¿Qué es la energía positiva y negativa en las personas?

En el día a día estamos rodeados de energía, sea positiva o negativa.

Logramos absorberla de lugares o incluso de personas con las que convivimos, así también podemos transmitir nuestra energía a los demás.

Por ejemplo, cuando un amigo o familiar esta triste lo primero que hacemos, para demostrar nuestro apoyo y empatía, es poner la mano en su hombro y decirle “tranquilo, todo va a estar bien”.

Cuando realizamos esta acción, comenzamos a transmitirle nuestra energía positiva y a nosotros adsorber esa energía negativa (la cuál transformarnos en positiva).

De igual manera funciona con los pensamientos; Si pensamos positivo, la energía positiva es acercada a nosotros y cosas buenas nos suceden.

Por el contrario, si acostumbramos a tener pensamientos malos, atraemos energías negativas que no nos permiten avanzar con felicidad, y por consiguiente siempre nos pasaran cosas desagradables.

La energía positiva es ese imán de fuerza que fluye de ti cuando consigues alinear tu mente y tu corazón con el lado amable de la vida.

A diferencia de la energía negativa que se produce cuando nos posicionamos como víctimas de una situación, y nos dejamos vencer en la actitud.

La energía positiva es ese imán de vitalidad que consigues proyectar en tu entorno a través de una palabra amable y una sonrisa. Es la actitud de creer en los sueños, no tanto como fruto del azar y de la suerte sino como consecuencia directa del trabajo personal.

La energía positiva es ese agradable eco de la risa. Es la fuerza de la amistad que nutre el alma de emociones que conectan con el presente.

Es la esperanza de creer en el futuro. La energía positiva es el baile de la vida visto como una banda sonora de fuerza.

Por el contrario, la energía negativa es alimentar la queja como una excusa para matar sueños que están en ti.

Sin duda, la adversidad forma parte de la vida. Sin embargo, una actitud propia de una persona que se estanca en la energía negativa es centrarse en el problema y no en las soluciones.

Preocuparse antes de tiempo por algo que no ha pasado todavía.