miedos, para garantizar que el sol siempre, siempre, regrese.
“Pase lo que pase, nunca pasa nada… porque ellos están de guardia”, reza el libro. Esta frase encapsula la filosofía de la obra.No se trata de magia que elimina la oscuridad, sino de la certeza de un acompañamiento silencioso.
Javier Muñoz Jiménez, autor del libro, lo explica con una convicción que nace de su trabajo en gestión emocional: “Los niños no tienen que luchar solos contra sus miedos. Para eso están los guardianes que la imaginación pone a su lado”.
Este enfoque coincide plenamente con lo que psicólogos y educadores defienden: el objetivo no es erradicar el miedo, sino transitarlo, comprenderlo y, finalmente, sentirse capaces de gestionarlo. Validar la emoción (“entiendo que tengas miedo”) es siempre el primer paso, más efectivo que cualquier “no pasa nada” bienintencionado pero invalidante.
Más allá de la historia: el libro como guía para padres
Lo que hace especial a este proyecto es que no se limita a contar una aventura. En sus páginas, Javier Muñoz Jiménez incluye consejos prácticos para padres y educadores, transformando el cuento en un manual de primeros auxilios emocionales para la noche. Estas recomendaciones, basadas en la educación emocional consciente, son un mapa para navegar la ansiedad nocturna.
Entre ellas, destacan la importancia de crear un ambiente seguro con luz tenue, un elemento físico que reduce la incertidumbre. También se habla de reforzar la calma con historias relajantes—justo lo que este libro pretende ser— y, la más importante, convertir la imaginación en una aliada.
Porque si la imaginación puede crear monstruos en la sombra, también tiene el poder infinito de crear héroes que los custodien.
Estos consejos no son intuitivos; son estrategias validadas. Expertos del Child Mind Institute subrayan que enseñar a los niños a calmarse por sí mismos es fundamental para desarrollar una confianza e independencia reales. No se trata de abandonarlos a su suerte, sino de proporcionarles, poco a poco, las herramientas y la seguridad para que sepan que pueden con ello.
La ciencia detrás del miedo: por qué la oscuridad asusta
Para apreciar el valor de un recurso como este, es útil entender qué ocurre en la mente de un niño cuando se apaga la luz. El miedo a la oscuridad suele aparecer entre los 3 y los 7 años. En esta etapa, el desarrollo cognitivo vive una paradoja: la imaginación florece con una intensidad maravillosa, pero la capacidad para distinguir lo real de lo imaginado aún es frágil.
En la penumbra, donde los ojos no pueden obtener información clara, el cerebro tiende a “rellenar los vacíos” con sus propias proyecciones. Un armario se convierte en una entrada misteriosa, las sombras de una silla adoptan formas inquietantes y el más mínimo crujido de la casa es una presencia confirmada. Es la incertidumbre, no la oscuridad en sí, la que genera la verdadera angustia.
Además, este miedo rara vez viaja solo. A menudo se conecta con otros temores infantiles profundos, como el miedo a la separación de los padres o a lo desconocido. Gestionar la oscuridad se convierte, así, en un ejercicio mayor de seguridad y autonomía.
Cómo el ritual del cuento construye castillos de seguridad
Aquí es donde la rutina se alza como la gran arquitecta de la tranquilidad. Leer un cuento como el de Seleno y Ali no es solo un entretenimiento. Es un ritual de conexión y transición entre el ajetreo del día y la quietud de la noche.
Las rutinas predecibles son, para un niño, sinónimo de seguridad. Un estudio citado por especialistas en desarrollo infantil señala que los niños con rutinas constantes presentan niveles más bajos de cortisol, la hormona del estrés. La secuencia repetida—baño, pijama, cuento, luz tenue, beso de buenas noches—le dice al cerebro del niño que el mundo es un lugar ordenado y que puede bajar la guardia.
El momento del cuento es el corazón de este ritual. Un relato como el de Seleno y Ali cumple una doble función. Por un lado, actúa como una visualización guiada: la mente del niño se sumerge en un universo paralelo donde los problemas (los miedos) tienen soluciones tangibles (héroes que trabajan). Por otro, es un tiempo de apego seguro. El contacto físico, la voz serena del adulto y la atención plena transmiten un mensaje más profundo que cualquier argumento: “Estoy aquí, contigo, y todo está bien”.
De la teoría a la mesita de noche: un aliado para las Navidades
Con una propuesta así, no es de extrañar que el libro se presente como un regalo ideal para la Navidad. Editado por The Businet Club y disponible en tapa dura y blanda, es perfecto para colocarlo bajo el árbol, incluirlo en un calendario de Adviento o sugerirlo a los Reyes Magos como un detalle que va más allá de lo material.
Es un regalo que contiene, en sí mismo, una promesa de noches más tranquilas y conversaciones más profundas entre padres e hijos. En un mundo donde las pantallas acaparan la atención hasta el último minuto, recuperar el espacio sagrado de un cuento en papel es un acto de resistencia y amor.
La nueva saga de Seleno y Ali, que comienza con este volumen, se consolida así no solo como un éxito literario—recordemos que la obra previa del autor fue número 2 de ventas en Amazon en su categoría—sino como un proyecto con una clara vocación de servicio emocional.
Al final, el mensaje que perdura tras la última página es simple y revolucionario. Le dice al niño: tu miedo es válido, pero no tienes que cargar con él en solitario. Mientras tú duermes, hay fuerzas—reales o imaginadas—que velan por el mundo. La oscuridad no es el fin, sino simplemente el escenario donde, cada noche, se ensaya el amanecer. Y tú, pequeño valiente, formas parte esencial de esa historia.
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