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LA SOMBRA Y EL DINERO SUCIO DE LA VENEZUELA CHAVISTA SOBRE LA POLÍTICA ESPAÑOLA

Sánchez, que rehuye poner la mano en el fuego por Zapatero, le patrocina con dos millones y le renueva un pasaporte diplomático

La multimillonaria red de intereses reabre el debate sobre ética, diplomacia paralela, corrupción socialista y uso espúreo de dinero público

Periodista Digital 20 Dic 2025 - 06:15 CET
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Cara de bobo tiene, pero de ni un pelo de tonto. José Luis Rodríguez Zapatero dista de encajar en las etiquetas de ingenuo o inactivo que le atribuyeron en su día figuras como Mariano Rajoy.

Lejos de un retiro contemplativo, ha mantenido una intensa actividad pospresidencial centrada en mediaciones internacionales con regímenes autoritarios, como Venezuela y China, y viajes frecuentes a países como Marruecos, Colombia o República Dominicana, donde confluyen intereses personales y geopolíticos.

Pedro Sánchez ha integrado a Zapatero como asesor clave en La Moncloa, influyendo decisivamente en la política exterior española. Esta proximidad se manifiesta en decisiones controvertidas: la abstención de España en condenas internacionales al fraude electoral venezolano de 2024, que impidió la presidencia de Edmundo González; el uso de la embajada española en Caracas para su extracción bajo presión de Nicolás Maduro; la omisión de felicitaciones a María Corina Machado por su Nobel de la Paz; el giro favorable a Marruecos en el Sáhara Occidental; y la defensa de rebajar aranceles europeos a vehículos eléctricos chinos, perjudicando la industria automovilística comunitaria.

La sombra de Zapatero se extiende a ámbitos donde mantiene vínculos económicos, especialmente evidentes en el rescate de la aerolínea Plus Ultra (vinculada al chavismo), que recibió 53 millones de euros públicos pese a su mínima operatividad. Testimonios como los de Víctor de Aldama —quien afirma que Zapatero presionó a José Luis Ábalos por orden de Sánchez, y que 10 millones fueron transferidos a Panamá como comisión— han intensificado las sospechas. La reciente detención de Julio Martínez Martínez (amigo cercano de Zapatero, cliente de sus hijas y presunto implicado en blanqueo) y su reunión secreta con el expresidente días antes refuerzan indicios de irregularidades.

Zapatero ha negado toda implicación en el rescate y cualquier irregularidad, pero su silencio ante acusaciones detalladas plantea interrogantes sobre la frontera entre diplomacia legítima y aprovechamiento privado de influencia. El PP lo citará a la comisión senatorial del caso Koldo para aclarar estos extremos.

Los indicios sugieren que Zapatero prioriza beneficios propios y de aliados autoritarios sobre intereses nacionales, explicando su apoyo incondicional a Sánchez: su permanencia en el poder preserva un statu quo ventajoso para el expresidente, aunque no necesariamente para España.

La situación se asemeja a un sainete político: Sánchez se muestra reticente a “poner la mano en el fuego” por Zapatero, mientras su Gobierno ha financiado y respaldado al lobista asociado con el expresidente utilizando recursos públicos y otorgándole privilegios diplomáticos. Todo esto ocurre en un contexto donde el patrimonio inmobiliario de la familia del exlíder socialista crece exponencialmente y sus vínculos con el régimen chavista se convierten en una constante en la política exterior no oficial de España.

Lo que comenzó como una relación de mentor y delfín entre Zapatero y Sánchez ha evolucionado hacia un complejo rompecabezas: un presidente que se distancia verbalmente de su predecesor, pero cuyas decisiones administrativas y presupuestarias han reforzado el entramado político, económico y diplomático donde opera el exjefe del Ejecutivo.

El apoyo al lobista y la renovación del pasaporte diplomático

La Moncloa ha destinado al menos dos millones de euros en recursos públicos al lobista vinculado a Zapatero y le ha renovado un pasaporte diplomático en junio, permitiendo así una cobertura oficial para sus gestiones internacionales con regímenes como el de Nicolás Maduro.

