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La consigna de La Moncloa es 'salvar al soldado Garcñía Ortiz'

La ‘Brunete Pedrete’ periodística: el frente mediático sanchista se moviliza para salvar al fiscal de Sánchez

La movilización de periodistas afines al Gobierno Frankenstein revela tensiones y estrategias informativas ante el proceso judicial al fiscal general del Estado

Periodista Digital 10 Nov 2025 - 08:26 CET
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Le va el pienso en ello.

Basta ver con qué histeria se prodigan, para darse cuenta.

La consigna de La Moncloa es ‘salvar al soldado García Ortiz‘.

Y allí van todos.

Sánchez y el PSOE han perdido el relato por completo, y sus sicarios periodísticos manotean en el vacío, intoxicando con una histeria que delata el pánico.

El marido de Begoña proclamó el viernes, con la cardura que le define, que «España está viviendo uno de sus mejores momentos de los últimos 45 años».

Lo soltó apenas dos días después de que un informe de Cáritas pusiera negro sobre blanco los dos millones y medio de jóvenes atrapados en la exclusión social, devorados por los precios de la vivienda disparatados, el sablazo de los alimentos y servicios básicos, y los sueldos que no dan ni para el pan.

Existe una disociación creciente entre la propaganda del Gobierno Frankenstein y la realidad social.

No hace falta ser un avezado analista para saber que hubo una España mejor y que este sucedáneo sanchista del «España va bien» de Aznar no cuadra con lo que viven cientos de miles de personas a diario.

El precipicio del desgobierno al que se asoma el país con la decisión de Junts de no aprobar ninguna iniciativa de Sánchez&Co. en el Congreso no hará más que empeorar esta situación.

En la práctica, la persona que dirige el país no tiene ahora mismo capacidad política de solventar ningún problema.

La situación política acumula así elementos claros de que el PSOE está perdiendo el relato.

Hay varios episodios recientes que muestran el colapso de los mensajes de la izquierda.

El de los jóvenes es el más evidente. A principios de este mismo año, el PSOE aparecía como la opción favorita para los electores de entre 18 y 29 años por mucha diferencia: 30,4% del voto frente al 19,7% del PP, según los datos de la encuesta de Sigma Dos del mes de marzo.

Hoy, esos porcentajes han mutado en un 32,5% para el PP y un 23,6% para el PSOE. Y con Vox creciendo sin tocar techo, especialmente entre los chicos. El debate sobre la brecha generacional y el aumento de la desigualdad se ha abierto paso con mucha fuerza.

En vísperas de una nueva revalorización lineal de las pensiones con el IPC y de otro aumento en las nóminas de lo que llaman «mecanismo de equidad intergeneracional» (sic), la estrategia de pagar videojuegos y transporte a los jóvenes no parece compensar la sangría.

EL CASO FISCAL

La expectación en los pasillos del Tribunal Supremo ha alcanzado niveles inusuales.

El juicio contra el fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, acusado de revelación de secretos en relación con el empresario Alberto González Amador—pareja de Isabel Díaz Ayuso—, ha desatado una tormenta tanto mediática como política que cuestiona el papel de los medios en la defensa de intereses gubernamentales.

En este complejo panorama, la llamada Brunete Pedrete periodística ha cobrado protagonismo, movilizándose para defender al fiscal general con argumentos que, según muchos analistas, rozan lo servil y carecen de autocrítica.

No solo está en juego el futuro judicial de García Ortiz; también se pone a prueba la capacidad de los medios para actuar como contrapeso del poder, o si, por el contrario, se convierten en sus aliados incondicionales.

La propaganda

El término “Brunete Pedrete” hace referencia a un grupo de periodistas y tertulianos que han decidido dejar de lado la neutralidad para alinearse abiertamente con el relato ofrecido por el Gobierno. Figuras como Sarah Santaolalla, Antonio Maestre y Ramón Espinar lideran esta corriente mediática, repitiendo incansablemente el argumentario oficial y desviando la atención de los escándalos hacia ataques sistemáticos contra la prensa crítica.

La falta de autocrítica y su tono defensivo han disminuido la credibilidad de sus relatos, según analistas independientes. La cobertura del caso muestra dos bandos bien definidos: aquellos medios que exigen rigor investigativo y transparencia, frente a los que cierran filas alrededor del fiscal general, intentando sembrar dudas sobre otros posibles responsables de la filtración.

Sincronía mediática

La defensa mediática de García Ortiz ha sido considerada como orquestada y poco convincente por sectores críticos. La opinión pública ha percibido una extraña sincronía en la narrativa de medios cercanos al Ejecutivo, que solo comenzaron a publicar información clave después de que se filtrara un correo por parte del fiscal general. Esta coordinación ha suscitado suspicacias sobre el verdadero alcance de las operaciones llevadas a cabo por la Fiscalía.

La negativa a revelar fuentes ha alimentado una percepción generalizada de opacidad y falta de transparencia, dejando al público sin respuestas claras.

El papel de Silvia Intxaurrondo y la neutralidad informativa

Silvia Intxaurrondo, presentadora en RTVE, se ha convertido en el centro del debate por su defensa pública del fiscal general. En su intervención, más parecida a la defensa legal que a un trabajo periodístico, insistió reiteradamente en la ausencia de indicios concluyentes contra García Ortiz, preguntando en directo: “¿Cuáles son los indicios contra el Fiscal General del Estado?”. Esta postura ha generado indignación entre parte del público, que percibe una alineación evidente con el discurso gubernamental.

La cobertura ofrecida por RTVE junto con la actitud adoptada por Intxaurrondo ejemplifican el dilema ético al que se enfrentan los medios públicos: ¿hasta qué punto se protege a las fuentes y se garantiza el derecho a informar sin caer en complicidades con quienes detentan el poder?

El día que cambie el tablero: la reacción de la prensa y los intelectuales

El debate sobre la neutralidad informativa trasciende lo concerniente al fiscal general. Analistas anticipan que si Pedro Sánchez pierde su posición y llega Feijóo a la Moncloa, las reacciones entre prensa e intelectuales afines serán inmediatas: protestas vehementes, demandas por neutralidad y denuncias sobre censura en televisión pública. Los mismos periodistas que hoy permanecen callados ante una evidente falta de pluralidad se convertirán entonces en defensores acérrimos de una independencia informativa si cambia quien ejerce el poder.

El dilema de la credibilidad y la confianza en el periodismo

La movilización llevada a cabo por la Brunete Pedrete periodística para respaldar al fiscal general refleja claramente cuán frágil es hoy día la credibilidad mediática en España. Cada vez que los medios optan por proteger intereses gubernamentales cerradamente, socavan esa confianza tan necesaria hacia un periodismo independiente. Esto deja a la sociedad sin ese debate plural riguroso que exige nuestra democracia.

Claves para entender la encrucijada informativa

Para muchos ciudadanos, surge una pregunta crucial: ¿pueden realmente ser independientes los medios cuando están involucrados “el pienso” en defender figuras clave dentro del Gobierno? Por ahora, parece haber tantas respuestas como opiniones dentro del propio sector mediático. El juicio contra el fiscal general no solo decidirá su futuro; también marcará un rumbo importante para cómo actúa la prensa española como pilar esencial dentro nuestra democracia e información global.

El panorama mediático español atraviesa tiempos convulsos e intensamente polarizados mientras aguarda una decisión del Supremo. Entre expectativas e incertidumbres, sigue operando esa Brunete Pedrete, consciente de que mucho más allá del futuro reputacional del fiscal está también comprometido algo esencial: nuestra libertad informativa.

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