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El astrolabio que Bieito Rubido publica este 2 de noviembre 2016 en ABC tiene más interés que nunca porque da algunas pinceladas de lo que puede ser el próximo Gobierno de Rajoy. Y hay que prestarle atención al director del periódico de Vocento porque no es de los que se tira a la piscina sin comprobar antes que haya agua.
Rubido da cuatro pistas:
(1) Habrá hasta seis caras nuevas.
(2) Es casi seguro que cree una nueva cartera.
(3) Los ministros económicos le han dado las suficientes satisfacciones como para mantenerlos.
(4) No parece aconsejable concentrar demasiado poder en un solo miembro del Gobierno.
Pero mucho más interesante es lo que conjetura sobre la necesidad de «una estrategia de comunicación proactiva y no defensiva, como hasta ahora».
Esto daría validez al rumor que circula en los pasillos del Congreso sobre la salida de Carmen Martínez Castro como secretaria de Estado de Comunicación y a la que le podría caer hasta un nuevo ministerio cercano a la Presidencia.
Lo que cuesta creer es que Rajoy pase al ataque en una materia en la que ha fracasado estrepitosamente cometiendo el error sorayesco de dejar las televisiones en manos de sus enemigos y en la TV pública en manos de inútiles e incompetentes.
Rajoy fabricó de sí mismo la imagen de un hombre de silencios siempre a la espera de los acontecimientos. «Su caso es el de un hombre parsimonioso y comedido que tiene la virtud de la paciencia gracias a padecer el defecto de cierta falta de carácter», escribió el genial José Luis Alvite. —Hermann Tertsch acusa a las televisiones de Podemos de intentar «romper al PSOE» durante el Comité Federal—
Pero la estrategia mediática sorayesca fue mucho menos compostelana y más sibilina: dejar crecer a Podemos por interés partidista. «Les conviene», les dijeron. Y en Moncloa se lo tragaron y mordieron el anzuelo. —LaSexta y Cuatro encumbran al nuevo telepredicador de la izquierda—
CONSTRUCCIÓN DE UN RELATO
En el camino salvaron a PRISA y a Juan Luis Cebrián con oxígeno financiero, porque Rajoy no quería otro Desastre de Annual ante el polanquismo como el que casi se lleva puesto a Aznar y, además, tiene buena amistad con Ignacio Polanco.
Pese a todo, el problema en materia de comunicación del Gobierno de Rajoy es mucho más profundo: porque comunicar es adelantarse a los acontecimientos, no esperar a que sucedan como dicta el ‘marianismo’. Una política eficaz en comunicación es hacer política en términos de opinión pública, no esconderse detrás de un plasma. —El clamoroso silencio de la izquierda mediática con el ‘Irángate’ de Podemos—
En otras palabras, no es llamar a los directores de la prensa de papel para leerles la cartilla sino construir un relato que todo el mundo entienda. Y esto no se arregla con un ejército de community managers.
Ignacio Camacho lo clavó cuando dictaminó en una columna del 6 de abril de 2016 que Rajoy había «maltratado a sus electores acumulándoles perjuicios sin darles atisbo de respiro» y dando la imagen de un «poder desenganchado, ensimismado, falto de sensibilidad, que además cedía a sus adversarios toda la cancha de discusión pública».
Cuando Rajoy consiguió hacer realidad el ansiado objetivo de la recuperación económica se encontró con que las televisiones estaban más interesadas en darle cancha a Podemos que al paro, que ya no era noticia. «Tú zapeas y en todas las televisiones, incluida TVE, están atacando al Gobierno», clamaba Hermann Tertsch en 2013.
El error garrafal que cometió este Gobierno es haber creado una dinámica en la que todas las televisiones competían con laSexta a ver quien decía la mayor barbaridad, a ver quien agitaba más la calle con los antisistema. «Eso tiene que ver con la dejación del Gobierno y la falta de política. Realmente no se están defendiendo los propios intereses», apostillaba Tertsch. —Tertsch: «Tú zapeas y en todas las televisiones, incluida TVE, están atacando al Gobierno»—
Si Rajoy entiende por comunicacion proactiva la construcción de un relato de Gobierno, la defensa de unas ideas y valores con los que no se negocia, (en esto Zapatero fue un maestro vendiendo sus logros ‘sociales’ a golpe de marketing televisivo) puede que acierte a largo plazo. Pero entonces no sería Rajoy….
Para remachar, decía Luis Ventoso el 29 de octubre de 2016 en su columna en ABC –Mejor otro– que:
Nunca deja de pasmarme el entusiasmo de los informativos de TVE, la televisión pública española, por entrevistar a personajes que apoyan abiertamente la sublevación para romper España.
El señor Homs se ha aburrido en los últimos cuatro años de insultar a los españoles, preferentemente llamándonos ladrones, y está encausado por violar la ley.
Sin embargo es un habitual en las entrevistas de RTVE, donde lo interrogan con guante blanco, pulcro tacto y afectuosas sonrisas de acogida. Algo insólito en un medio que por definición debería servir para vertebrar España y defender su cultura e intereses.
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