¿Y si Ábalos canta y deja a Sánchez y Zapatero a los pies de los caballos?

No hay mejor cuña que la de la misma madera, que dice el refrán.

La política española nunca decepciona en materia de giros inesperados.

Ahora, el protagonista es José Luis Ábalos, el exministro socialista que, tras verse apartado y señalado por su propio partido, ha pasado de ser uno de los principales escuderos de Pedro Sánchez a convertirse en un auténtico quebradero de cabeza para la cúpula del PSOE.

Y no es para menos: Ábalos está “cabreado como un mono”, según fuentes internas, y asegura que lo han utilizado como marioneta y ahora pretenden sacrificarlo como cabeza de turco para salvar a otros nombres ilustres del socialismo español.

El detonante ha sido el avance judicial del llamado ‘caso Koldo’, una trama de corrupción vinculada con la compra irregular de mascarillas durante la pandemia, donde las sospechas se extienden peligrosamente hasta el mismísimo núcleo duro del sanchismo.

El exministro se siente abandonado por quienes hasta hace poco eran sus compañeros inseparables en la ejecutiva socialista y amenaza con tirar de la manta.

Si Ábalos decide finalmente “cantar”, podría dejar a Pedro Sánchez y José Luis Rodríguez Zapatero a los pies de los caballos, destapando secretos incómodos que pondrían patas arriba la política nacional.

De aliado a enemigo: la metamorfosis política de José Luis Ábalos

La caída en desgracia de Ábalos no es fruto del azar. Durante años fue uno de los hombres más fieles a Sánchez, acompañándole en su travesía por toda España para recabar apoyos internos y consolidar su liderazgo en el PSOE. Sin embargo, el escándalo del caso Koldo ha roto cualquier atisbo de lealtad. El propio Ábalos considera que el partido lo ha dejado solo ante el peligro: primero fue suspendido cautelarmente de militancia, después se le exigió entregar su escaño y finalmente fue expulsado al Grupo Mixto en el Congreso. Todo ello, mientras sus excompañeros votaban a favor de su investigación en el Tribunal Supremo.

El enfado monumental del exministro ha llegado al punto de preparar una estrategia defensiva que incluye reuniones secretas para decidir si revela detalles comprometedores sobre las relaciones internas del partido y las actuaciones pasadas tanto de Sánchez como de Zapatero. En círculos políticos ya se habla abiertamente del temor existente en Ferraz ante la posibilidad real de que Ábalos decida colaborar activamente con la Justicia o filtrar documentos y conversaciones privadas que comprometerían no solo a los actuales responsables socialistas, sino también al anterior presidente del Gobierno.

Sánchez y Zapatero: en la cuerda floja por las maniobras internas

La onda expansiva llega hasta José Luis Rodríguez Zapatero, cuyo nombre aparece mencionado en audios e informes policiales relacionados con presuntas comisiones ilegales y concesiones irregulares en contratos públicos dentro de la llamada ‘Operación Delorme’. La situación se complica aún más porque la Comisión Koldo en el Senado podría citar a comparecer tanto al expresidente como a otros históricos ministros socialistas.

Las conversaciones privadas recientemente filtradas entre Ábalos y Zapatero confirman una relación marcada por la pugna interna por el control de la política exterior hacia Venezuela, así como tensiones diplomáticas que afectaron directamente a la imagen internacional del Gobierno español. En estos mensajes también aflora un respaldo explícito entre ambos líderes ante ataques mediáticos y políticos, pero todo indica que esa alianza está hoy más deteriorada que nunca.

Mientras tanto, Pedro Sánchez permanece refugiado en La Moncloa sin agenda pública visible desde hace días, buscando fórmulas para contener una crisis que amenaza con poner fin prematuro a su mandato. Los socios parlamentarios exigen respuestas contundentes y sanciones ejemplares no solo para los políticos implicados sino también para las empresas salpicadas por la trama.

¿Una operación “salvar al soldado Sánchez” o un ajuste de cuentas?

La reacción del PSOE ante la crisis interna ha sido rápida, aunque muchos consideran que va demasiado dirigida a proteger a Pedro Sánchez mientras se busca un chivo expiatorio claro. El propio Santos Cerdán —otro histórico colaborador— también ha sido apartado mientras reclama indemnizaciones económicas tras perder su escaño. El PP y Vox aprovechan el momento para elevar el tono acusatorio, comparando incluso la situación española con escenarios latinoamericanos conocidos por su corrupción estructural.

Las dudas razonables persisten: ¿Fue realmente Ábalos solo un peón o conocía todos los movimientos? ¿Hasta qué punto estaban informados Sánchez y Zapatero sobre las actividades investigadas? Y sobre todo: ¿qué efectos tendría una confesión pública o judicial del exministro sobre la estabilidad del Gobierno actual? La incertidumbre alimenta todo tipo de especulaciones dentro y fuera del partido.

Curiosidades y datos llamativos

• El exministro socialista no solo fue durante años mano derecha de Pedro Sánchez, sino también interlocutor privilegiado con líderes internacionales latinoamericanos.
• Las filtraciones recientes muestran cómo WhatsApp y Telegram se han convertido en armas arrojadizas dentro del PSOE.
• El nombre de Delcy Rodríguez (vicepresidenta venezolana) aparece varias veces en las conversaciones cruzadas entre Ábalos y Zapatero, reforzando la sombra alargada del “Delcygate” sobre esta crisis.
• Las encuestas internas reflejan una caída notable del apoyo ciudadano al PSOE justo tras estallar este nuevo capítulo judicial.
• Algunos diputados socialistas reconocen en privado que temen nuevos audios o documentos comprometedores si Ábalos decide finalmente hablar sin tapujos.
• La expresión “cabreado como un mono” atribuida al exministro ya circula como meme entre periodistas parlamentarios.

La pregunta flota en el ambiente: ¿se atreverá finalmente José Luis Ábalos a dejar caer todo el peso de sus secretos sobre los hombros de sus antiguos aliados? Si lo hace, España podría vivir uno de los terremotos políticos más sonados desde los tiempos dorados del “tamayazo”.