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Todo se urde en secreto, tirando de encuestas, analizando escenarios y sopesando alternativas para lograr el objetivo: dejar al socialista Sánchez sin otra opción que convocar ya elecciones generales.
El panorama político en España atraviesa momentos de alta tensión, donde el adelanto electoral se ha convertido en una jugada clave que podría cambiar el rumbo del país. El amo del PSOE quedaría todavía más en precario que ahora, si los de Ferraz sufre un revolcón generalizado en varias regiones clave, como vaticinan los sondeos.
Castilla y León y Andalucía, bajo la dirección del Partido Popular, han abierto la posibilidad de anticipar sus elecciones autonómicas a 2026.
Pero esto no termina aquí: otras comunidades gobernadas por el PP están considerando unirse a la estrategia y coordinar sus comicios con unas potenciales elecciones generales, buscando no solo mejorar la eficiencia de recursos, sino también ejercer presión sobre el Gobierno central y sobre el marido de Begoña.
Este movimiento no es fruto de la casualidad. En las filas del PP están calculando los tiempos, atentos a si Sánchez logra sacar adelante los Presupuestos Generales.
Si no lo consigue, el escenario de unas elecciones generales anticipadas se torna más factible, lo que permitiría a los barones autonómicos alinear sus urnas con las nacionales para aprovechar el desgaste del PSOE y el descontento entre la ciudadanía.
En Castilla y León, las próximas elecciones autonómicas están programadas para el 15 de marzo de 2026. Sin embargo, el presidente regional, Alfonso Fernández Mañueco, ha dejado abierta la opción de un adelanto si Sánchez decide convocar generales.
La intención es evitar una doble cita electoral en un breve periodo y aprovechar la situación nacional para fortalecer su proyecto político. Tras romper con Vox y prorrogar los Presupuestos de 2024 para 2025, Mañueco se muestra cauteloso pero no descarta ajustar su calendario si las circunstancias lo requieren.
En Andalucía, por su parte, el presidente Juan Manuel Moreno Bonilla ha sorprendido al reconocer que está considerando un adelanto electoral.
Aunque su intención es agotar la legislatura, también sopesa la idea de unir las autonómicas a las generales si Sánchez acelera la convocatoria nacional. Su razonamiento es claro: evitar que los andaluces tengan que votar dos veces en poco tiempo y, al mismo tiempo, capitalizar el desgaste del PSOE desde una perspectiva regional.
Aragón y Extremadura podrían participar de la jugada
Pero hay otros territorios que podrían sumarse a la ‘fiesta electoral’. La situación en Aragón y Extremadura añade nuevos matices al debate sobre el adelanto electoral.
En Aragón, la falta de Presupuestos y la dependencia de VOX para aprobar las cuentas de 2026 han puesto al presidente Jorge Azcón en una posición complicada. Aunque públicamente descarta convocar elecciones anticipadas, la presión derivada de la inestabilidad institucional influye en sus decisiones futuras.
En Extremadura, la presidenta María Guardiola buscaría aprovechar la crisis interna dentro del PSOE, agravada por las tensiones con el exvicepresidente Juan Antonio Gallardo y el caso del hermanísimo de Pedro Sánchez y su presunto enchufe.
Guardiola tampoco descarta un anticipo electoral que le permita consolidar su gestión y proteger su liderazgo, especialmente si se da un adelanto general a nivel nacional. La región busca estabilidad, pero el tira y afloja entre partidos junto con la debilidad socialista podrían inclinar la balanza hacia cambios significativos.
Claves del posible adelanto electoral coordinado
Las motivaciones detrás de un posible adelanto coordinado por varias comunidades populares son tanto políticas como prácticas.
Buscarían minimizar el desgaste derivado de dos citas electorales cercanas y también gestionar mejor los recursos públicos. Además, intentar movilizar votos desde una perspectiva nacional aprovechando las debilidades del PSOE; fortalecer liderazgos autonómicos bajo la marca nacional del PP, especialmente donde Vox ejerce presión o donde la gestión se encuentra tambaleante y por último, desestabilizar al Gobierno central obligando a Sánchez a actuar antes de lo esperado.
Sin embargo, hay riesgos asociados: convocar elecciones simultáneamente podría ser visto como un movimiento partidista poco bien recibido por los votantes. El PP es consciente de esto y está evaluando cuidadosamente los pros y contras junto con cómo justificar públicamente sus decisiones.
Sánchez, Junts y el juego de fechas: ¿quién mueve primero?
Mientras los estrategas del PP ajustan sus planes, en La Moncloa Pedro Sánchez analiza cuál sería la fecha más adecuada para 2026; su idea es agotar esta legislatura a menos que surja una crisis presupuestaria severa. Sin embargo, los movimientos de Junts añaden incertidumbre al panorama. El partido liderado por Carles Puigdemont observa cómo Sánchez prepara terreno para un posible adelanto electoral y lanza su propio aviso: resultados o ruptura. Ya no descartan apoyar una moción de censura presentada por Alberto Núñez Feijóo si el Gobierno no cumple con sus compromisos, dejando a Sánchez en una situación complicada.
La amenaza de Junts de respaldar a Feijóo si no hay avances concretos es más que un mero gesto; puede desestabilizar aún más una legislatura ya frágil. El Gobierno se enfrenta a desafíos parlamentarios constantes junto con una creciente presión presupuestaria; cualquier movimiento dentro del tablero político podría alterar drásticamente las alianzas e investiduras.
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