Bebida siempre fresca, casi helada, pero sin necesidad de nevera ni enchufes. ¿Cómo? Sólo con este revolucionario dispensador, que resulta a la vez cómodo y económico, por lo que viene muy bien, por ejemplo, en las barbacoas y otras fiestas con amigos. Y es que es muy apropiada para la cerveza y el tinto de verano, tan consumidos en estas fechas. Pero, ¿de qué se trata?, se preguntará. Veámoslo.
Con este calor, ¿quién se resiste a una cervecita o tinto con limón o gaseosa? En la playa, en la terraza, mientras se disfruta de la barbacoa o en casita, junto a la piscina o sin salir del salón y con el aire acondicionado. Sea donde sea, pero eso sí, que estén bien frescos, por no decir, prácticamente helados. Amarilla Glacial es un revolucionario dispensador que garantiza la temperatura idónea. Se convierte, por lo tanto, en el artículo que, como la sombrilla, el protector solar o la canción, no debe faltar este verano.
Diseñado y fabricado en España, es el recipiente perfecto para servir bebidas con o sin gas y mantener el sabor y calidad en condiciones óptimas. Sin olvidar el precio y comodidad ya que tiene capacidad para tres litros. Cuesta 125 € y se adquiere, única y exclusivamente, a través de la web www.amarillaglacial.com. Una vez realizado el pedido, se entrega en toda la península sin gastos de envío y en un plazo de tres a cinco días.
Usarlo es tan fácil como colocar las tres placas -enfriadas previamente en el congelador-; verter la bebida favorita, asimismo enfriada con anterioridad, y poner la tapa de modo que, si es el caso, se conserve el gas con toda la presión y está listo para servir. No es necesario, por lo tanto, ninguna fuente de energía. Sin cables, conserva el frío durante cuatro horas y resulta fácil de llevar gracias al asa y al peso que no supera los 7 kilos. En reuniones de grupo, cada uno puede girarlo y servir automáticamente.
Amarilla Glacial está pensada no solo para particulares, sino también para restaurantes, chiringuitos de playa y bares. Se trata de una divertida opción para que los clientes disfruten de su bebida favorita en la mesa o en la barra y que ellos se sirvan a su ritmo. De este modo, disminuye el número de vasos que se utilizan y se reducen las salidas de los camareros para atender sus peticiones.