Esto implica tres aspectos políticamente sensibles:

Mientras Sánchez evita blindar a Zapatero con declaraciones de confianza absoluta, su Gobierno ha permitido que ese lobista actúe bajo una cobertura institucional que no concede ningún Ejecutivo con ligereza. Esta contradicción genera una percepción de doble discurso: precaución ante los micrófonos, continuidad en el Boletín Oficial del Estado.

En el ámbito político interno, la oposición ve este caso como un signo de algo más profundo:

De patrimonio modesto a imperio inmobiliario

El contexto económico que rodea a Zapatero acentúa la relevancia del caso. Al dejar La Moncloa en 2011, declaró un patrimonio inmobiliario de apenas 37.258,67 euros, correspondiente a una parcela en León, sumando un patrimonio total ligeramente superior a 209.000 euros.

Desde entonces, los datos publicados por diversos medios muestran una transformación asombrosa:

Entre las propiedades más notables destacan:

El panorama final es evidente: aquel exjefe del Gobierno que salió de Moncloa con un perfil patrimonial relativamente modesto ha edificado hoy un imperio inmobiliario valorado en varios millones, realizando operaciones en algunas áreas más caras del país y demostrando una notable habilidad para adquirir propiedades por debajo del precio habitual del mercado.

El “embajador” del chavismo y la diplomacia cuestionable

Este crecimiento patrimonial está estrechamente ligado al papel que desempeña Zapatero como intermediario ante Nicolás Maduro. Su nombre aparece frecuentemente en:

En este marco, renovar un pasaporte diplomático para un lobista vinculado a este entorno genera una imagen difícilmente aceptable: un Gobierno europeo apoyando, aunque sea indirectamente, canales comunicativos con un régimen señalado por torturas, presos políticos y manipulaciones electorales.

La etiqueta no oficial “embajador de los torturadores chavistas” que ha emergido en parte del debate público no es meramente provocativa: refleja una preocupación legítima sobre hasta qué punto esta diplomacia paralela está legitimando un sistema político cargado de denuncias internacionales.

Mentor político, relato guerracivilista y giro estratégico

En clave interna, la influencia de Zapatero dentro del PSOE actual va mucho más allá del caso venezolano o los chalés lujosos. El expresidente ha sido uno de los principales artífices:

Fuentes cercanas al entorno socialista han advertido durante años sobre la influencia ejercida por Zapatero desde tres perspectivas:

  1. Ideológica: consolidación del eje izquierda‑nacionalismos frente a la derecha constitucionalista.
  2. Discursiva: énfasis en un relato sobre “bloque progresista” que reinterpretan tanto la Transición como la Constitución del 78.
  3. Pragmática: normalización e interlocución con aliados previamente considerados inaceptables, desde el chavismo hasta ciertas formaciones independentistas.

En este tablero complejo, Sánchez ha encontrado en su predecesor un valioso mentor para construir alianzas complicadas pero numéricamente necesarias. Sin embargo, surge el dilema cuando esa mentoría política se cruza con intereses privados, negocios familiares y redes externas.

Los negocios familiares e hijas emprendedoras

El crecimiento patrimonial familiar no puede explicarse únicamente mirando al expresidente; sus hijas también han cobrado relevancia económica:

Paralelamente:

La cuestión política no radica tanto si las actividades empresariales son legales —no hay indicios penales conocidos— sino si se benefician indirectamente del capital político acumulado por su padre gracias a sus relaciones con gobiernos extranjeros o lobbies.

En una nación sensible ante temas relacionados con corrupción e influencias indebidas, esta combinación resulta explosiva:

Todo esto se adereza además con el respaldo público otorgado por parte del actual Gobierno hacia un lobista cercano al entorno familiar junto a la concesión reciente de un pasaporte diplomático que facilita sus gestiones ante cancillerías internacionales.

Un triángulo incómodo lleno de curiosidades

El triángulo formado por Sánchez-Zapatero-Venezuela presenta datos interesantes que ayudan a entender por qué esta situación incomoda tanto a La Moncloa:

Mientras tanto el Gobierno insiste constantemente sobre su narrativa vinculada hacia regeneración ética pública; sin embargo toda esta historia relacionada entre lobistas patrocinados junto pasaportes renovados coexiste milagros patrimoniales logrados tanto expresidente como su familia convirtiéndose así mismo dentro tipo relatos políticos difíciles explicar…y absolutamente imposibles ignorar para analistas críticos hoy día.

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