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TENSIÓN POLÍTICA ENTRE LOS CUBANOAMERICANOS EN FLORIDA

Miguel ‘Mike’ B. Fernández: El magnate cubano que desafía a Trump desde las calles de Miami

Mike Fernández, capitalista y exrepublicano, sacude Miami con vallas contra Trump y denuncia el silencio de los líderes cubanoamericanos

Periodista Digital 20 Ago 2025 - 16:44 CET
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La imagen de un rostro severo junto a la frase “Aspirante a dictador. En Estados Unidos, no” preside desde hace días varias de las principales arterias de Miami.

No es una campaña anónima ni una iniciativa de ningún partido tradicional.

Es la firma personal de Miguel «Mike» B. Fernández, el magnate cubanoamericano que, a sus 73 años, ha decidido desafiar abiertamente a Donald Trump y a la cúpula republicana de Florida, en una ciudad donde las lealtades políticas suelen estar marcadas a fuego por la historia del exilio y la retórica anticastrista.

La acción de Fernández, empresario de éxito en el sector sanitario y filántropo de largo recorrido, ha provocado un debate intenso en la comunidad cubanoamericana.

No solo por el mensaje frontal contra el expresidente, sino por la crudeza con la que denuncia lo que él considera “complicidad y cobardía” de los líderes de su propio grupo étnico ante la deriva migratoria y política del Partido Republicano en la era Trump.

Un cambio de rumbo en la élite cubanoamericana

A día de hoy, 20 de agosto de 2025, Miami sigue siendo un termómetro político nacional. Lo que ocurre en sus calles, especialmente en el ámbito cubanoamericano, tiene eco en Washington. Que una figura como Fernández —quien hasta 2016 era un donante habitual del Partido Republicano y colaborador en campañas de pesos pesados como Marco Rubio o Rick Scott— rompa filas de este modo no es un gesto menor.

Su biografía ayuda a entender el impacto de su postura. Nacido en Manzanillo, Cuba, Fernández tuvo que exiliarse junto a su familia en 1964. Tras un breve paso por México, llegaron a Estados Unidos, donde el joven Mike se abrió camino hasta convertirse en uno de los grandes nombres de la sanidad privada del país. Fundó y vendió varias empresas multimillonarias y, desde hace décadas, es una voz influyente en el sur de Florida.

Sin embargo, el giro de Trump en política migratoria y la actitud de los líderes cubanoamericanos ante estas medidas han sido el detonante de su actual cruzada. En una carta abierta enviada en abril a los congresistas Marco Rubio, Mario Díaz-Balart, Carlos Giménez y María Elvira Salazar, Fernández fue contundente: “La política de inmigración debe reflejar la misma compasión por los que hoy la necesitan que la que nosotros recibimos”.

Vallas publicitarias y mensajes directos

El despliegue de vallas publicitarias en Miami no es solo una provocación simbólica. Es una llamada de atención a una comunidad que, según Fernández, ha olvidado su propia historia de exilio. En sus mensajes, acusa a Trump de buscar poderes dictatoriales y señala que revocar el estatus de protección a inmigrantes venezolanos y cubanos —muchos de los cuales huyeron de la represión en sus países de origen— es, directamente, “hipocresía”.

La campaña ha generado reacciones inmediatas:

Para Fernández, el problema no es solo Trump. Señala el silencio de los políticos locales, la falta de empatía y la desconexión con los problemas reales de los inmigrantes de Miami-Dade. “No es neutralidad ni ignorancia, es complicidad y cobardía”, insiste en sus comunicados públicos.

El trasfondo político y social

Esta tensión pone de relieve una fractura en la comunidad cubanoamericana, tradicionalmente asociada al voto conservador. Las generaciones más jóvenes y los recién llegados muestran posiciones menos alineadas con los discursos duros de Trump, mientras que figuras como Fernández abren espacio para una narrativa diferente: la de quienes, sin dejar de ser capitalistas ni renegar del éxito, exigen una política migratoria humana y coherente con los valores fundacionales de Estados Unidos.

No es la primera vez que Fernández toma distancia de la dirección republicana. Ya en 2014, como codirector financiero de la campaña de Rick Scott, mostró desacuerdos con la línea dura en política exterior y con los recortes a fondos como los de USAID o Radio y TV Martí, que considera esenciales para apoyar la transición democrática en Cuba y Venezuela.

¿Hacia dónde puede evolucionar el pulso?

El futuro inmediato presenta varios escenarios:

Los analistas coinciden en que el peso simbólico de Fernández puede alterar la percepción del electorado cubanoamericano, clave en Florida. Si bien aún es pronto para prever cambios drásticos en las tendencias de voto, el debate ya está abierto y las vallas de Miami lo hacen visible cada día.

En medio de la batalla política, la figura de Mike Fernández emerge como la de un empresario dispuesto a sacrificar relaciones y capital político en nombre de principios que considera irrenunciables. Sus mensajes, en letras grandes sobre fondo blanco, son difíciles de ignorar.

El pulso entre el magnate y el expresidente promete marcar la agenda de la comunidad cubanoamericana en los meses previos a las elecciones, y puede que, por primera vez en mucho tiempo, la voz discordante de un capitalista declarado cambie el guion político en el sur de la Florida.

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