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En la España política de 2025, donde la realidad supera a menudo cualquier guion de ficción, el caso de Santos Cerdán se ha convertido en el mejor ejemplo de cómo los escándalos de corrupción pueden rozar el absurdo. El exsecretario de Organización del PSOE ha decidido que su línea de defensa ante el Tribunal Supremo será asegurar que los polémicos audios en los que confiesa cobrar comisiones ilegales han sido generados con inteligencia artificial. Una estrategia judicial que, más allá del asombro, ha provocado carcajadas y un aluvión de críticas entre analistas, juristas y hasta en los propios pasillos del Congreso.
La trama estalló tras meses de pesquisas y filtraciones. La Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, curtida en batallas contra el crimen organizado, ha desmontado meticulosamente cada uno de los argumentos esgrimidos por Cerdán y su entorno. El informe policial es demoledor: sólo uno de los ocho audios analizados fue sometido a un tratamiento técnico, y éste se limitó a eliminar ruidos de fondo para mejorar la comprensión, sin alterar ni una sola palabra del contenido. El resto permanece intacto, tal cual fue grabado por dispositivos incautados a Koldo García, el ya célebre exasesor del exministro José Luis Ábalos.
El contexto: un PSOE bajo presión
La tormenta comenzó a gestarse en febrero, cuando la UCO localizó una memoria encriptada en casa de Koldo García. Allí aparecieron conversaciones entre altos cargos socialistas que evidenciaban amaños en concursos públicos y el cobro sistemático de mordidas. Las grabaciones no sólo implicaban a Cerdán: también salpicaban al propio Ábalos y a una red de empresarios del sector de la construcción.
En paralelo, las anotaciones recuperadas y los chats privados confirmaban la operativa: pagos en efectivo, sociedades pantalla como Servinabar 2000 SL y reuniones clandestinas para coordinar adjudicaciones millonarias. Todo ello mientras Cerdán era responsable directo del control interno de la financiación durante las primarias que devolvieron a Pedro Sánchez al liderazgo del PSOE.
La investigación policial detalla cronológicamente los encuentros grabados entre 2019 y 2023. Los lugares elegidos para las reuniones tampoco dejan lugar a dudas: desde despachos ministeriales hasta restaurantes selectos y, cómo no, la emblemática sede socialista en Ferraz.
La defensa IA: ¿ingenio o insulto?
Cuando los audios salieron a la luz —identificando sin fisuras las voces y hasta los apodos— la respuesta fue tan insólita como tecnológica: “no me reconozco”, alegó Cerdán. Su abogado sostiene que suplantaron su voz usando inteligencia artificial, una maniobra propia del género deepfake. La jugada pretende sembrar dudas sobre la veracidad probatoria y desacreditar el trabajo policial; incluso aspira a sentar precedente judicial sobre el uso fraudulento de nuevas tecnologías en casos penales.
Sin embargo, según la documentación oficial consultada, esta versión se desmorona ante el rigor forense. Los agentes emplearon tecnología británica especializada —el software CEDAR Cambridge Server— sólo para limpiar interferencias acústicas en uno de los archivos; ni manipulación ni alteración alguna. El resto de grabaciones se mantiene original, con detalles técnicos que incluso revelan fricciones compatibles con micrófonos ocultos entre la ropa de Koldo García.
La identificación no se basa únicamente en las voces: se cotejaron datos con intervenciones públicas y mensajes cruzados por WhatsApp que confirman lugares, fechas y participantes. Los agentes documentaron cómo las citas se concertaban horas antes mediante mensajes localizados en los mismos terminales intervenidos.
El efecto dominó dentro del PSOE
El escándalo ha provocado un auténtico terremoto interno. Santos Cerdán dimitió fulminantemente tras comunicarlo a Pedro Sánchez y constatar que su estrategia defensiva era insostenible ante la avalancha probatoria. La crisis institucional se agravó cuando otros dirigentes socialistas también fueron salpicados por las investigaciones.
La reacción pública no tardó en llegar. Desde tribunas periodísticas hasta tertulias políticas se subraya el desconcierto generado por una defensa tildada como un “insulto a la inteligencia humana” e incluso como un intento desesperado por convertir al acusado en víctima tecnológica para salvarse del banquillo.
La UCO desmonta a Cerdán (y Ábalos): no hubo manipulación
Uno de los puntos clave es que la empresa británica consultada por los investigadores sólo realizó tareas rutinarias de limpieza acústica; nada parecido a una edición fraudulenta o creación sintética por IA. El archivo original permanece adjunto junto al modificado (simplemente más nítido), lo cual permite al juez comparar ambos sin margen para sospechas.
Además:
- Las grabaciones incluyen referencias directas e identificativas (“Santi”, “Santos”) difíciles de replicar artificialmente.
- Se han contrastado con intervenciones públicas previas.
- Hay plena correspondencia temporal entre las conversaciones grabadas y los encuentros pactados por mensajería instantánea.
- Las ubicaciones coinciden con lugares sensibles bajo control institucional.
Todo ello ha llevado a la UCO a descartar cualquier duda razonable sobre la autenticidad e integridad del material probatorio.
Curiosidades (y algún dato más)
- La comparecencia judicial de Cerdán está programada para el 30 de junio; será entonces cuando intente convencer al magistrado —y probablemente también al público— de haber sido víctima del primer gran deepfake político nacional.
- Si prosperara semejante defensa (algo poco probable), sentaría un peligroso precedente jurídico sobre la validez probatoria frente a manipulaciones tecnológicas futuras.
- Entre las conversaciones filtradas figura una escena digna del mejor thriller patrio: Koldo García lamentándose ante Ábalos porque “el hijo de puta de Santos me ha utilizado durante quince años” mientras recapitulan billetes entregados por empresarios vascos.
- Se calcula que sólo parte del botín supera el medio millón de euros, aunque todavía quedarían cientos de miles pendientes según las propias palabras grabadas.
- Tras conocerse todo este material, Pedro Sánchez pidió perdón seis veces seguidas ante las cámaras mientras trataba —sin éxito— de contener el incendio político dentro y fuera del partido.
En definitiva, el caso Cerdán combina lo peor del culebrón político español con toques surrealistas dignos del mejor humor negro nacional. Y todo apunta a que este verano será largo para quienes pretendan defender lo indefendible… ni siquiera invocando a la inteligencia artificial.
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