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Las tardes tranquilas en casa han pasado a la historia. Ahora, cualquier momento puede verse interrumpido por el inconfundible zumbido del móvil y un número desconocido en pantalla. Si alguna vez has pensado en cambiarte de planeta solo para dejar de recibir llamadas comerciales, no eres el único. El spam telefónico es, a día de hoy, 30 de agosto de 2025, una de las principales quejas de los usuarios españoles.
El spam telefónico: un enemigo difícil de erradicar
Las llamadas de números desconocidos han crecido de forma alarmante en los últimos años. Aunque el Gobierno y la Unión Europea han puesto en marcha normativas para frenar el fenómeno, los datos no dejan lugar a dudas: el spam telefónico se ha disparado, y la sensación de vulnerabilidad entre los ciudadanos es generalizada.
El nuevo marco legal, en vigor desde el 7 de junio de 2025, prohíbe expresamente que las empresas realicen llamadas comerciales desde números móviles. Solo pueden hacerlo desde líneas fijas, números gratuitos 800/900 o líneas de atención al cliente con prefijos claramente identificables. El objetivo es sencillo: que el usuario pueda distinguir al instante si una llamada es legítima o, al menos, identificar de qué sector proviene.
¿Por qué seguimos recibiendo llamadas comerciales?
Pese a las restricciones, el número de llamadas comerciales y fraudulentas no ha dejado de crecer. Según recientes estudios de la OCU y FACUA, hasta el 98% de los españoles siguen recibiendo llamadas no deseadas, aunque solo un 2% llegan a denunciarlo formalmente. Entre las causas principales del fracaso de las medidas destacan:
- Consentimiento tácito: Si alguna vez diste tu número a una empresa y aceptaste (aunque fuera por error) recibir comunicaciones comerciales, pueden seguir llamándote hasta que revoques ese permiso.
- Interés legítimo: La ley permite que las compañías te contacten para informarte de mejoras o cambios en el servicio, incluso si no has dado consentimiento expreso.
- Lagunas legales y tecnológicas: Los sistemas automáticos de bloqueo aún no son infalibles y las empresas encuentran resquicios para saltarse la normativa.
Fraudes y suplantaciones: cuando el teléfono es una trampa
La preocupación va más allá de la molestia por ofertas comerciales. El auge de las llamadas fraudulentas —desde falsas operadoras de energía hasta sofisticadas estafas bancarias— ha puesto en alerta a la Policía Nacional y a los organismos de consumo. El “spoofing”, o suplantación de numeración, permitía a los estafadores hacer que su llamada pareciera local cuando en realidad llamaban desde el extranjero. La nueva normativa prohíbe esta práctica, pero los ciberdelincuentes siempre van un paso por delante.
Los operadores están obligados desde marzo a bloquear llamadas y SMS con numeraciones irregulares. En los primeros dos meses de la medida, se bloquearon más de 14 millones de llamadas y 10.000 SMS al día, pero el volumen de intentos de fraude sigue siendo abrumador.
Multas millonarias… pero poca denuncia
El marco sancionador es contundente: las empresas que incumplan la normativa pueden enfrentarse a multas de hasta 2 millones de euros. Además, los contratos cerrados en llamadas no consentidas son nulos de pleno derecho, lo que desincentiva las prácticas abusivas. Sin embargo, la falta de denuncias limita el impacto real de estas medidas. Muchos usuarios desconocen cómo y dónde reclamar, y otros simplemente optan por ignorar las llamadas o bloquear los números manualmente.
¿Qué puedes hacer para protegerte?
Mientras la tecnología y la legislación evolucionan, hay algunas estrategias útiles para no caer en la trampa del spam telefónico:
- No responder a números desconocidos si no esperas una llamada concreta.
- Revocar el consentimiento a las empresas con las que has tenido relación si ya no quieres recibir ofertas.
- Registrar tu número en listas de exclusión publicitaria, aunque su eficacia no siempre es total.
- Denunciar cualquier intento de fraude ante la policía o los organismos de consumo.
A partir de junio de 2026, se implementará una base de datos nacional de remitentes de SMS, gestionada por la CNMC, que permitirá identificar con claridad a los emisores de mensajes comerciales y dificultar el fraude por esta vía. Por ahora, los SMS promocionales siguen permitidos, aunque se espera que esta medida reduzca los abusos.
¿Hay luz al final del túnel?
España sigue el ejemplo de países como Finlandia o Alemania, donde medidas similares han reducido drásticamente las estafas telefónicas. No obstante, la sensación generalizada es que el problema dista mucho de estar resuelto. La picaresca digital y la falta de cultura de denuncia juegan a favor de quienes siguen viendo en el teléfono una puerta abierta al negocio fácil —o al delito—.
Mientras tanto, la única certeza es que el spam telefónico nos ha convertido en expertos en ignorar llamadas, bloquear números y desconfiar de cualquier voz amable que nos ofrezca algo “sin compromiso”. Quizá el futuro nos depare tardes más tranquilas, pero hasta entonces, el teléfono seguirá siendo, para muchos, una fuente de sorpresas poco agradables.
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