¿O no? En su despacho acuna cada día Baltasar Garzón al «chivatazo». Que no despierte, al menos hasta marzo. O abril. Por tratarse de uno de los casos más alarmantes de nuestra historia reciente -¿Quién alertó a ETA de la redada?- es silencio que chirría. Y más después de ver al magistrado, con toda suerte de medios detrás, deteniendo más tarde que nunca a la cúpula de Batasuna. El hombre que sigue a la espera de que amanezca.
Los miembros de Batasuna mantenían una reunión para crear la nueva Mesa Nacional. De pronto, apareció la policía con una orden de la Audiencia Nacional firmada por Garzón. ¡Quedan todos detenidos!
Y llenaron los furgones con un total de 20 personas, por proetarras, entre los que se encontraban Joseba Permach, Juan José Petrikorena y Rufino Etxeberria. La masiva captura se produjo en el municipio guipuzcoano de Segura.
Los medios de comunicación en ese momento se pusieron a echar chispas. «Garzón detiene…» Y algunos hasta se quemaron. «¿Por qué ahora?», se preguntaban los analistas políticos y periodistas que se opusieron -y, por eso, se les dijo de todo- a la negociación con ETA. Más allá, Isabel Durán se preguntaba en Radio Intereconomía, en La Espuela, si no hará Garzón coincidir el jucio a los detenidos con la fecha de las elecciones.
Y otros, rumiada ya la noticia, iban al grano: «¿Por qué no activa Garzón, y así le creeremos, la causa del chivatazo a ETA?»
Este viernes, en El Confidencial de Fernando Jaúregui, en Radio Intereconomía, recordaba datos del «caso del Faisán«. Además, por si alguien no se acuerda, en el juzgado de Garzón sestea el caso Egunkaria.
Recordemos: Hace ahora casi año y medio, en pleno proceso de diálogo entre Zapatero y la banda terrorista ETA, alguien alertó a Joseba Elosua, máximo responsable de la trama de extorsión de ETA, de la operación anti terrorista dirigida por el juez Fernando Grande-Marlaska.
Era el 4 de mayo de 2006, cuando Elosua recibió una llamada que le avisaba de que era controlado por la Policía.
El juez Baltasar Garzón sólo se ha pronunciado, de momento, para exculpar a Fernando Mariscal, el jefe de Seguridad del PSOE desde cuyo teléfono se realizó una llamada aquel 4 de mayo a un comisario de San Sebastián.
Éstos son los hechos:
El 4 de mayo, Joseba Elosua, propietario del bar Faisán, en Irún, recibió una llamada que le alertaba de una redada que iba a ordenar el juez Fernando Grande-Marlaska.
Elosua era nada más y nada menos que el responsable del entramado financiero terrorista. Éste habló desde su coche con su cuñado, que le explicó que alguien le había pasado un teléfono móvil. Al otro lado, un hombre le advirtió de que era controlado por la Policía y de que iban a producirse detenciones.
La grabación de esta conversación llegó a manos del juez Grande-Marlaska, suplente de Garzón, ya que en ese momento estaba excedente en Nueva York, y ordenó instruir una pieza separada. Dos equipos de la Guardia Civil fueron asignados a la investigación del caso.
Entoces fue cuando se identificó una llamada que se realizó desde la sede del PSOE, en la calle Ferraz de Madrid, hacia la zona del Bar Faisán. Era el jefe de seguridad del PSOE, Fernando Mariscal, que había hablado con el comisario Manuel Risco. Según explicó Mariscal, se trató le llamó para felicitarle el cumpleaños.
Cuando regresó Garzón al Juzgado numero 5, la Guardia Civil fue relevada de la investigación y lo único que se ha vuelto a saber del caso es un auto en el que exculpa a Fernando Mariscal y Manuel Risco de cualquier relación con el chivatazo.
Y, a la espera, vuela de nuevo la pregunta: «¿Activará Garzón el sumario del chivatazo o debemos entender que el juez maneja los tiempos de los sumarios al albur de los tiempos políticos?» De aquí a marzo, quedará todo más claro.
