El pasado sábado quien esto escribe y firma celebró el 12 de octubre como corresponde a todo español de bien, con el acicate, en esta ocasión, de ciscarme en el expresidente de México, Andrés Manuel López Obrador, su sucesora electa Claudia Sheinbaum Pardo y los políticos populistas y oportunistas españoles: Gerardo Pisarello, Javier Sánchez Serna, Jon Iñarritu, Ana Pontón, Irene Montero y Ada Colau, que, a pesar de la recomendación del Gobierno de que no lo hicieran, acudieron a rendir pleitesía a ambos mexicanos descendientes de hispanos, después de que los dos primeros se negasen a invitar al Rey de España Felipe VI a la ceremonia de toma de posesión de la segunda.
Y para celebrar como es debido una fecha tan significativa para todos los que formamos parte de la cultura hispana y de ese inmenso imperio (entre los siglos XVI y XIX), también denominado Monarquía Hispánica y más tarde Reino de las Españas, en el que no se ponía el sol (alcanzó los 14 millones de kilómetros cuadrados, casi la séptima parte de la superficie de las tierras emergidas del planeta) y todos éramos iguales ante la ley e integrados en la Patria, he presenciado el tradicional desfile militar, contemplado las imágenes de la recepción de los Reyes en el Palacio Real a más de 2.000 personas y tenido en cuenta las doce razones expuestas para esta ocasión por la entidad independiente The Hispanic Council, dedicada a la producción de ideas e investigaciones (think tankin) sobre la Hispanidad, y cuya labor en favor de esta causa, impulsada por su presidente y socio fundador, Daniel Ureña Uceda, contribuye desde hace años a fortalecer los lazos culturales entre Estados Unidos y España mediante la divulgación de la herencia hispana compartida, impulsar el uso del español en Estados Unidos y analizar y difundir la contribución de los hispanos al crecimiento y desarrollo de Estados Unidos desde el ámbito político, económico, cultural y social.
El 12 de octubre nos ha brindado otra vez la oportunidad de reflexionar sobre nuestra Historia, nuestras raíces y todo lo que “nos une como comunidad diversa y vibrante” que somos y la parte más alegre del mundo, desde nuestro idioma, el español, hasta nuestra diversidad cultural, y divulgarlo entre las nuevas generaciones para que no se pierda un vínculo que va mucho más allá de las modas, los intereses bastardos de determinados políticos y las estrategias de los mandatarios para mantenerse en el poder, dividir a la sociedad, hacerla más débil y subsidiar votos.
Y las doce razones de este último 12 de octubre, Día de la Hispanidad, no pueden ser más ciertas e importantes, a juicio de The Hispanic Council:
1. Nuestro idioma: el español como puente global
Con 580 millones de hablantes nativos, el español es la segunda lengua materna más hablada del mundo, que no solo nos conecta entre nosotros, sino que nos abre puertas en todos los continentes. Es un puente que une culturas, países y personas, permitiendo que nuestras voces se escuchen a nivel mundial.
La Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), creada en México en 1951 y que agrupa a las veintitrés corporaciones de América, España, Filipinas y Guinea Ecuatorial que comparten la responsabilidad de mantener la unidad y el buen uso del español, hoy patrimonio común de 580 millones de personas, es una entidad única en su clase al servicio de la política lingüística panhispánica y que preside con acierto Santiago Muñoz Machado, director de la RAE, vicepresidente de la Fundación pro Real Academia Española y consejero nato de Estado.
2. Nuestra identidad mestiza
El mestizaje es una de las características más distintivas de la identidad hispana. La fusión de culturas ha dado lugar a grandes expresiones artísticas, tradiciones y costumbres que son únicas. Nuestra identidad mestiza es motivo de orgullo, reflejando la riqueza de la diversidad que nos define.
3. Nuestras ciudades: centros de cultura y desarrollo
Las ciudades hispanoamericanas, como Ciudad de México, Lima, Buenos Aires, Panamá, Acapulco, Manila, Madrid, Sevilla o Barcelona, no solo son importantes por su historia, sino también por su rol en el mundo moderno. Estas metrópolis han evolucionado hasta convertirse en centros vibrantes de cultura, innovación y desarrollo económico, siendo punto de encuentro entre lo tradicional y lo contemporáneo.
