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CRIMEN DIGITAL Y TECNOLOGÍA EN LA ERA DE LA IA

Tank, el hacker más buscado del mundo, revela desde prisión el oscuro entramado de las ciberbandas criminales

Vyacheslav Penchukov, alias Tank, comparte desde su celda los secretos de las mafias cibernéticas y el impacto de la inteligencia artificial en el cibercrimen.

Periodista Digital 13 Nov 2025 - 15:51 CET
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Al abrir la puerta de la prisión en Colorado, no aparece un personaje siniestro.

En lugar de eso, Vyacheslav Penchukov, conocido en todo el mundo como Tank, se presenta con una sonrisa.

No hay rastro del hacker oscuro que uno podría imaginar: entra como si estuviera en un bar, no tras las rejas.

Sin embargo, Tank no es un prisionero cualquiera.

Este ucraniano de 39 años estuvo casi diez años en la lista de los más buscados del FBI, al frente de no una, sino dos de las organizaciones más temibles del cibercrimen internacional.

Su captura fue digna de una película: francotiradores en los tejados, arresto en plena calle suiza, esposas y una bolsa sobre su cabeza frente a sus hijos.

Así concluyó la trayectoria del hombre que, según él mismo afirma, no era el más técnico, sino el más carismático, y cuyo talento para relacionarse le permitió mantenerse durante más de quince años en la cúspide del hampa digital.

Pero ¿cómo operan realmente estas bandas?

¿Qué impulsa a sus miembros?

¿Y cómo está transformando la inteligencia artificial las reglas del juego?

El corazón de las ciberbandas: jerarquía, afiliados y negocios

En una entrevista exclusiva que se extendió por seis horas, Tank desmitifica el mito del hacker solitario. En realidad, las grandes organizaciones funcionan como empresas multinacionales: cuentan con líderes, departamentos e incluso políticas internas. Su modelo de negocio se basa principalmente en la confianza y la reputación: los afiliados —que pueden ser otros grupos o individuos— son seleccionados con mucho cuidado y la lealtad tiene un precio elevado. Muchos de estos colectivos, como el temido Evil Corp o los nuevos grupos que han surgido tras la caída de Lockbit y Karakurt, utilizan un sistema de afiliación donde las ganancias se distribuyen según la participación y el éxito del ataque.

Las motivaciones rara vez son ideológicas. Tank lo deja claro: lo que manda es el dinero. «Cualquier porcentaje entre el 1,5 y el 2% de los ingresos anuales de una empresa nos parece justo», confesó uno de los líderes de Vanir, otro grupo dedicado al ransomware. La moralidad no juega ningún papel; salvo algunas reglas tácitas —como evitar atacar hospitales o países de la CEI— todo lo demás es válido para ellos.

Los métodos: desde la ingeniería social hasta el ransomware más avanzado

Las operaciones suelen comenzar con un acceso inicial que muchas veces se adquiere a través de brokers especializados. Una vez dentro del sistema objetivo, se lleva a cabo un reconocimiento exhaustivo: se mapean redes, se identifican activos valiosos y finalmente se ejecuta el golpe maestro. El ransomware sigue siendo su arma preferida: bloquea sistemas críticos, cifra información valiosa y exige rescates millonarios que generalmente deben pagarse en criptomonedas.

Estos grupos han perfeccionado sus técnicas de extorsión. No solo piden dinero y desaparecen; también negocian y amenazan con filtrar datos sensibles. En ocasiones ofrecen “servicio al cliente” a las víctimas para facilitar tanto el pago como la recuperación de datos secuestrados. El chantaje ha evolucionado para convertirse en una estrategia que combina presión psicológica con manipulación mediática.

Inteligencia artificial: el nuevo músculo de las mafias digitales

Hasta hace poco tiempo, el cibercrimen dependía casi exclusivamente del ingenio humano. Sin embargo, la llegada de la inteligencia artificial (IA) ha revolucionado este ámbito. Las bandas más sofisticadas ya utilizan IA para automatizar ataques, crear phishing hiperrealista e analizar vastos volúmenes de datos robados a gran velocidad. Las herramientas avanzadas basadas en IA generativa permiten producir correos electrónicos falsos, voces e incluso vídeos casi indistinguibles de los auténticos; esto incrementa notablemente las probabilidades de éxito en campañas de suplantación e extorsión.

La IA también facilita detectar vulnerabilidades en sistemas informáticos y personalizar ataques según el perfil específico de cada víctima. Según expertos en ciberseguridad, tanto la velocidad como la escala de los ataques han crecido exponencialmente en los últimos dos años gracias a algoritmos que aprenden y evolucionan con cada intento fallido.

El juego del gato y el ratón: defensas, errores y nueva ciberseguridad

Mientras las ciberbandas se vuelven más complejas y sofisticadas, empresas y gobiernos intentan adaptarse al nuevo panorama digital. Las soluciones tradicionales ya no son suficientes; ahora también recurren a IA para detectar patrones anómalos anticipar movimientos e intervenir en tiempo real. No obstante, persiste una abismal brecha entre atacantes y defensores en cuanto a talento y recursos.

Los errores humanos siguen siendo su punto débil: un simple clic en un correo engañoso o una contraseña débil pueden abrir las puertas a un desastre monumental. Tank lo resume con ironía: «Solo aprovechamos la codicia y falta de cuidado por parte de las empresas. Si su seguridad es tan deficiente… ¿quién tiene realmente la culpa?».

El futuro: bandas más pequeñas, letales e invisibles

El arresto de Tank ha sido una victoria simbólica para las autoridades; sin embargo, el ecosistema criminal continúa transformándose rápidamente. Los grandes grupos tienden a fragmentarse mientras emergen nuevos actores como Vanir; además las alianzas son cada vez más efímeras. La profesionalización del cibercrimen junto con la democratización del acceso a herramientas avanzadas —muchas basadas en inteligencia artificial— han reducido significativamente las barreras para entrar al juego e incrementado las amenazas.

La lucha por controlar el ciberespacio no parece tener fin inminente. Mientras tanto, desde su celda en Colorado, Tank observa este tablero con serenidad; sabe que probablemente será una máquina quien propicie el próximo gran golpe.

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