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El ambiente era tenso y el salón, prácticamente desierto. La intervención de Benjamin Netanyahu este viernes ante la Asamblea General de la ONU no solo dejó imágenes de un éxodo masivo de asistentes, acompañadas de abucheos y gritos, sino que también subrayó el aislamiento internacional de Israel en una de las crisis más severas de su historia reciente. La estrategia del primer ministro ha sido diáfana: mantener una postura dura, desafiante y sin concesiones, justo cuando la presión internacional para poner fin a la guerra en Gaza y avanzar hacia una solución de dos estados es más intensa que nunca.
Durante su discurso, Netanyahu utilizó todo tipo de recursos para captar la atención tanto de quienes estaban presentes como de los que no. Desde un código QR en su solapa –así sabrán por qué luchamos y por qué debemos ganar– hasta una ronda de quiz con preguntas retóricas sobre Irán, Hamás y Hezbollah, el líder israelí buscó el espectáculo y la confrontación. Su mensaje se centró en un rechazo absoluto a cualquier posibilidad de reconocimiento del Estado palestino y en una defensa acérrima de la ofensiva militar sobre Gaza, que ya ha dejado miles de muertos y millones de desplazados.
Una sala casi vacía y un mensaje retransmitido en Gaza
La reacción internacional fue patente: muchas delegaciones abandonaron el recinto antes incluso de que Netanyahu comenzara su intervención. Solo unos pocos aliados permanecieron para aplaudir algunas referencias, especialmente cuando agradeció el apoyo de Donald Trump en relación con la cuestión nuclear iraní.
Horas antes, Netanyahu había ordenado que su discurso se transmitiera por altavoces en la frontera con Gaza, en una acción que algunos funcionarios israelíes han calificado como guerra psicológica. El mensaje dirigido a los rehenes –en hebreo desde la tribuna de la ONU– fue claro: Israel está con vosotros. No descansaremos hasta traer a todos a casa.
Rechazo frontal a la solución de dos estados
El trasfondo del discurso refleja el creciente reconocimiento internacional del Estado palestino. Países como Francia, Canadá y Reino Unido han dado pasos formales en las últimas semanas para apoyar esta vía, mientras otras naciones occidentales como Australia, Bélgica y Portugal han seguido sus pasos. Para Netanyahu, estos movimientos son inaceptables; según sus palabras, mandan el mensaje de que asesinar judíos tiene recompensa. Categorizó como suicidio nacional cualquier posibilidad de reconocer Palestina como Estado y acusó a quienes lo hacen de recompensar a los fanáticos.
Además, afirmó que cerca del 90% de los palestinos apoyaron el ataque del 7 de octubre y defendió las expulsiones forzosas de civiles en Gaza como una medida necesaria ante nuevos ataques inminentes. Insistió en que para Israel cada pérdida civil es una tragedia; para Hamás es una estrategia.
Acusaciones, presiones y consecuencias legales
El contexto internacional se torna cada vez más adverso para Israel. Netanyahu enfrenta no solo un aislamiento diplomático, sino también presiones legales: la Corte Penal Internacional ha emitido una orden de arresto contra él por supuestos crímenes contra la humanidad, mientras que el Tribunal Internacional de Justicia examina acusaciones por genocidio. Lejos de ceder ante estas presiones, se burló desde la tribuna: ¿Genocidio? ¿Es una broma?.
Mientras tanto, las hostilidades continúan intensificándose. Las ofensivas en Gaza han recrudecido en las últimas horas, resultando en decenas de muertos debido a ataques aéreos y bombardeos sobre áreas densamente pobladas. La población civil se encuentra atrapada entre dos fuegos y sufre las consecuencias derivadas de una estrategia que Netanyahu justifica como esencial para erradicar a Hamás.
Un futuro incierto para la región
La postura inflexible del Netanyahu complica aún más cualquier avance hacia una solución política. La Autoridad Nacional Palestina, liderada por Mahmud Abas, ha expresado su disposición para asumir toda responsabilidad sobre Gaza y ha solicitado que el reconocimiento internacional se traduzca en acciones concretas. Sin embargo, Israel descarta cualquier papel futuro para Hamás en el enclave y rechaza rotundamente la opción de dos estados.
Las protestas internacionales aumentan constantemente; un claro ejemplo fue el reciente ataque a una flotilla humanitaria que se dirigía hacia Gaza. La presión sobre los gobiernos europeos para actuar se intensifica notablemente. El debate acerca del papel crucial que desempeña la comunidad internacional, así como el respeto al derecho internacional y la protección civil vuelve al centro del escenario geopolítico.
Claves del discurso y perspectivas
- Netanyahu ha utilizado su intervención ante la ONU para consolidar su imagen como un líder firme dispuesto a desafiar al resto del mundo.
- Su rechazo absoluto a cualquier solución basada en dos estados subraya un distanciamiento respecto a lo demandado por gran parte de la comunidad internacional.
- La retransmisión del discurso hacia Gaza busca intimidar e influir tanto en la moralidad civil como entre los combatientes de Hamás.
- Las presiones internacionales junto con las acusaciones legales contra Israel continúan creciendo; sin embargo, Netanyahu opta por mantener una postura desafiante.
El choque entre visiones sobre el futuro regional, las divisiones internas dentro Israel y la resistencia palestina dibujan un panorama incierto lleno de tensiones prolongadas. La ONU ha dejado atrás su función como espacio consensuado; ahora es un escenario donde se libra un pulso global cuyo desenlace podría definir nuevamente el futuro del Oriente Próximo.
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