4. Nuestra música: ritmos que conquistan el mundo
La música hispana es un fenómeno global. Ritmos como el reguetón, la salsa, el flamenco y el trap resuenan en nuestras fiestas y en escenarios internacionales. Este mes de octubre, más de diez artistas hispanos figuran en las listas de éxitos mundiales, mostrando que nuestra música es sinónimo de alegría, pasión y éxito.
5. Nuestra gastronomía: un legado culinario sin igual
La gastronomía hispana es una de las más ricas y diversas, y su influencia ha llegado a cada rincón del planeta. Desde los famosos tacos de México, llenos de sabor y tradición, hasta la paella de España, símbolo de unión en una mesa familiar, pasando por el ceviche peruano y el asado argentino. Nuestra cocina no tiene fronteras.
6. Nuestro alcance global
Somos más de 580 millones de hispanos en más de 23 países, y nuestra influencia sigue creciendo. No hay otra comunidad en el mundo que comparta una identidad tan rica y diversa, dispersa en tantos rincones del planeta. Desde el sur de América hasta Europa y Asia, el mundo hispano está presente.
7. Nuestra influencia económica
Los países hispanos son motores importantes de la economía mundial. Argentina, México y España, entre otros, han sido fundamentales en la producción global de bienes y servicios, y sus economías continúan creciendo, impulsando el Producto Interno Bruto (PIB) mundial.
8. Nuestra pasión por el deporte
El deporte es una de las formas más puras de unir a las personas, y nadie lo vive con tanta pasión como los hispanos. Desde el fútbol, que despierta emociones indescriptibles en nuestras selecciones, hasta las recientes victorias de Carlos Alcaraz en el tenis, celebramos juntos cada triunfo. Somos una comunidad que vibra y se une en torno al deporte, celebrando victorias como si fueran nuestras.
9. Nuestras letras: la literatura como legado
La literatura en español es uno de los patrimonios más valiosos que tenemos. Desde los clásicos y Cervantes hasta las obras contemporáneas de autores como Gabriel García Márquez, Isabel Allende, Jorge Luis Borges, Mario Vargas Llosa,…nuestras letras han dejado una marca indeleble en la historia de la literatura mundial. Y con los éxitos de Elvira Roca Barea, Imperiofobia y Leyenda Negra, y Fracasología: España y sus élites, y de Juan Marcelo Gullo Omodeo, Madre Patria, desmontando la leyenda negra y Nada por lo que pedir perdón, sacudimos los complejos y contamos las verdades del barquero. Leer en español es sumergirse en siglos de historias que reflejan nuestra identidad, nuestras luchas y nuestras alegrías.
10. Nuestro cine: historias que merecen ser contadas
El cine hispano está en auge. Películas como «La Sociedad de la Nieve» o «Madres Paralelas» llegan a un público global y el cineasta José Luis López-Linares firma magistrales documentales que recuperan nuestra historia común, como España, la primera globalización e Hispanoamérica, canto de vida y esperanza. Contamos nuestras propias narrativas, llenas de matices y emociones que solo el cine puede capturar.
11. Nuestra diversidad cultural
El mundo hispano es una rica mezcla de culturas, tradiciones y costumbres. Desde el colorido Carnaval de Barranquilla, en Colombia, hasta las fiestas de San Fermín, en España, celebramos nuestra diversidad con alegría y orgullo. Aunque somos diferentes, estamos unidos por un hilo común: nuestro idioma, nuestra historia y nuestro deseo de celebrar lo que nos hace únicos.
12. Nuestra comunidad: unidos por un legado compartido
Más allá de las diferencias geográficas, el legado hispano nos une como una gran comunidad. Compartimos un idioma, una historia y un futuro común. Esta hermandad es el verdadero tesoro que celebramos el 12 de octubre: un legado compartido que trasciende fronteras y nos conecta.